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¿En que siglo estamos?

Toda la vida me gustó leer sobre historia. Comencé leyendo la historia de las cosas, del planeta, del universo y de a poco me metí en la historia de grandes civilizaciones antiguas, con sus personajes, sus costumbres, fortalezas y debilidades. Me apasioné por esta historia, por la historia de héroes y villanos, reyes y tiranos. Sistemas de gobierno, de cultivo, sociales, políticos y bélicos.

Con el tiempo me empecé a interesar mucho en la historia Argentina, no porque fuese más linda, heroica o sublime que otra (ni menos, ojo) sino porque es la mía, es mi historia, la de mi tierra, la de mi gente, la de mis costumbres.

Había una gran revista que se llamaba “Todo es historia” y, además de leerla, utilizaba esa frase cotidianamente en mi vida y en mi léxico.

Con el pasar de los años (y las lecturas) he cambiado esa frase por una propia, a la que denomino “todo es política”, porque la política hace la historia, la política es el disparador que genera hechos, víctimas y victimarios, ganadores y perdedores, toda la historia del ser humano es historia política. La historia de todas las cosas generadas por el hombre tienen un trasfondo político. Intereses, enemigos, aliados, oportunidades, manejos, diplomacia, etc.

Esta pasión que tengo me ha llevado a sorprenderme, históricamente, por hechos sucedidos hace ya varios siglos, cosas que pasaron hace mucho y que uno cree que sucedieron por la ignorancia de las personas de otros tiempos, la falta de educación o, teóricamente, un nivel de evolución humana inferior al que hoy mundialmente gozamos.

Entonces solía sorprenderme cuando leía que poderosos reyes manejaban a sus feudos con comida, sobras y promesas de seguridad. Me llamaba mucho la atención como unos pocos “iluminados” (que de iluminados no tenían más que la luz diurna) podían movilizar masas no pensantes hacia donde les plazca y hasta hacerlos matar y morir por causas absurdas y egoístas. Me ponía en el lugar de la gente común y me asustaba el hecho de pensar como muchas veces un pequeño grupo de bárbaros irrumpían civilizaciones pacíficas, robando e incendiando todo a su paso, matando niños y ancianos, violando mujeres y diezmando sociedades civilizadas sin que nadie haga nada, dejándolas yermas para siempre o con sus economías desvastadas por años. Por otro lado también me asustaba pensar que un grupo de poderosos podía manejar el destino de una nación, hundirla en la mismísima pobreza, hambre y deshonra mientras ellos disfrutaban de lujuriosos banquetes, jactándose de su posición y humillando a su pueblo, promoviendo el fratricidio y promulgando disputas internas para controlar mejor las masas. ¿Cómo podían ser tan idiotas esas masas, tan escuetas y cortas?

Me causaba mucha conmoción leer como una nación explotaba sus recursos naturales por plata, vendiendo patria, cagándose en sus coterráneos. Generando esclavos en condiciones laborales infrahumanas, desvalorizando la vida al punto de asemejarlos a animales. ¿No pensaban es sus hijos, en las sociedades venideras, no pensaban en nosotros?

Leía con desprecio como “por deporte” tantas naciones se pasaron por donde no da el sol tantas especies animales y las extinguieron así sin más, sin necesidad, solo por placer. ¿Cómo podía haber gente tan estúpida y asquerosa?

¿Qué se le pasaba a esa gente teóricamente menos evolucionados que nosotros? ¿Qué pensaban esos que libraban guerras por un pedazo de tierra? ¿Cómo dormían esos gobiernos cuando les hacían tanto daño a sus propios pueblos? ¿Cómo soportaba esa gente tan ignorante tantos abusos, tanta agonía? ¿Cómo podía ser tan injusta la vida? ¿Nadie hacía nada? ¿Nadie les ponía un límite? ¿Eran dioses? ¿Intocables? ¿Cómo podían tantos millones de personas ser tan estúpidas y dejase llevar como rebaños absurdos?

Mientas más leo, más pienso… ¿en que siglo estamos?

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