/“Sos un salame”, “Qué pan dulce”, y otros famosos insultos gastronómicos

“Sos un salame”, “Qué pan dulce”, y otros famosos insultos gastronómicos

Salame, perejil, papafrita y ñoqui son algunos de los alimentos que usamos para maltratar al prójimo. En esta nota, el origen de cada uno.

Es cierto que cada lenguaje tiene su glosario de palabrotas para degradar al otro. En el diccionario argentino de la maldad hay un capítulo aparte para los llamados “insultos gastronómicos”, que se sirven de comidas, frutas y verduras para molestar a los demás. Aquí les contamos el origen de algunos de ellos y cuáles son las implicancias de que, por ejemplo, nos digan que somos unos verdaderos perejiles.

1. Sos un SALAME.
Clásica expresión argentina para despreciar a quien consideramos bobo. En lunfardo, se usaba la palabra salame -tonto, torpe- para nombrar al primer novio que la nena traía a casa; el infeliz dejaba de llamarse así sólo cuando los hermanos de la muchacha finalmente lo aceptaban en la familia. ¡Ojo! No confundir “salame” con “salamín”. Este último se refiere más bien a un tipo olvidadizo, despistado y atolondrado.

2. Sos un PEREJIL. Bien aplicado, puede resultar devastador. Por su escaso valor económico, el perejil es desde los ´70 la yapa que se da en las verdulerías a algunos clientes. Es decir: nadie nota la diferencia si no está en la bolsa de los mandados. Un auténtico perejil es tan poca cosa que ni regalado es importante.

3. ¡Pero qué PAPAFRITA! Un papafrita no necesita presentación. Sabemos que es un gil (o perejil) que se recibió con el mejor promedio en la Universidad del Salame. Otra vez, el lunfardo es responsable de este insulto, ya que considera que un papafrita es un tonto con honores, al igual que un papanata o un paparulo. La papa es un tubérculo que ha dado, sin dudas, muchísima letra para ofender al prójimo, pero también para elogiarlo (una mujer hermosa es una papa) o para decretar una verdad absoluta (aquí está la papa). Y por qué no para decir que algo es fácil (es una papa).

4. ¡Que no juegue! ¡Es un QUESO! El queso tiene muchas acepciones. En lunfardo, puede utilizarse para nombrar a una mujer hermosa (¡es un queso!) o para referirse a la repartija de una ganancia oportunista (dividir el queso). Ahora, si queremos dañar al otro, también podemos decirle “queso”, que en el argot criollo significa “torpe”, pero lo más probable es que no nos entienda porque se trata de un insulto bastante pasado de moda. Sólo en el fútbol esta palabra adquiere brillo propio y es lapidaria. Estar en la tribuna de All Boys y gritarle al Ogro Fabiani que es un queso sería el ejemplo perfecto.

5. ¡Qué PAN DULCE! Una mujer entra en un local con un pantalón blanco ajustado y alguien dice: “¡Pamela qué pan dulce!”. Ese spot de tevé de los ´80, de la marca de panificados Pamela, le dio larga fama a la expresión, aunque “pan dulce” ya figuraba en el diccionario de lunfardo como sinónimo de “pavo” o “asentaderas”. Aquí no estamos hablando de un insulto sino de un elogio un poco subidito de tono a las posaderas de nuestras féminas.

6. Este es un ÑOQUI. La gastronomía también es cruel con la haraganería de los empleados públicos. En la Argentina y Uruguay se denominan “ñoquis” a los que no trabajan durante todo el mes y se presentan solamente para cobrar. Este término nació de los empleados del gobierno que, sin despeinarse, aparecían en las ventanillas sólo para buscar su sueldo los días 29, mismo día en el que la tradición indica (sin motivo aparente) que todos debe comer una porción de la clásica pasta italiana. ¡Qué ridículo es todo!

7. Sos un PANQUEQUE. Se utiliza para describir a los que cambian de opinión en forma oportunista (“darse vuelta como un panqueque”). Su uso es ideal para describir a un buen puñado de políticos y mentirosos compulsivos. Una de las tantas expresiones a las que dio fama Diego Maradona. Luego del mundial de México 1986, llamó panqueques a todos los periodistas que habían criticado a la selección argentina antes de que saliera campeón y hablaron maravillas del equipo tras su coronación.

8. Creo que esta mina es TORTA. Aunque en el diccionario lunfardo se utiliza la palabra torta, tortera o tortillera para referirse al lesbianismo, la explicación tiene otras raíces. Según se consigna en distintos blogs, la expresión viene de una novela del escritor cubano Severo Sarduy, llamada Maitreya. La historia incluía un personaje que siempre llevaba una tortilla sin huevos, en referencia a los genitales masculinos, algo así como una “falsa tortilla”. Tanto en Cuba como en otros países hispanoparlantes (empezando por España) se sirven de este término para nombrar despectivamente a la homosexualidad femenina.

9. Cabeza de MELON. Un melón no sólo es un cabeza hueca, como la fruta misma. Es también un cabezadura empedernido, que encuentra el status máximo cuando se le concede el mote de “melonazo”, un título de nobleza sin parangón en la alta alcurnia de los imbéciles. Ya lo decía la letra de la canción de Los Twist: “Mocasín… ¡sos un melón!

10. ¡ MANZANA! No es un insulto sino un código de barrio para reforzar una afirmación o un sentido de pertenencia. A esa conclusión llegamos luego de golpear las puertas de casi todas las oficinas culturales del país y molestar a los eruditos de la lengua española. Nadie supo explicarnos porque se dice “manzana” para afirmar que “está todo bien”. En este caso, nos damos por vencidos. Ojalá que nadie se enoje y que esté todo manzana.

Fuente: www.planetajoy.com

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