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5 maneras de resfrescarte en el verano mendocino

A esta altura deben suponer que tengo un problema con las estaciones y el clima, porque ya hablé del verano con ¿Tenés ganas de qué llegue el pegajoso verano? (aaaw mi primer nota del Mendo), de la playa con los Típicos personajes y situaciones de la playa, y por supuesto mis Sarpadas recomendaciones para las vacaciones de invierno.

Pero me faltan las recomendaciones para pasar el verano en Mendoza, una época maravillosa de nuestra provincia, que por la cercanía con la montaña hace que tengamos unos días agobiantes y noches frescas. Aunque a veces llegan las últimas horas del día y tampoco baja la temperatura, dando una sensación hermosa de derretirse todo el día como helado en manos de nene de 3 años.

Si en las zonas húmedas uno siente cocinarse al vapor, acá uno se rostiza a llama viva, porque el sol pega directo, cual rayo con lupa. El viento, como el hermoso zonda, caliente, con tierra y bien pesado hace que aparte de bien cocido uno se sienta empanizado.

Ya sea porque te quedan días de vacaciones sin ocupar, porque no te fuiste a ningún lado o aún peor tenés que trabajar, voy a brindarte propuestas fáciles y económicas para refrescarte:

Guerra de bombitas: estarás pensando que ya sos un boludo grande para hacer semejante cosa, pero no. Puede ser una oportunidad perfecta para volver a la infancia, agarrártela con tus amigos, darle sin asco al salame infumable del grupo. ¿O por qué no con esos vecinos que no soportas? ¿No sería maravilloso cagar a bombazos a los pendejos del vecino que no te dejan dormir por jugar en la pelopincho? Creo que me deje llevar por cuestiones personales, de todas maneras aquellos afortunados que tengan, pueden llegar a apretar el pomo y divertirse aún más.

Balnearios públicos: ¿Cómo perderse la oportunidad de frecuentar un balneario público en estas vacaciones? Es un amontonamiento de humanidad semi desnuda fascinante, el aroma a  pis con cloro es parte del ecosistema natural de esos lugares.

Si no fuera que las de acá son de cemento, metidas en la tierra, estoy segura que con la gente que meten adentro un domingo, esto pasaría:

Un recurso mendocino por excelencia, aunque esto no les guste a los del departamento de Irrigación, es bañarse en los canales. Sin revisación, la mugre que te rodea (gracias a los que tiran todo a la cuneta), y ese color chocolate del agua que matiza todo lo que puede correr en ella, hace que sea una opción diferente a considerar.

Pelopincho: Esta bien, no voy a dejar de lado el superclásico de la infancia, la ilusión de pileta privada a bajo costo, la posibilidad de encallar libremente sin miedo a ser observado, el refugio rápido de la siesta antes de ir al trabajo, el cuadradito de caño y lona hacia la felicidad…la amada pelopincho. ¿Quién no se sintió millonario flotando en el cocodrilo inflable del hijo con una cerveza en la mano? Que bella imagen, a veces la felicidad está más cerca de lo que imaginamos…

Nou aire acondiccioner: Ya sea porque se te rompió, porque no tenés o porque querés evitar una factura en dólares que no vas a poder pagar. Hay algunas opciones para hacer en casa:

Seguir el ventilador.

Se me pianta un lagrimón de sólo recordar el implemento básico para refrescarse en la infancia: el típico “fuentón”. Esos de chapa galvanizada multiusos que después servían para hervir frascos, pero hay que reconocer el paso del tiempo, y puede que no tengas, pero lo más realista es asumir que no entras en uno ni en pedo, te doy la opción de pobre alternativa:

Recurrir al sapito o aspersor.

Pero antes tenés que elegirlo:

El poder de la mente: Sin patio, pileta, manguera, aspersor, estás en la absoluta pobreza y encima tenés que trabajar, no queda otra que un verano con imaginación:

¿Quién no ha soñado con vivir en la heladera?:

¿Por qué no fantasear con el Caribe?:

Aunque las paletas y helados bailando creo que ya cuentan como delirio.

O mejor…cumplir el sueño de todo ser humano:

Bailar en cerveza fresca.