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5 razones por las que el hombre no quiere tener sexo

La mayoría de las veces, y por no decir siempre, los hombres pensamos en ponerla. Cuando conocemos a una mujer por primera vez, el pensamiento número uno que se nos viene es la duda si se la ponemos sobrios o con una cantidad considerable de alcohol encima. Por ejemplo, si está riquísima esbozamos un “a esta se la pongo un lunes por la mañana a carita lavada”, pero si viene medio pelo cambiamos por un “con 3 ferneces se la mando a guardar”. En fin, la cosa es que tarde o temprano la copulación es inminente.

Pero lo que muchas mujeres desconocen, es que hay veces que nosotros no tenemos ganas de ponerla. Pero a diferencia de estas féminas, en nuestro caso solamente existen cinco razones.

Razón N°1

Sábado al mediodía, salís del laburo con más sueño que pibe en asiento de bondi con embazada pagando pasaje. Lo único en lo que pensás es en llegar a la casa, comer junto a tu terroncito de azúcar y clavar una siesta tan épica que dentro de unos años los libros de historias hablarán de eso. Ya almorzado y de sobremesa, justo antes de dirigirte a la cama te llama Juan Carlos diciéndote que le abras que está abajo con algo para vos. Tocás el portero eléctrico y en menos de 2 min lo tenés en la puerta. Le abrís mientras lo puteas en el pensamiento por cortarte tu desvirgada hacia la siestas sabadoriana hasta que…

– ¡Roberto! ¡Mirá lo que te traje!
– ¡No Juan Carlos! ¡Toda mi vida estuve esperando este momento!

Y es así que entre sollozos y lágrimas de alegría le recibís la bolsita con el “Pro Evolution Soccer 2013 Niembro Style” con los comentarios de Fernando y la nueva opción de parar el partido y que todos los jugadores empiecen a putearlo hasta que muera. Te ponés con la Play3 y pasas frente a la tele todo el fin de semana. Algunos momentos serán interrumpidos por tu mujer para que por lo menos le des un garche rapidito, pero vos inmutable te quedás viendo cómo Messi y Cristiano Ronaldo se unen para maldecir al viejo gagá.

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Razón N°2

El gordo Federico por fin la pegó con un nuevo y lucrativo laburo y para festejar invitó a toda la banda a comer. El punto de reunión es el viejo bodegón “Coma hasta quedar como Lilita Carrió”, atendidos por sus propios dueños. Este hermosísimo lugar tiene la fabulosa modalidad de tenedor libre, por lo que te sentás con más hambre que jugador de Murialdo y empezás a comer tipo 20.00hs. Que picada, que entrada, que pancitos con mayonesa, que costillar, que chivo, etc, etc. Ya siendo casi la 1am no das más. Tenés miedo a estornudar y que un pedazo de berenjena en escabeche salga propulsado como chinche que va para techo de quincho. Vos y todos no pueden ni jugar un truco. Tienen la fabulosa idea de tomar un fernet “porque es digestivo”. Lo único que lográs es llenar tu panza de gas y tener más ganas de morir que de vivir. Atrás quedaron esos comentarios de ir a visitar a mujeres que alquilan cariño. Lo único que deseás es teletransportarte a tu cama y dejar que la digestión termine su trabajo. Llegás, la bichi ya te está esperando en la cama y entre eructos con timidez esbozás un “Gorda, estoy partido, no me pidas nada que ya tiré la toalla”. Y es así que la fémina no solo se queda sin el garche, sino que la inundás de pedos inmundos toda la noche.

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Es ahí cuando te preguntás, después de tantos años de convivencia,
en que fallaste al indicarle el lugar que ocupa el fútbol en tu vida.

Razón N°3

Bien es sabido que el sexo no solo se practica en horas nocturnas. Cuando a vos o tu pareja le agarra la calentura, no hay hora que no valga. Pero… sí, siempre algo pasa. Terminás de hacer el tremendo asado del domingo, una cerveza helada te espera en el freezer, el Sebastián ya está mensajeándote para confirmarte que ya compró unas papitas y los puchos. Todo está Chiche bombón, te sentás en el sillón y los equipos ya están dentro de la cancha. Y justo en ese momento, justo ahí, viene tu mujer a insinuarte que podrían tener una cita en los montes. Es ahí cuando te preguntás, después de tantos años de convivencia, en que fallaste al indicarle el lugar que ocupa el fútbol en tu vida. Pero sin darte cuenta, el Sebastián ya está sentado al lado tuyo y ya van 15´del primer tiempo. 15´perdidos en una reflexión sin importancia, que seguramente será motivo de discusión a la noche, en la cama, en donde ella, una vez más, volverá a quedarse sin ponerla.

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Razón N°4

A través de los años, por distintas circunstancias de la vida podemos dejar amigos en el camino, también podemos dejar trabajos por más placenteros que parezcan, incluso podemos dejar de pensar en amores no correspondidos. Podemos dejar muchas cosas. Podemos dejar de comer tal o cual alimento para comenzar a cuidarnos de la salud. Podemos dejar de tomar alguna bebida a causa de una borrachera que nos propició de malos recuerdos. También podemos dejar de hablar estupideces y de repente madurar. Podemos dejar de lado cosas banales y volvernos más espirituales. Pero el hombre hay algo que jamás va a dejar, y ese algo es la paja. Así que mujer, si tu chongo lo notas algo inquieto en la cena y antes de acostarse está 45 min en el baño, no es porque esté leyendo el tomo 4 de los Aforismos de Naroski, sino que, seguramente, esté clavándose una.

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Razón N°5

Acá no quiero hacer enroscar a las mujeres con este tema, pero si no vivieron ninguna de las razones anteriores y tu hombre sigue sin querer ponerla, seguramente tiene otra familia.

 

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