/Amores para mi muerte: ¿Hablemos de mis ex?

Amores para mi muerte: ¿Hablemos de mis ex?

Desde que tengo uso de razón sueño con conocer al hombre que me acompañe por el resto de mis días. Se me ha pasado la vida cagando y sigo sola.

Comencé por querer conocer a mi príncipe azul en Jardín de Infantes: él era tan interesante: sabía todas las letras y uno que otro número, pintaba sin salirse de la raya, tenía una cartuchera de 5 pisos (era más grande que mi casa). ¿Como hacía para compartir más tiempo con Juanma?

No me hizo falta en jardín usar el pensamiento preoperacional  que tenía en ese entonces porque un día pasó algo inesperado: se me cayó una hoja Canson A4 color verde (como la esperanza), él se agachó, la sostuvo con sus manitas y mirándome fijamente con sus ojos infinitos me dijo: -“ZE TE CAYO DA HOJA”; desde ese momento empezamos a colorear juntos, yo me subía al columpio y él me empujaba, me subía a la calesita y me hacia dar vueltas hasta vomitar la merienda y fuimos felices 4 meses. En  noviembre de ese año (no tengo ganas de sacar cuentas de que año era) se complicó la situación: un día Pilar (compañerita de nuestra mesa redonda, insulsa como ella sola, era una planta la hija de puta) llegó despampanante, se había soltado su pelo rubio que le acariciaba la cintura, ojos color verde que penetraban en el alma, su pintorcito al viento (lo único que volaban de parte mía en el viento eran piojos y liendres). Un día él comenzó a  mirar con más cariño a Pilar (yo tenía 6 años pero no era infradotada, me daba cuenta de cómo era la mecha) y desde ese preciso instante murió una parte de mi corazón.

Disimuladamente la agarré en el baño, le dije que no podía creer que con 5 años no se tomara la vida en serio, y de la ira que me produjo toda la situación agarré mi bolsita de higiene y se la engomé en el medio de la cabeza; quedó inconsciente unos minutos mientras yo salía airosa de la escena del crimen, volví a la salita y agarré a Juanma:

– ¿Pol qué hablabaz con ella reziém?

– No estaba haziendo nada, ze le cayó el lápiz y lo levanté, ¡zolo tiene 5 añioz!

– ¡Pero voz ijiste que para el amorrrrr no hay edá!

Pensé entre mis neuronas aun no tan desarrolladas: Si Juan Manuel no sirve ¡¡¡¡¡¡Se cambiaaaaaaaa!!!!

Pasaron  los años, lloré noches y días mientras ellos fueron felices el resto de la primaria.

Una vez que entré a la secundaria nos separamos, fuimos a diferentes colegios,  eso atenuó mi pena.

Lo reconozco, nadie muere por amor, a no ser que seas un trastornado marca Tenaza y te plantes un tiro en el medio de la sien porque te dejaron.

En esta época de mi vida mis hormonas se revolucionaron como las burbujas que produce el Magistral en una esponja. En la secundaria conocí a Marcos, típico flaco carilindotepartoalmediohastaquecumpla80. Todas mis compañeras deseosas de su persona. Teníamos una profesora de Geografía con cara de tehuelche que nos propuso elegir a nuestros compañeros de banco para pasar el resto del año.

-Yo lo elijo a Marcos. Quiero casarme y tener un perro Weimaraner color gris y una boa amarilla así se come a los ratones de casa.

Sonrió, se sonrojó y compartimos semanas juntos. Él me hacia los trabajos prácticos mientras yo le enseñaba a hacer bombas molotov para destruir la biblioteca del colegio Sagrado Corazón de Cristo Redentor y María Inmaculada Concepción, Amén…o sea… de coger ni hablemos.

Un día cualquiera me dijo que su mamá me quería conocer (una de las abogadas más prestigiosas de la Ciudad de  Mendoza).  Llegué al encuentro con mi futura suegra con un estilo CASUAL: hot jean, remera anudada a la cintura, un aro en la lengua, 2 en los pezones (que por suerte no me los vio), olor a Marlboro Menthol y Jack Daniel´s a falta del Carolina Herrera 212 que se me había acabado, No sé porque la vieja se espantó al verme y tampoco sé por qué el forro de la sociedad anónimas de pelotudos de Marcos no me defendió.

-Mi hijo se  merece a una persona mejor, porque él es buen chico. Dijo la vieja cómplice de Satán y todos sus secuaces.

– Señora su hijo es un hijo de puta igual que usted. Retruqué

Volví a mi casa en mi patineta de Hello Kitty porque el desgraciado no me quiso traer; a la hora me acosté, lo soñé, no quería despertarme, pero lo hice, llegué al colegio y antes de sentarme (en otro banco por supuesto) escribí en el pizarrón con tiza blanca mojada: “YA NO SOMOS NADA CHABÓN, PULGARES UP PARA ATAQUE 77, PULGARES DOWN PARA TU VIEJA, GIL”. Y ahí todo terminó.

Temía volver a enamorarme, dos fracasos sentimentales; la tercera es la vencida como digo siempre: Conocí a Federico, la bosta más horripilante y vulgar del planeta, la cara de pene más poco erecto del universo. Creo que tenía mucho miedo de quedarme sola, por eso lo banqué años, a cuesta de mi salud mental.

Nuestra primera cita a ciegas fue la más común entre las comunes, me hizo acordar a uno de los libros de Danielle Steel “Juego de citas” en donde dice (con mi propio vocabulario lo describiré si no se ofenden) algo así como que la misma es cuando dos personas, después de rotundos fracasos sentimentales se juntan a cenar o tomar algo, mientras se asesinan a preguntas como por ejemplo: ¿De qué signo sos?, ¿Equipo de  fútbol?, ¿Me podrías explicar la posición adelantada? – Ah, no entendí, no importa. ¿Tenés muchas entradas a la cárcel/neuropsiquiátrico/geriátrico/ex Cose/ Dinaf?, ¿Clonazepam o Alplax? ¿Luna llena o cuarto menguante?, ¿Tenés hijos?, ¿Controlan esfínteres? ¿Si tuvieras a Nico Repetto al frente tuyo y te pregunta cuál, cuál, cuál es tu nombre, que le contestás? ¡Que se vaya a la re mil concha de su vieja y que busque una pregunta más original o de última un laburo! Genial. Sos mio.

Este tipo de citas ocurre cuando un amigo completamente bien intencionado no quiere que te quedés solo toda la vida regando plantas en tu jardín, y te presenta a otro que es completamente un polo opuesto al tuyo; hay quienes dicen  que los polos opuestos se atraen, es lo mismo que decir que Flor de la V no tiene una pitón entre las piernas, un error de La Matrix.

El tipo a través de los años iba mostrando sin reparos su personalidad perversa y psicópata, cual Muñeco Mateyko con trastorno de identidad disociada, como para q se den una idea.

A saber:

  • Me despertaba y en vez de traerme el desayuno me dejaba apoyada en la almohada una calavera que tenia de adorno en su pieza.
  • Le gustaba cagar y pajearse al mismo tiempo con la puerta entre abierta del baño.
  • Emborrachó a mi abuelo (que toma 7 pastillas por día) en una navidad. Cinco (5) días en coma mi Nono. Sobrevivió.
  • Se cansaba de pedirle al kiosquero ciego de la ciudad chupetines verdes.
  • Mis cuernos ya llegaban al séptimo círculo del infierno. Si me los limaba CAPAZ que pasaba por la puerta del Vaticano. (si tu novio te gorrea llamá al 0-800 PETER-EL-ANGUILA, que te soluciona toda la angustia, porque justifica que te tomes 5 tiras de bromazepam de 5 miligramos en 5 segundos)

Y así fue pasando mi vida, ya me sentía tan sola que no sabía los fines de semana si bañarme, ponerme linda y tomar algo con alguien ameno o escabiarme en casa, sola y vomitarle el piso de la cocina a mi vieja llorando. Logré enamorarme 2 veces más pero por diferentes circunstancias nada funciono, por suerte o por infortunio.

No voy a meter a todos en la misma bolsa pero la mayoría de los hombres darían la vida porque estuviéramos teniendo sexo all de time con ellos, mirando partidos de fútbol a su lado y jugando a la Play…..básicamente deberíamos suponer que quieren a otro hombre, ¿no?

Ya no tengo ganas de enamorarme, me da pena ofrecer mi corazón a pedazos. Con cada persona que ocupó mi corazón sentí siempre lo mismo: al principio éramos como un sábado a la noche, después nos convertimos en un lunes en la mañana, ahora solo somos la siesta de un triste domingo lluvioso.

Me despido con la canción que me dedicó un día Juanma que fue el que menos daño bio-psico-social me hizo, y si lee esto decirle que todavía tengo ganas de hacerle el amor en el arenero del jardín.

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