Llegar hasta la esquina de San Juan y Lavalle de Ciudad, es como retroceder en el tiempo hasta los setenta. Olor a queso, librerías, el edificio del IPV, restos del cartel del legendario café “Soroccabana”, hoy convertido en un patético kiosco, pero ahí… como dos momias indestructibles, como dos moles que se resisten al paso del tiempo, a la globalización, a la modernización y a la vida, están las dos mejores pizzerías de Cuyo, las que probablemente estén en un top 10 de las mejores pizzerías del país… ¿y por qué no del mundo también?

No sos 100% mendocino si no te has sentado en la barra de alguno de estos dos locales, o en una de sus anticuadas mesas, a disfrutar de una sabrosa, casera, zarpada en queso y explosiva piza. Común o especial, no hay tanta vuelta, con gaseosa o birra.

Y así ves pasar la vida, por esas vidrieras grasientas, esos cielo rasos de antaño, los ventiladores de techo prendidos, los mozos lookeados para la ocasión, de pocas palabras, toscos, machos, sindicalist style, una gloria del pasado.

Imposible preferir una en especial, aunque como un River o Boca, como un Peronista o Radical, como Uno o Los Andes, siempre nos fanatizamos por uno de dos, es por ello que es momento de que rompamos con la paz que reina en esa esquina, en donde ambos locales conviven en paz y armonía, para que los lectores elijan por el mejor de los dos… con una mano en el estómago. ¿el palacio de la piza? O ¿el rey de la piza?