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Diarrea complicada

Era jueves y andaba con muchas ganas de cenar algo rico, cuando de pronto me llamaron unos amigos para ir a jugarnos una fobal. Mi idea de comer como un duque ese día, había quedado pisoteada por un buen 5 contra 5.

Horario del partido, 20 hs, hambre del Dr. Bomur: 80%. El encuentro fué emocionante, nos cagaron a goles y encima me reventaron el tobillo de un patadón, lo que me produjo una hermosa lesión. De todas formas no hubo más que agresiones verbales hacia mamas y hermanas, ya que era mi grupo de amigos personal.

Finalizado el encuentro, aproximadamente a las 21:30, el hambre del Dr. Estaba ya por encima del 170%, por lo que supliqué al menos irnos a comer «un panchito» a algun lugar descente.

Pasada una media hora estabamos sentados en una mugre del centro comiendo estos panchitos con «lluvia de papas» y salsas a gusto (suerte de menjunges apestosos, mezcolanza de aderezos viejos y elementos comestibles de dudosa procedencia). Siempre tuve la idea de que la «lluvia de papas» y las «salsitas» son solo ilusiones ópticas que tienen el maquiavélico fin de ocultar lo pobre de la salchicha y lo inmundo del pan al comensal. Es como comprarte un Renault 21 tuneado.

El olor a «barato» inundaba el lugar (como es costumbre) y daba risa la fauna que concurre a dicho «restaurant» (?), que debido a su locación estratégica, va desde hermosas pendejas estudiantes, jugadores de fobal de cuarta hasta matados y cirujas que comen barato.

El tema es que lo podrido de ese pancho empezó a hacer estragos en mi estómago. Llegue a mi casa mareado y descompuesto. Me tome un (o una) certal y me fui a dormitar.

Pasado un par de sueños, mi descompostura se fue al extremo y, entre pedo y pedo peligroso (esos que dejan la duda si te has cagado encima o no), decidí dejar de ser tan pajero e ir de cuerpo, como una persona descente.

La cagadera que me había dado comer aquella tamaña porquería fue monumental, de estas que te tenes que agarrar de los bordes del inodoro para no salir disparado por los aires, impactando contra el techo del ñoba. Colitis ruidosa, vendabal de sonidos y vientos que son el hazmerreir de familias clase media (como la mia) donde la puerta del baño no es lo suficientemente cara como para impedir el paso del sonido hacia el resto de la casa en un 100% (lo que produce hasta la risa de quien caga). Diarrea madre, de estas que hasta chivas mientras circula libremente por tu recto. Me dió una de esas cacas que luego da gusto observar el inodoro, ya que queda como estampado de Van Gogh, un fresco de Picasso o un estallido de un rompeporton. Fue entonces cuando lo vi…

De aquella diarrea complicada, producto de un pancho en pésimo estado, había cagado un pendejo, grandecito ya. Ahora no se que corno hacer con él, por lo pronto le puse Emiliano Zapata, en honor a la panchería del orto.