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El hombre choto

De esto sí es fácil hablar, sobre todo en un café a las 5 de la tarde con todas tus amigas de la vida, secundaria y demás. Siempre sale el tema, siempre se enganchan en el tema. Cada vez que quieras llenar un silencio de una mujer, preguntále por un ex, un semi ex o el reverendo pelotudo del ex. Nunca te va a contestar con un: ¡Naaada todos fueron divinos, me hablo con todos mis ex! Nop. Esas cosas no existen en la Vía Láctea. Sacar ese tema y obtener respuesta es lo mismo que hablar con una señora mayor en la cola del súper de lo mucho que tardan las cajeras y lo mal que está el país, ya sea que esté de acuerdo o no…te va a dar charla hasta que cerrés la puerta del auto en el estacionamiento.

Todas las integrantes de la comunidad de la chuchina han pasado por una crisis con algún salame.  Ya sea un salame efectivo, o uno que estuvo de paso; o de ese que solo estuvo en sueños y por eso también entra en la categoría de salame. Por alguna razón genética, con ese cromosoma más que tienen, ustedes (los hombres) nunca saben salir de una relación como Dios manda. Siempre se tropiezan antes y caen arriba de otra boca (u otra parte anatómica aún peor), siempre dan el faltazo final borrándose a comprar cigarrillos… o siempre deciden todo a último momento dejando a la mujer sin estado civil definido cuando 24 horas antes habías estado almorzando con los padres de ella como si no pasara nada. Así redepente se cansan.

Lo cierto es que a la hora de los bifes, y no de los que todos se están imaginando sino a la hora de enfrentar la relación para ponerle punto, de eso que todos los hombres dicen tener al final no queda nada. Todo hombre se jacta de tener dos cositas, un par de cartas bajo la magna, dos esferas procreadoras…que parecen encogerse a tamaño de nanopartículas cuando tienen que enfrentar esas cosas. Se achican y es ahí, en ese pequeño intervalo de tiempo, cuando más daño nos terminan haciendo. Esa transición de novio a ex, es la tortuosa, la difícil y la que hace que las mujeres empecemos a llamarlos “ex” con tono de odio y cara de vómito.

Seguro va salir algún zoquete a decir que la culpa es nuestra, que esas cosas pasan porque las mujeres los provocamos, las amas de casa se dejan estar y engordan, las novias estudian demasiado y no atienden a los novios, las damas se enojan demasiado por nada entonces ¡imaginate si le contaba que andaba con otra!; o la peor de todas y desafortunadamente producto de una experiencia personal: “Te iba a cortar después del aniversario, así alcanzaba a llevarte al cine y te sentías mejor” Todos los que digan eso han cuerneado o son cagones…o son cuerneadores cagones. Hay cada excusa que una se llena de frustración y deseos venganza…y otras, como yo, nos quedamos calladitas esperando que la vida les dé el mejor merecido que crea conveniente…o ese rodillazo en los huevos tan deseado con el que soñé tanto tiempo.

No todos son así, una mierda imposible de lavar…hay joyitas y son esas las que las mujeres esperamos encontrar algún día, pero encontrarse con un hombre choto es inevitable. Y de acá deriva mi clasificación de los ex, esos sujetos que tanto nos la hacen parir (o al menos a mí):

El eterno pirata. La que cae con este es ciega, sorda, muda y hasta manca quizás. Es obvio en su apariencia que el tipo es un langa…ese típico langa por el que todas nosotras suspiramos como taradas cuando pasa adelante nuestro. Ese típico langa que engañaba a la novia anterior y aún sabiéndolo vos caíste como Winnie Pooh a la miel: atascada dentro del enjambre, sin poder escuchar nada más que lo que él decía. Este sujeto está como enfermo, no puede dejar de mentir ni de salir de joda. Con este pueden pasar dos cosas: te engañó, lo dejaste, y ahora que sos difícil te persigue como maníaco. Te llama a vos y a la vez está con otra de su colección.

La otra opción es que él te dejó, para poder estar con todas las culisueltas que tenía atrás, y alguna lo terminó cagando o enganchándolo con un bebé. Esta última es una forma de “remedio” ya que es el clásico de vivir en carne propia. Años después vas a verlo desaliñado y perdido, convertido en el novio más chupamedias que haya existido (de la otra, no tuyo).

El borrado bipolar. De los pocos meses de relación que vivieron juntos viste dos caras de la moneda: la cara, que era cuando se veían dos veces por semana y todo era color de rosas, amor y felicidad; y la seca, no le veías la cara directamente. Te dejaba plantada como cenicienta esperando que el hada madrina le cambiara el zapallo a la carroza. No atendía los celulares, nadie parecía saber de él. Estabas en el dilema de mandarlo a freír espárragos apenas volviera o tener miedo de que estuviera muerto en alguna acequia. En definitiva siempre aparecía, sumamente arrepentido y prometiendo cambiar; o con alguna de esas excusas mágicas por las que nosotras caemos una y otra vez. Este ex duele poco, porque en definitiva nunca estuvo presente y estás acostumbrada a eso, ya sea lo dejés vos o te deje él, terminás sintiendo una carga menos y dedicando tus sábados y domingos a algo que no sea llorar por su ausencia.

El desagradecido: es feo el pobre, no sirve ni para el estudio ni para el trabajo. Hace deporte pero hasta para eso es vago. Es el que toda tía dice: ¿qué le vio? Bueno. Este ser tan de baja calaña, es el que después sorprendentemente te caga y te deja tirada como trapo de piso de un día para otro. La chica por la que te deja es la clásica negra de mierda, la cual puede tener una piel blanca teta, pero nosotras les decimos así. Todos saben que a vos nunca se va a comparar, nadie entiende por qué la eligió. Este sujeto duele mucho, porque a una le cuesta entender que alguien así te deje. Pero es clave encontrarse con un inútil así para aprender a esquivarlos, valorarse más y terminar subiendo un poco las expectativas.

Y por ahora estos son los que me acuerdo, aunque hay miles de millones sueltos en nuestro pasado, presente y futuro. Para más adelante prometo continuar pensando en otros “Ex” y darles un par de aprendizajes míos sobre esto…para no tropezar dos veces con la misma piedra o aprender a distinguirla con tiempo.

Fuente imagen:
www.lanacion.com 

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