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El Zoológico | Final

Es el cambio, el cambio continuo, el cambio inevitable, el factor dominante de la sociedad actual.
Isaac Asimov

I

La Federación Intergaláctica nunca tiene dudas, siempre actúa con decoro y seguridad en los casos que los que le toca obrar. No obstante, con el tema de la infección en el planeta Tierra y la casi extinción de la especie humana, existen muchas dudas de su parte: ¿Cómo proceder con los humanos sobrevivientes? No están a la altura cognitiva para interactuar libremente con especies de otros mundos, son demasiado agresivos e impredecibles, tienen un grado muy bajo en la cadena evolutiva, amén de poseer la particularidad de actuar como un virus, destruyendo todo a su paso;  también existe el hecho de que están en esa situación gracias a la desidia implícita de la Federación, por no obligar al uso del Vaccinum, para mantener el equilibrio ecológico del espacio conocido.

Tienen dos opciones: practicar una eugenesia espacial, para adelantar la inteligencia de los seres humanos o encerrarlos en algún lugar. Luego de acalorados debates, se deciden por ésta última y confinan a la especie, tan procaz y problemática, bajo el domo.

No pueden evitar la curiosidad del resto de los habitantes de Titán que desean ver a los humanos, de los que tanto, y tan mal, han escuchado hablar. Se forman largas filas para verlos en su hábitat.

II

-… He planteado lo que está ocurriendo a los demás, nadie me cree, argumentan que no es posible que nos hayan recluido para su entretenimiento, piensan que solamente es por un corto tiempo… Por mi parte les he gritado furioso que estamos en un zoológico, del cual somos la principal atracción, pero ellos están en estado de negación… Lo peor de todo es que Marta está totalmente en mi contra y les ha dicho a todos que soy un problemático paranoico… Estoy lleno de furia y no sé contra quién descargarla, encima el nuevo novio de Marta me mira con altanería… Las cosas no van a quedar así…

III

Ugg al fin está en su hogar, después del periplo que tuvo que hacer se siente exhausto, lo único que quiere es descansar, dormir y dormir; pero le esperan obligaciones. Inmediatamente al llegar fue requerido por su esposa (por el caos que causó con el olvido de consumir el Vaccinum le  suspendieron la paga que necesitan para sustentarse) Ugg le juró a su pareja que solucionaría el problema y le dijo que tenían suerte de que no lo hubiesen encarcelado por mucho tiempo.

Él por su hijo era capaz de hacer cualquier cosa, su vástago es una criatura mimada y Ugg accedía a cualquier pedido que le hiciese y el que le propuso no lo sorprendió: su hijo quiere ver a los humanos. Para no escuchar más a su compañera reclamándole, tildándolo de perdulario y haragán, decidió llevarlo en ese preciso momento.

IV

-… No soporto verlos besándose a Marta y a su nuevo macho, ella me dejó por un error de mi parte, nunca imaginé que pudiese sobrevivir al ataque de los cerebros vampiros, pero así fue… También me molesta la actitud de los otros, pasivos como vacas rumbo al matadero… Estos seres extraterrestres nos han sacado la dignidad, nos han privado de la libertad… No pienso quedarme acá, como si fuese un mono pidiendo bananas… Apenas tenga la oportunidad voy a hacer algo, no sé qué, la ocasión me lo dirá…-

V

A Serik no le gusta cuidar a los seres del Animalario Espacial, odia profundamente a cada uno de las criaturas que tiene a su cargo; aborrece a las babosas de Plutón, a los entes de silicio de Ganímides… No soporta tener que limpiar sus heces, darles de comer su comida especial y como si esto fuera poco trajeron a una nueva especie: los humanos, que son primitivos y peligrosos.

Serik está a favor de la eutanasia en estos casos, le parece infructuoso intentar salvar a algo tan tosco, pero son mandatos de la Federación Intergaláctica y hay que seguirlos a rajatabla para no ir a para al Presidio de Mercurio.

Serik se dirige, caminando cansinamente con sus cuatro patas, hacia el domo de los humanos, se coloca una mascarilla – no soporta el hedor que hay en ese habitáculo. Arrastra el carro en el cual lleva el alimento para ellos. Se pone un traje de protección con movimientos parsimoniosos, casi con haraganería.

En un panel de control presiona un botón y se abre en el costado de la cúpula una puerta corrediza,  Serik entra con la confianza que da la rutina. No espera el golpe y cae al suelo desvanecido.

VI

– …El guardia siempre llega a la misma hora y nos trae esas píldoras asquerosas… justo al lado de la puerta por la cual entra hay un gran arbusto en donde me puedo esconder… Intento golpearlo con todas mis fuerzas en la cabeza, para que esté desmayado un buen rato y me de la oportunidad de huir bien lejos… Le comenté la idea a mis compañeros de reclusión, pero todos se negaron horrorizados, prefieren vivir de rodillas como un fenómeno de feria a intentar lograr la libertad…

Nuestro cuidador no se percata de mi presencia y lo golpeo con un tronco que saqué de un árbol de nuestro hábitat, el guardián cae y salgo rumbo a la liberación…

VII

Ugg está agotado, cada vez siente más el cansancio, pero, con aparente alegría, lleva a su descendiente a ver a los humanos. Mira con toda la ternura posible a su hijo, gris, alto y espigado, con unos gigantescos ojos negros, como todos los de su planeta; en su cara se refleja la inocencia de su corta edad. Caminan frente a los diferentes domos, en donde están contenidas las diversas especies. Están por llegar al sitio en el cual están recluidos los humanos, tildados de feroces y salvajes, catalogados como un virus.

A medida que se acercan se siente un alboroto y ven como algunos concurrentes escapan en diferentes direcciones. Ugg no da crédito a sus ojos, delante suyo, con los ojos desorbitados y un garrote en sus manos, está el humano que rescataron. Lo recuerda perfectamente, es el rechazado por la hembra, el que le sostuvo la mirada en la nave.

Ugg no sabe qué hacer, pero el instinto paterno lo obliga a proteger a su retoño y se interpone entre él y el humano. Éste se acerca blandiendo la estaca y toma de un brazo.

Las pieles de Ugg y Mario Vallejo se rozan.

VIII

-… Corro y corro y corro, alejándome de mi prisión, de Marta y de su novio… Como puedo esquivo a seres de aspecto inimaginable… Estoy dispuesto a dar cara mi vida, lucharé hasta el fin con mi palo, no me entregaré para volver a ser un divertimento… Un ser alto, de color gris se me atraviesa, no sé de dónde lo reconozco… Esos ojos negros gigantes… Extiendo una mano para apartarlo y lo toco…Entonces ocurre lo impensado: el extraterrestre cae al piso y comienza a  convulsionar, se escuchan sus huesos quebrarse, tal es la violencia de sus espasmos… Su cabeza explota y de ella salen sus sesos, convertidos en un cerebro vampiro… Éste ataca a la cría que venía con él, succionándole sus jugos vitales… Pronto todo es un caos de cerebros vampiros atacando a  todo el que se les pusiera en su camino… Intento escapar pero una fortísima jaqueca me hace gritar, mi cráneo se hincha, se expande, siento mucho dolor y luego todo se torna rojo y el silencio es atroz…

Veo desde arriba a mi propio cuerpo exánime… Ahora deambulo por el espacio, sin rumbo fijo, sin cuerpo… Sin Marta…-

IX

La Federación Intergalática apenas se entera de lo que ocurre en Titán ordena la cuarentena, pero es tarde, la infección se propaga indefectiblemente. Otra vez la desidia y la desatención han ganado; ninguno de los que participó en la reubicación de los humanos pensó en darle dosis de Vaccinum, para poder evitar otro contratiempo, pero ya es tarde.

La epidemia va tomando colonia tras colonia, luna tras luna, planeta tras planeta…

Pronto los cerebros vampiros dominarán el Universo conocido.

FIN


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