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Es Diciembre y tu cuerpo lo sabe

Diciembre es un mes muy particular, no es igual a todos los meses, como Agosto, Mayo o Marzo. Es un mes especial y tiene muchas connotaciones. Genera amores y odios, levanta pasiones e impacta de diferentes maneras en cada persona. Es un mes cierre, es un mes balance, es un mes fin, es un mes festivo, gastronómico, de reflexión, social, caluroso y agotador.

Vamos a detallar algunos puntos importantes sobre este conjunto de 31 días y finalmente habrá que pensar de qué lado de la línea nos encontramos, si del amor o del odio.

Diciembre es el jueves de la semana. Tu cuerpo y todos sabemos que el mejor día de la semana es el viernes, primero porque aún quedan dos días de relax por delante, segundo por la variada oferta de actividades y tercero porque mucha gente sale. Si lo llevamos a los meses, por una cuestión colectiva, podría decirse que Enero es el viernes del año, ya que hay joda y aún te queda Febrero de vacaciones y hasta Marzo (que es un mes ideal para pegarse un tiro, como los domingos). Entonces, por una cuestión lógica, si Enero es Viernes, Diciembre es Jueves. Es la previa a todo lo que se viene, es un mes que se labura, como los jueves, pero que ya hay más ganas de agitar, salir y organizar eventos.

Es el mes que mejor se come. A menos que seas una babosa y tengas una contextura chocolatosa, la cuál deba ser mantenida en lugar fresco, seco y oscuro, es imposible que no tengas cenas y eventos culinarios. La juntada de fin de año con los pibes del club, la cena de fin de año de la empresa, la comilona de fin de cursado, el asado con tus amigos para finalizar la temporada, el fin del entrenamiento y su respectiva cena y, como broche de oro, las cenas del 24 y el 31: lechón, pollo, asado, sanguchitos, empanadas, vitel toné, lengua a la vinagreta, ensalada rusa, ensalada de fruta, tragos… ¡mmmmmm engordador!

Mes social por excelencia. De la mano con el punto anterior, es el mes donde todos se quieren juntar, por el simple motivo que es el último del año. Los del laburo, los del barrio, los de la facu, los del gym, los de la vida. Con los que te ves frecuentemente te juntas porque si, con los que te ves poco te juntas porque “no seamos tan culiados, juntémonos para cerrar el año” y con los que no te ves nunca porque “no nos hemos visto en todo el año, aprovechemos este mes para juntarnos”.

Clima perfecto. A menos que te agarre una manga de piedra que te deje el auto como un colador y te arruine el presupuesto 2018, el clima de diciembre es maravilloso. Calor groso pero no extremo, noches frescas, días largos, algunas lluvias explosivas y mucho sol. Generalmente disfrutas de las piletas inauguradas en noviembre sin cagarte de frío. El agua de los ríos está a punto caramelo, el dique es una bomba, muchos after en Potrerillos y aún toda la gente en Mendoza, sin irse de vacaciones. Los patios de los boliches, las noches en remera, andar en moto sin cagarte de frío, madrugada en bici, ojotas, faldas cortas, tops, bermudas y momento de lograr el bronceado optimo para los adictos al sol.

Mes de balances y psicología. Así como todos los lunes empezamos la dieta y el gym, diciembre es el mes ideal para proponerse lo que (no) haremos el año que viene. Observamos todo lo logrado el año corriente, no proponemos los objetivos del año siguiente, hacemos balance de lo bueno y lo malo, le ponemos un nombre al año, una cara, un momento, un recuerdo imborrable… “el año que me puse de novia”, “el año que fui mamá”, “el año que conseguí laburo”, “el año que me recibí”, “el año que viajé”, “el año que perdí a aquel familiar querido”, “el año que peor la pasé”, “el año que me dejaron”, buenas o malas, diciembre es el momento de ponerle la etiqueta al año para que sea recordado para siempre por ello.

Te guste o no, la familia es lo primero. Si papu, te guste o no diciembre es el mes familiar por excelencia. La última semana la vas a gastar toda en el tío borracho, la nona que agradece pasar un año más, tu primo rico, tus sobrinitos densos, tu pariente insoportable, los politizados, los quejosos, los odiosos, los buena onda, los pobres, los ricos, lo que la pegaron, los que no, los K, los pro, los radicales, los peronistas, los caretas, los simpáticos. Todos, juntos, brindando, festejando.

Las mejores noches. Resumiendo un poco con todos los puntos anteriores, en diciembre suceden las mejores noches mendocinas del año. Clima ideal, mucha gente en las calles, relax laboral, eventos sociales que terminan con tragos y baile. Poca ropa, mucho color, piel bronceada, gente celebrando, amaneceres fantásticos, borracheras felices y filosofadas nocturnas de tintes épicos.

En fin… diciembre es el mejor mes del año, aprovechémoslo a full que acaba de empezar.

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