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Gente que come gente

Desde hace semanas y por qué no decir meses, vemos noticias sobre gente que come a otra gente en estado de locura o pérdida de la realidad. Y no hablo precisamente de tribus milenarias.

Me refiero a caníbales drogados en todo el mundo que no paran de comerse al primer humano que se les cruza.

Quiero decirles que todo esto, desde la forma que son presentadas estas noticias hasta algunos datos, no hacen más que ocultar la verdad. Detrás hay cosas que son difíciles de entender pero que intentaré hacerlo de la manera más amena posible para evitar síncopes en masa.

Como es un tema que preocupa a la sociedad mundial me puse a investigar al respecto, y tengo que decirles que nos resultados no fueron los mejores. O más bien, los que quería escuchar.

Señoras, señores, no quiero asustarlos pero… estamos frente a zombies.

Si, como lo leyeron. Los muertos vivos ya están entre nosotros intentando comernos vivos.

¿Pero cómo esto puede ser posible? Simple. Durante años países desarrollados estuvieron experimentando en humanos diversos tipos de sustancias para mejorar nuestro cuerpo. Pastillas para adelgazar, shampoo que evita la caída del pelo, cremas anti arrugas, comidas sin grasas trans, etc. ¿Pero en qué parte entran los zombies se preguntarán ustedes? Muy fácil. Antes de sacar a la venta este tipo de productos, pasan años probándolos en animales y personas. Y es más que evidente que no se obtienen los resultados esperados desde la primer prueba.

Entonces, acá es donde entra la explicación de porqué a estos zombies no los vemos como en las películas todos podridos y demacrados. Todos lo utilizado que ha dado como resultado esta devastadora realidad, no son ni más ni menos que productos de belleza.

Para dar comienzo a mi investigación tuve que inmiscuirme entre ellos, sin  que sospecharan claro, ya que era la única forma de conocerlos, saber cómo actuaban, saber de dónde venían. Así es que me sacrifiqué pero los resultados fueron realmente asombrosos.

Gracias a este mapa (Mapa Zombies en Mendoza) pude ver que habían algunos en la zona del parque General San Martín. Al llegar pude verlos de lejos, así que saqué mi cara de masapan de la mochila y me dirigí hacia ellos. 

Al llegar vi que hablaban tanto inglés como español, ahí me di cuenta que zombilingües. Luego no paraban de repetir las cosas. De a poco iba entendiendo porque se llaman zombis.

Todo marchaba a la perfección, con algo de frio me acerco a una fogata que habían armado, y cuando menos lo espero se me acerca una zombie. Me dice “¿Vamos a echarnos un polvo y después nos comemos unos dedos? No podía creer que una zombie me invitaba copular, pero no podía aceptar ya que me descubriría. Ahí mismo me negué y sin pensarlo ella se fue con otra mina zombie. Un nuevo descubrimiento estaba frente a mí, estaba en una comunidad donde todos zombisexuales.

Mientras comía y observaba detalladamente todo, el frio volvió a recorrer mi cuerpo cuando un niño zombie de aproximadamente 9 años que se estaba comiendo una oreja me mira y me dice “Hey, extraño, ¿viste allá ese vehículo?”. No sabía qué hacer, pero no tenía que levantar sospechas, así que le seguí el juego. – “Si, ¿esas que están allá? ¿Son motitos no? – “¡No! ¡Zombicicletas!”

La cosa seguía muy bien, estaba rodeado de unos 36 zombies y no notaban que yo no lo era. Pero había un problema, la cara de Celso Jaque hecha de masapan se me estaba acabando, y lo peor era que me vieran sin comer nada y me invitaran “un bocado”. Así que decido alejarme. La información que tenía ya era suficiente, hasta que…

– “He vos, ¿de dónde sos?” Alguien me hablaba y mi culo estaba lleno de preguntas y de caca (el masapan me aflojó todas las tripas). – “De Godoy Cruz” le respondo.

El pánico se había apoderado de mí, no sabía qué hacer. Si me descubrían, me iban a comer la cara. – “Vení que te presento al resto” dijo el anciano zombie. – “¿Viste aquellos dos de guardapolvo azul y libros en las manos? Zombibliotecarios. ¿Y viste esos religiosos que están orando en aquel lado? Zombíblicos. ¿Y viste el piso que está lleno de cosas con patas? Tené cuidado, zombichos.” El abuelo zombie no paraba de mostrarme cosas y yo no paraba de rezar para que esto terminara rápido. Cuando de repente vi a alguien que conocía… no, no podía ser cierto.

– “Oiga abuelo zombie, ¿Quiénes es esa parejita que está allá al costado?” pregunté. – “Haaaa, unos chicos bárbaros, zomvicario y su novia”.

Mi peor pesadilla se había hecho realidad. Pero yo sabía que podía solucionarlo y salvarlos.

Continuará…

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