/Las Esferas del Dragón para resucitar a San Martín

Las Esferas del Dragón para resucitar a San Martín

Cierto día me encontraba en la aldea de Enanoslife cultivando unos bonsái, cuando por una desconocida razón nuestra charla comenzó por el clásico “que mal anda el país” y al final nos encontraba hablando de la antigua China y su vegetación y leyendas.

Enano- ¿Sabés Anto qué sería lindo?

Anto- Dos minas bailándonos en bola y haciéndonos terribles pe…

Enano- Noooo, perejil, sería lindo alguien con los huevos bien puestos para levantar al país, alguien como San Martín.

Anto- Si, que venga con su espada filuda, en su blanco corcel, y les haga la Z de Zan Martín a todos los villanos. Pero eso es imposible, ese loco ya está muerto.

Enano- Me dirás que soy iluso, inocente, puto, fanático, freak, pero amo Dragon Ball Z, y una vez leí que lo de las esferas no es solo una leyenda…

Anto- Naaaa ¿de verdad crees en eso?

Enano- Si boludo, es más, en una importadora de Godoy Cruz me compre este Radar del Dragón.

Anto- Apa che, entonces no se hable más.

Enano y Anto- “Vamos a buscar las esferas del dragon, 
es el secreto mas estremecedor,
vamos a atrapar las esferas del dragon,
un milagro increible se esconde ahi,
la fantastica aventura va a empezar
….????? “

Así, de rompe y raje nos dirigimos a la casa de una amiga, Ana Paula Fernandez, quien aparte de tener terribles melones, nos habíamos enterado que tenía una píldoras mágicas, tal vez eran las capsulas que portaba Bulma en la serie televisiva.

Ingerimos esas pastillas y salimos de allí con el pito al palo, la pastilla de color azulado no era lo que esperábamos, así que caminando a la par, porque nadie se animaba a ir delante del otro, nos fuimos a la casa de un chino de vivía en Guaymallén.

Shupenme Lang, previo tomar un Té sabor Yazmin del Dr. Ming, nos contó que en un lugar oculto de Uspallata, donde viven los Monjes Tibetanos, podemos encontrar a un primo hermano del maestro Roshy.

Realmente comprobamos que viajar en bondi hoy en día es un presupuesto, cuando llegamos a Uspallata nos atendió el maestro Fabian Roshy, quien sentado en esa posición que siempre me costó un huevo adoptar, rodeado de revistas Maxim, nos puso a cargar el radar y nos contó toda la leyenda, y  algo que nos puso más contento que puto con dos culos ¡las esferas estaban dispersas en Mendoza! Pero también no aconsejó que tuviésemos cuidado, ya que miembros de la Cámpora estarían en la búsqueda de las mismas para resucitar a Néstor Kirchner.

Roshy – Les voy a dar a un amuleto viviente para que los guie en su camino.

Enano- ¿Es una especie de equeco petacón? 

Roshy- No, sólo llámenlo Krilin Basualdo.

Enano encendió el radar y la búsqueda, por las cercanías del Templo de los monjes.

Radar- Gire a zu izquierda, a 1.945 metroz zobre el zerro que ezta delante zuyo arriba a deztino, puez coño.

Anto- Hu, esta cerquita loco, anda subiendo vos y nosotros vamos prendiendo el fueguito, ¿queré papá?

Y así fue como Enano, mientras manifestaba palabras como “el culiado este siempre hace la misma, le gusta la cómoda”, subió hasta el cerro y regresó con la primer bola del dragón la nº 7, abajo, como debe de ser, lo esperaba una hermosa fogata para que se calentara las patas, descansó dos minutos y seguimos viaje, con el Yoni todavía como fierro; al parecer algo potente eran esas capsulas.

En busca de la segunda bola, el Dragon Radar no informaba que se encontraba en una pequeña cascada ubicada en zona de Tupungato. Hasta allá nos dirigimos, cuando al transitar en una motoneta del año 42 por zona de Los Cerrillos, nos sale al encuentro un tipo todo marcado, carita de cheronca, arrogante, quien nos manifiesta que le demos todo el dinero o nos caga a barillazos con una rama de jarilla.

Enano- La historia se repite…¿Yamcha sos vos?

Chamcha- Na papurri, me dicen la Chamcha, pero podes decirme Bomurcito, o maquina sexual, como quieras.

Anto- Esta te voy a dar, puto.

Krilin- Subite, sentate, callate y agarrate. (Mientras le señala el asiento trasero de la Siambreta donde se desplazaba)

Chamcha llevaba en su hombro derecho a su inseparable amigo, un pequeño individuo color amarillo, mezcla de rata y pokemon, al que llamaba Ratachú.

Ratachú- Pika…pika….pikaaaaaaaa culiadooooo (decía mientras se rascaba el culo).

Chamcha- Y bueno, si hay morfi gratarola me voy con ustedes.

Otras bocas para alimentar, al llegar a Tupungato consultamos por una cascada, un hombre de allí nos dijo que dentro del camping municipal había una. Una vez en el lugar y previo mojarme las patas con agua heladísima, lo que fue un antídoto genial contra la pastilla azul, me hice con la segunda bola, la nº 4.

Con todo el orto del mundo el radar nos llevó con dirección a Tunuyán, mas precisamente al Manzano Histórico, donde nos encontró la noche y paramos allí en uno de los camping, previo hacernos de la bola nº 5, la que estaba posada sobre un nido de cóndores arriba de uno de los cerros cercanos.

Saliendo por San Carlos al Sur para pasar por mi casa a buscar Fernet, porque nos estábamos quedando sin comida, vimos a una vieja a la seis de la mañana barriendo el patio en Pareditas, la cual entre el medio de la tierra tenía una de las bolas.

Anto- Buenos días señora, ¿cómo dice que la lleva?

Vieja- ¿Hola mijo, como le va a usted? ¿Qué lo trae por acá?

Enano- Queremos eso que tiene allá abajo lleno de tierra.

Vieja- Hay, nene, no sea tan directo, espere que me pegue una lavadita.

Ratachu- No vieja del orto, queremos la bola amarilla que está en la basura.

Vieja- Ufa, yo me había hecho ilusiones, igual, la bola por la bola. Yo se las doy, ustedes me la dan.

Y así fue que Chamcha Bomur hizo su trabajo en razón de obtener la cuarta bola, en este caso la nº 2.

Emprendimos viaje hacia el sur, cuando en pleno divisadero se nos achancharon las motulis, y continuamos un rato a pata en plena subida. En un momento todo era silencio, cuando se escucha una voz, casi susurrando la palabra “Precioso”. No le dimos bola ya que llevábamos tal embole que nadie decía nada, solo Ratachu que seguía con su picazón.

Nuevamente “presiosoooo”, y esta vez se hizo más notorio, por lo que experimenté un frio que me erizó la piel, re recorrió la espalda de arriba hacia abajo y finalmente me hizo pucherear el orto.

Todos nos detuvimos, y observamos a nuestro alrededor, sin notar alguna presencia extraña, nos miramos, casi sin entender y seguimos viaje.

De repente, quien sabe de dónde, aparece él, y al grito de “Presiosoooo” salta sobre nosotros y se apodera de la bolsa de las bolas.

Krilin- Nooo, deja de romper las bolas, vengo hecho bosta, con los sobacos empapados y vos venís a romperme los huevos…

Enano- Dale flaco, las bolas son para un buen fin.

Anto- Devolvé la bolsa, devolveeee ????

Chamcha- Pará, pará, esa voz yo la conozco

El sujeto se saca una especie de mascara, y para sorpresa de todos era ¡¡Conep!!

Conep- Si loco, soy yo, una vez en la vida déjenme tranquilo, yo no quería estar en esta nota, ¡¡DÉJENME VIVIR!! Tomen la bolsa del orto esa y cómprense una vida…

Esa misma tarde llegamos a San Rafael, mientras pusimos a cargar el radar nos degustamos terrible Fernet Vittone con Talca. Y fue así que a la mañana siguiente emprendimos viaje al Valle Grande donde en la parte inferior del dique logramos divisar la esfera nº  1, la quinta en nuestra cuenta personal.

Enano- Loco, ¿sos consciente de lo que estamos logrando?

Anto- ¿¿¿ahhh??? ¿¿¿heeeem??? Si, si, clarooo.

Enano- Estamos a dos bolas solamente, a dos nomas de conocer a Shenglong, no lo puedo creer, todavía no caigo !!!! y por supuesto resucitar a San Martín…

Vendimos las motos en las que andábamos y con esos $200 pesos nos pagamos el Iselín directo a Mendoza, no había más señales de esferas en el sur provincial.

Al arribar a la terminal del sol nos llega un mensaje de Ingrid Rios, quien nos dice que se enteró por el Face de nuestra búsqueda, por lo que se puso en campaña y se volteó a 17 chinos de diferentes supermercados, hasta que uno de ellos le dio la autentica y única bola nº 3. Obvio, de la felicidad que tenía, le di como sorda a la matraca.

Nuevamente el radar comenzó a dar señales y cada vez más fuertes. La señal nos llevaba detrás de un colectivo desconocido en Mendoza, tenía el número 54 por todos lados.

Chamcha- Loco ¡son los de la Campora!

Krilin- ¿Qué hacemos?, estamos fritos…

Ratachu- A mí me sigue picando culiado, no me debí comer ese chori tan picante.

Anto- ¡Tengo una idea! Esperen y háganse a un lado. AAAAAAGGGGGGGHHHHHRRRRRRRR….PRRRRRRRRRRRR…puta madre, pensé que me podía convertir en Super Saiyajin, donde se te pone el pelo amarillo, pero lo único amarillo ahora son mis bóxer.

Enano- Tal vez, logrando una profunda concentración….

Enano comenzó a entrar en transe, sus ojos se blanquearon, tipo así como cuando te haces…

Anto- Bomur ¿Se puede decir paja?

Chamcha- No…

Enano-  Jajajaja na mentira ¿qué voy a lograr convertirme en Supersaiyajin? Mira tengo estos cosos que según un japonés que me los vendió, son los originales para fusionarnos.

Enano saco de un bolsillo unos aretes medio aputazados color rosado. No dudé un segundo en ponérmelos. Luego se vino un vientito más helado que la chucha, este comenzó a levitar, y junto a él también me eleve yo…

Anto- ¡¡¡Mierda enano, esto sí que pega!!!

Cuando el viento se fue enano y yo éramos uno. ¡¡Sí!! Habíamos logrado fusionarnos, osea, ahora tengo pelos en el pecho y tetitas. Cállate puto, no digas eso. ¿Y vos que te metes? Choto ahora somos uno, ahora somos “Enanonymou Contrelotudo”.

Adoptamos posición, nuestras manos bailaron al son de una música celta. El mundo alrededor se detuvo, nuestro cuerpo danzaba dando lugar a la siguiente técnica…

De repente…

Enanonymou- Kaaaa meeeee…haaaaaa meeeee…. ¡¡¡Haaaaaa!!!!

Los trozos de colectivo volaron en mil pedazos, zurdos tirados por doquier, Cristina suspendía la cadena nacional para informar el hallazgo de la esfera. Y lo mejor de todo, la esfera era nuestra, si bien había aplastado a Ratachu ¡¡que calienta si ya tenemos las sieteeee!!

Rápido en ese lugar, pleno centro de Mendoza, invocamos a Shenlong, el que de inmediato apareció causando gran conmoción entre los transeúntes. Su tamaño era diferente, no era muy enorme que digamos.

Shenlong- Rapido, pidan un deseo que justo estaba con una mina, inoportunos del orto…

Enanonymou- Queremos resucitar a San Martín…

Shenlong- ¿Con caballo o sin?

Enanonymou- ¡¡Con!! 

Shenlong- ¡¡Ahí está!!…¡¡Chau guachines!!

Quedamos anonadados como poto en el agua, una figura imponente, una mágica presencia, rodeado de una aurora radiante se acercaba en su magnánimo corcel, tal vez la solución a todos nuestros problemas, allí estaba “San Martín”…

Esta historia continuará…

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El año pasado escribíamos:
Las mejores cosas empiezan con “C”