/Los típicos deportistas

Los típicos deportistas

¿Quién no ha practicado un deporte en algún momento de su vida? ¿Quién no tiene al menos un amigo deportista? ¿Quién no sigue a un deporte como fanático? El deporte esta inmerso en nuestra sociedad, nos fanatizamos, nos volvemos locos, nos apasionamos por un equipo, por un deportista, por un mundial, por un evento. Nos hacemos jugadores, hinchas, fanáticos, seguidores, gastamos fortunas en merchandising y hasta nos tatuamos nuestro equipo favorito de algo. Nos estudiamos las biografías de los deportes que seguimos y hasta vemos eventos viejos por saber más. Y, con tanto deporte en nuestra cultura moderna, ¿Cómo no nos vamos a etiquetar, tipificar y estandarizar asemejándonos al resto aún sin querer? Imposible… todo el que haya movido las pompas alguna vez haciendo un deporte sabe de lo que hablo.

  • El fobalero: el fobal está en la cresta de la ola. Los últimos años le ha sacado el puesto inalcanzable del rugbier en el tema de glamour y minas. Años atrás el rugbier era el que se llevaba todas las minas por su facha y ese culo parado, hoy con la guita que gana un fobalero, su alcurnia ha tomado un nivel insospechado, aún dejando de lado su lenguaje de barrio y su adicción por la cumbia. El fobalero habla gracioso, tiene swin para la fiesta, usa arito y le encanta hacérsela chupar por los travestis. Al fobalero le gusta el “champán”, los gatos platinados, la partuza cuartetera y pirata, el boliche topísimo y la ropa cara y de moda. El fobal es amante de los Mini Cooper y sueña con tener un depto con jacuzzi. Tiene siempre dos opciones, o se dedica a la fiesta que lo lleva a la ruina y al fracaso, o se casa con la novia de toda la vida y la trata de romper jugando.
  • La hockista: ellas son como modelos que hacen deportes. Son la sensación de rugbiers, hockistas hombres y fobaleros. Tienen el pelo largo y abultado, con un corte moderno y juvenil que exponen en las fotos y los descansos. La fuerza que deben ejercer jugando les ha legado unas gambas legendarias y un culo duro, gordo y parado, lo que les da el “ok” para tener Facebooks cuasi-pornos y vanagloriarse en verano de sus atributos andando en maya todo el día. La hockista es cheta, aún siendo una cagada de hambre, habla como pelotuda y escribe peor aún, pero a nadie le importa, porque lo buena que están suple toda falla intelectual. Usan pantalones cortitos y entrenan todas juntas en el parque, dejando a los pobres que se van a distender con el verde, duros como palitos de la selva.
  • El rugbier: son elitistas, cerrados y fieles entre ellos. Para un “cabeza de guinda” no hay nada más importante que su equipo y el rugby. Ni sus mamás ni sus novias importan más que sus compañeros. Los tipos son un equipo las 24 hs del día. Juegan en equipo, salen en equipo, cogen en equipo, se maman en equipo, estudian en equipo, se van de vacaciones en equipo y (sobre todo) pelean en equipo. No se va a poner en tela de juicio su aguante en soledad, pero convengamos que se te venga una troupé de mastodontes a pegarte es un abuso. Son deportistas “cool”, tirando a roperos y de un nivel social cómodo. Tanto scrum y takle los atonta un poco y les coarta la fluidez en el habla y la motricidad en momentos vitales de swin (baile y sexo), lo que los hace toscos y rudos. Eternos novios de las hockistas.
  • El basquetbolista: son tipos raros, generalmente hablan poco y les cuesta comunicarse con fluidez. Los basquetbolistas tienen una onda rara, son tipos excéntricos como sus cuerpos, poco comunes y tranquilos. Como en Mendoza no es un deporte “de moda” o que garpe bien, los tipos son de perfil bajo, devotos al entrenamiento y alejados de los escándalos. Siempre tuve la idea de que son tan altos, que donde van no pasan desapercibidos, entonces por eso no se la mandan tanto como los demás, porque los ven si o si. Algo raro les produce ser calvos de jóvenes y tener muchos pelos en el pecho y el chivo. Son espigados por tanto saltar y duros para toda otra actividad que no sea el básquet. Prefieren moverse en antros clase media, media baja, escuchan buena música internacional y son algo bohemios. Tipos raros si los hay…
  • La volleybolista: son la versión “pobre” de la hockista, no por una cuestión de poder adquisitivo, sino por el desempeño del deporte. La volleybolista es más guarra, más aguerrida, más ordinaria y violenta. El deporte las lleva a ser rudas y brutonas. Se gritan dentro y fuera de la cancha, se miran como el orto si una se la manda, porque convengamos que el error de una lleva a todo el equipo al muere. Son las más competitivas del deporte femenino. Son de piernas firmes pero de caderas prominentes, por lo que envidian los lomos de las hockistas, el pelo lo tienen arruinado siempre, de colita y mal teñido y la imagen poco les importa.
  • El artista marcial: tanto golpe en la cabeza y patadas en las cotillas lo han dejado bobo y violento. Son tipos rudos, ágiles, elásticos y dinámicos. Están cargados de pilas todo el día, son eléctricos, rápidos y de movimientos dóciles. Tienen rulos y no usan barba, casi afeitados en un 100%. Les gusta sociabilizar porque no juegan en equipo, por lo que son simpáticos, carismáticos y conversadores, pero pierden los estribos fácilmente y cualquier discusión puede terminar en una batalla épica. Son tipos seguros y de pocas palabras al momento de decidir, te la hacen corta, se van o te fajan, corto mano corto fierro. Les gustan los bares y la ropa holgada.
  • El tenista: el tenista o es casi un homosexual reprimido, o es una máquina de levante sexual. Por lo general el “casi homosexual” es rubiecito, lánguido, carilindo y está todo el día entrenando, calladito y sumiso. Va a colegios caros, toma agua saborizada, come “lomo al plato” con ensaladas, no sale a bailar y es adicto a Facebook. Es raro el amor que le tiene a su entrenador y sus gemidos al jugar son de dudosa procedencia masculina. Por otro lado, el “máquina sexual” es rústico, cara de macho mexicano, entrador, pícaro y sexópata. Es un caradura divino, se las arregla para darles clases a viejas ricachonas putas y gorriadoras y a pendejas ricas con guita, y les da amor a ambas por igual. Es un fracasado en los rankings y el deporte en sí, pero es un entrenador carismático, divertido, hábil y seductor. También se ha cogido uno que otro travesti e incurrido en los excesos de la noche.
  • La nadadora: las nadadoras son por lo general marimachos. Haber nadado tanto crol y mariposa les da una espalda y un porte masculino y poderoso y tanto pecho les ha dado unas tetas chiquitas pero duras, como pectorales de gorila. Las nadadoras son poco dóciles y masculinas, el mejor rasgo femenino que tienen es estar todas depiladas siempre y de manera correcta por el deporte. Son de hablar poco, porque no hablan cuando entrenan (por lógica ¿no?). No tienen drama en agarrarse de las mechas con otras minas o pegarle un piñón a un flaco que les toca el culo. Les gusta usar remeras con los hombros descubiertos y falditas que disimulen sus caderas (anchas de tanto pataleo).
  • El atleta: el atleta es el más homosexual de todos, incluso no tiene el otro extremo como el tenista. El atleta no juega en equipo, no tiene “pasión por la camiseta”, se depilan las piernas y los brazos como las nadadoras para no “infectarse si se caen”, pero en realidad lo hacen porque son zarpados metrosexuales, usan pantaloncitos exactamente iguales a una faldita corta y se ponen remeras ajustadas de colores chillones (la ropa si hubiese omitido la palabra “atleta” pega justo con la descripción de una yegua divina en un boliche, lean de nuevo sino). Usan accesorios y zarcillos de todo tipo, bien amariconados si de deportes hablamos, accesorios como lentes, pulseritas, relojes de balín, medidores de pulsaciones, computadoritas apretadas en los pectorales, zapatillas con chips, collarcitos, gorras de marca, muñequeras, binchas y fajas. Por lo general son altos, flacos, espigados y claritos, iguales a un maricón. Se cuidad muchísimo con las comidas (como una mujer) y son un verdadero papelón cuando se juntan en Regatas en grupo y se ponen nombres de equipos para hacerse los grosos.
  • El ciclista: tanta pepa, energizante, pastela, complejo vitamínico y frulalá les deja las gambas como dos columnas de la Universidad de Congreso y las orejas como dos  satélites de DirecTV. Los tipos son petisos y petacones, bien armados de abajo, con una fuerza sobrehumana en las gambas, pero quemados de cara y piel, por el viento y el sol. Gastan fortunas inimaginables en sus bicis y tienen una resistencia incomparable con los demás deportistas. Con tan solo veintitantos parecen viejos de cincuenta por las arrugas y lo curtido de su piel. Son de color (por el sol) tienen dientes feos (por la pastela y los caramelos) y su semblante es raro y desdibujado. Salen poco y cuando entrenan en manada les gritan piropos a las minas y gastan a los atletas con bromas muy elocuentes y graciosas.
  • La gimnasta/bailarina clásica: son las más putas de todas y no les importa ocultarlo. Las jugadoras de hockey son más reservadas, las de volley comehombres, las nadadoras lesbianas y las gimnastas son las típicas calladitas que se comen a todos y todo les chupa un huevo, no les hacen asco a nada. Son flexibles, sexópatas y adictas al pito. Siempre que bailan o hacen una exhibición se terminan comiendo a la pareja o al profesor. Tienen excelente estado físico, están duras por todos lados y son femeninas y dóciles como una gacela. Eso las hace bravísimas al momento de la acción. Les gusta la ropa ajustada de licra o telas suavecitas, usan el pelo largo pero bien atado y peinado hacia atrás, salen muchísimo a bailar y no abandonan nunca su amor por la danza o gimnasia.

¿Vos cual sos o que amigo tenes que sea así?

También podes leer:
Personajes típicos del colectivo

El año pasado escribíamos:
Caminos del vino con final paupérrimo

ETIQUETAS: