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Mi primera vez

Como todo ser humano, todos debemos tener una primera vez en algo: ya sean los primeros pasos, el primer corpiño, la primera novia, la primera paja… En fin hoy estoy acá para hablarles de la mía y con mucha timidez, ya que sufrí mucho y fue un hecho muy vergonzoso.

Todo empezó un día de verano en el que tuve que levantarme temprano por motivos que aún desconozco. Desayune como en un día normal y emprendí mi viaje al microcentro mendocino para encontrarme con el, el hombre que marcaría mi vida para siempre… Yo con mi poca experiencia no sabia de que se trataba ni como iba a ser, solo tenia entendido que iba a experimentar una sensación única en mi vida.

Al llegar al punto de encuentro, veo al hombre vestido de blanco y pensé que había muerto en medio del acto y estaba en el cielo, pero luego me di cuenta de que estaba equivocado porque le pegue un cabezazo a la pared para “despertarme” pero no paso nada, solo se me hincho la frente. El hombre me miro a los ojos, sonrío y me dijo “Vení pasa y ponete cómodo”, entre a esa pequeña habitación iluminada por un foco de bajo consumo y me “puse cómodo”… Nunca me lo imagine, no lo tenia previsto se dio vuelta y me la mostró: ERA ENORME!

Empecé a transpirar y me sentí mareado, el me dijo “Quedate tranquilo que no te va a pasar nada, vos relajate” En cuanto vi que ese cuerpo extraño se acercaba al mío mas pálido me ponía, hasta que por fin decidió meterla… El dolor que experimente fue tan intenso que se retemblaban las piernas. Empezó a introducirme la punta, el tiempo se hacía infinito junto con el dolor; siguió y ni siquiera atino a retroceder: el seguía en su labor de meterla y nada ni nadie lo detendría. Era tanto el sufrimiento que tenia que empecé a llorar y el se detuvo para preguntarme si estaba bien, le dije que si que continuara porque si paraba no quería que vuelva a meterla. Después de unos agonizantes minutos que se hicieron años sentí como un líquido caliente se esparcía dentro de mi, era una sensación de ardor, calor y placer mezcladas. Estaba tan excitado por el momento que me olvide de algo: tenia que sacarla.

Pensar en el dolor que me iba a causar la salida de adentro mío hizo que se me bajara la presión, mientras el  iba retirándose. Cuando por fin vi que la punta salio, una sensación de alivio recorrió mi cuerpo, pero no por mucho tiempo: note que me salía sangre. Mi visión se nublo y empecé a balbucear… Mi cuerpo cayó al suelo ultrajado por aquel hombre y desde ese momento no recordaba nada hasta el momento en que abrí mis ojos y vi a mi vieja hablando con aquel hombre perverso mientras me tenían recostado en el suelo. Me pregunto si estaba bien, y yo le conteste que no, que quería irme a mi casa.

Me ayudo a pararme del suelo con mucho cuidado, me dieron un vaso de agua y el hombre me dijo “Bien macho, ¿ves que no era la gran cosa?” mirando a mi mamá con cara de cómplice. Yo me sentía engañado y traicionado por mi propia progenitora! ¿Cómo pudo entregarme así? ¿¡Cómo pudo dejar que el hombre me hiciera eso!? Me agarró del brazo y nos despedimos fríamente de aquel hombre mientras en el camino me decía: “Pero que maricón que sos, es una vacuna nada mas pendejo de mierda…”

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