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Como sobrevivir a un pelotudo sin cagarlo a trompadas

Entonces la vida te pone reiteradas veces en esa encrucijada que es bancarte un pelotudo, sea cual sea su especie o subgénero. El problema radica en el momento en que sentís que la cadena hace “click”, se te va todo lo de homo sapiens sapiens y lo querés cagar lisa y llanamente a trompadas.

Después de años de terapia, obviamente sin frutos, y de introspección desde mi niñez, he decidido compartir las técnicas que he desarrollado para no terminar en un centro de terapias no alternativas, dígase El Sauce, o correccionales como la cárcel.

Tenga a bien aplicarlas y compartirlas:

1- Gesticular:

Esta la aprendí del ser más compasivo y amoroso para con el ser humano: los perros. Ya que ellos tienen esa increíble facultad de querernos más allá de lo basura y boludos que seamos.

Apenas el sujeto en cuestión comienza a decir sandeces, debemos mirarlo fijamente y comenzar a achinar los ojos, si continua en su afán es momento de inclinar la cabeza en seña de descreimiento, no entender o no querer creer la imbecilidad que está diciendo.

2- Onomatopeyas:

Si lo anterior no funcionó, es momento de sumar un lenguaje básico de simple entendimiento para cualquier ser al que las palabras aparentemente no le llegan, también conocido el síndrome “no le sube agua al tanque”, exclamando de manera sintética: “¿he?” o “¿ha?”, tratando que no sea continuado por una catarata de insultos.

3- Imaginar:

Si tiene la capacidad de alienarse, o sea de transportarse a otro lugar, hágalo YA, imagine un lugar lindo, una pradera libre de imbéciles, un bar con promos en las barras, alguien que le guste mucho en bolas, lo que sea que libere su mente de esa situación.

Tenga cuidado de no excederse:

4- Respiración:

A este punto ya debe ser casi imposible parar un rosario de puteadas, lo que sería un grave error porque lo rebajaría a su nivel simiesco de su contraparte. Recurriremos a toda la superchería de hippie con osde que conozca: fonoaudiología, otorrinolaringología, gimnasia postural, yoga, pilates, pilotes, meditación, relajación, y cualquier otra cosa oriental que se le ocurra para zafar en ese momento.

Es fundamental dejar que entre de manera lenta y profunda, me refiero al aire cochino, por la nariz, en distintos tiempos, así no parece resoplo de calentura. Lo mantiene adentro y lo deja salir lentamente sin emitir un solo comentario o insulto.

5- Huida:

Cuando la situación no da para más, los ánimos se han exaltado, el pelotudo increpa a los demás o grita, es momento de abandonar el barco, usted es un Titanic que choca contra un iceberg de estupidez, no tiene salvación.

No se le puede explicar que está equivocado o es infumable, porque sumada a su pobre condición mental esta su enojo, que no lo van a dejar escuchar por más coherente que uno sea. Sobre todo recuerde que al pelotudo hay que darle la razón así se queda callado. “Si vos decís” viene del latín: “no te discuto porque sos un pelotudo importante”.

Y ya no importa si usted estaba en lo correcto, con evitar seguir fumándoselo usted ha llegado al nivel Stolbizer de la superación “yo ya gané”.

Otras opciones no tan recomendables:

  • Aprender karate o artes marciales y clavarle un soplamoco al verlo entrar no más.

  • Beber hasta casi no poder escucharlo por estar al borde de un coma alcohólico.
  • Fingir quedarse dormido y argumentar stress laboral.
  • Salir al baño, demorar tres horas y culpar a la diarrea. Recuerde es preferible ser un cagón literal y no metafórico.
  • La clásica llamada de teléfono urgente, salir y llamar a su mamá.
  • Llegar a su casa y escribir una nota para el mendo, ahorrarse mucha guita en terapia y someter a sus lectores a su propia pelotudez.

Por último y como siempre hago un llamado a la solidaridad: no se preocupe por los pelotudos, lamentablemente es la única especie que nunca se va a extinguir.

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