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Te amo, pero ya estoy con otro

¿Viste? Te lo dije. Te dije que podía pasarte.

Te creías tan Bicho haciendo y tejiendo las redes de tus mentiras, que resultaron ser las cuerdas de tu ahorque. Me cansé de ver a machos moribundos e ingenuos rogando perdones, engatusados en las aras de una mujer. Así que, esta nota es para vos, chambon.

Hace unos días leí en el diario «Si querés que te pongan los cuernos, llamá a…..» y luego me encontré a la parejita .

Voy a contarte la posta femenina, la que no se dice pero muchos saben, la verdad verdadera. Las mujeres somos yeguas, víboras y harpías. Hay muchas cosas que, por ilusos, creen de este espécimen.

La mujer es capaz de cualquier cosa, de todo TODO para hacerte sentir mal y pagar tus pensamientos y ni te digo tus actos. Es así se simple. Podemos tener caritas angelicales, pero no te olvides…

La mujer que pregunta es la que ya sabe la respuesta, porque la buscó o porque se gastó el sueldo entero haciendo trabajos de investigación privada ultrasecreta. De manera que cuando decimos: «Gordi, ¿qué hiciste anoche?” Nosotras YA lo sabemos.

De simple recomendación, andá siempre con la verdad.

– Estás gorda

– Depilate

– Eso no te queda bien

– ¿Para cuando los portaligas?

No te calles nada. Porque como ya dije, YA lo sabemos y sólo buscamos tu complicidad o tu «sí» como perrito domesticado. Las verdades nos disgustan, nos hieren, nos duelen… pero no nos despechan. Ay mi querido… Nada más peligroso en este mundo terrenal que, una mujer despechada.

Si antes había toda una tropa en busca de la quinta pata al gato, ahora se juntaron las tropas de toooodas las amigas, solidarias para con el género, dolidas, sufridas y despechadas. Cuando nos enteramos las malas verdades por otro lado, que no sea tu boca, nos endemoniamos, nos posee el maldito lucifer y se muestra una faceta desconocida hasta para una misma.

El resentimiento, el asco, el dolor, la furia, hace que nos transformemos en alguien más. La agudeza mental cobra vida, la venganza huele rico y la CIA más la KGB son un poroto al lado nuestro.

Haremos de TODO para traerte nuevamente al nicho, para que veas cuánto nos duele tu error y que pagues lágrima a lágrima cada una de las que cae. Por supuesto, a esta altura, poco nos importa tu persona. Creeme. Lágrimas de dolor….. Heriste el orgullo de una fémina, que no por casualidad, la palabra tiene la misma raíz que felino. Artistadas, médicos, publicaciones en las redes sociales, comentarios de amigos y hasta rumor de muerte vas a conocer. Pero son todas artimañas ruinmente organizadas para que te duela nuestro dolor.

«Ojo por ojo, diente por diente». Dicho que regula la vida de la mujer despechada.

No nos creas. Somos hábiles. Y con esto no busco ofenderte churrete, intento darte las herramientas para que no seas la «próxima víctima». Tenemos la ventaja de tener un amplio vocabulario y vos pocas ganas de escuchar. Por ende, bastan un par de jueguitos de palabras para encerrarte y obtener lo que buscamos.

Somos yeguas. Todas. Algunas más, otras menos. Pero todas lo somos. No sabemos lo que es la amistad del «compadre», de ese compromiso firmado a sangre. «Amigos son los huevos, que no se separan ni con una pi… en el medio».

Como ya dicen por ahí, no nos vestimos para Vos, nos vestimos para nosotras. Para que la Yegua de la Marita venga y nos diga «¡Estás divina!» y que la víbora de la Laura nos mire con odio y aleje a su novio de nosotras. Porque obvio, no desconfía de su novio. Desconfía de los millones de víboras, yeguas y harpías que lo rodean.

Y él…tan ingenuo, puede caer en las agallas de cualquiera de ellas.

En fin. Acá, parte de la verdad femenina.

Ya’stá. Lo dije.

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