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Típicos compañeros de laburo

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Hace poco más de un año abandoné por razones económicas el cuentapropismo o Free lance, hablando modaísticamente, y me sumergí en una empresa de vigilancia. Eso me llevó a distintos comercios y tuve que forzosamente fijarme en cómo se desarrollaba la gente allí.

Si miramos la actitud que tenemos todos al trabajo balanceada con lo que consideramos descanso podemos encontrar dentro del ambiente laboral distintos tipos de compañeros.

El amigacho chanta

Este tipo no trabaja, pero es amigo de todos. De hecho le cae bien a la mayoría. Insisto en esto: nunca lo vas a encontrar trabajando, pero es chistoso, te consigue cosas, te trae café. Y hora de hacer algo desaparece, o le duele algo, o lo llaman urgente. Es amigo del jefe, y se anota en todos los viajes, fiestas y juntadas con él. Acumula suspensiones como multas de estacionamiento, pero olvidate que lo vayan a echar. El único problema es que si te consigue una película trucha, te la vende. Y casi todo lo trucho, con alguna recarga.

Si el tipo tiene que estar una cierta cantidad de horas parado, llega siempre cinco o diez minutos tarde. Aunque suele llegar temprano cuando tiene que quedar bien con alguien. Está en pose de fatiga todo el tiempo. Se apoya en la pared, en un poste, se siente cada vez que puede. Revista el celular. Llama. Habla con cuanta persona le da medio bola. Busca que alguien le convide mate, café, gaseosa, etc. Y si puede, hace de su sitio de trabajo un pic nic.

En las juntadas en la casa del jefe es el que hace los asados, y el primero en llegar.

La variante femenina de este, no encontré ningún adjetivo levemente despectivo, es la que se viste bien, calienta a todos y se encama con el jefe.

El mueve papeles

Vas a la administración pública y encontrás a todos acomodando papeles, escribiendo o tecleando en la compu. Son pura pose. Hacen como que trabajan, pero cumplen con lo mínimo que se les exige, por eso sobreviven. El tema, es que ese mínimo, gracias a que uno de ellos subió en la escala, va bajando día a día.

Veamos un ejemplo exagerado de esta gente: Está la oficina de supervisión del llenado del nombre del formulario Z211/33beta. Tiene diez empleados y cada uno es responsable de tres campos de los treinta que tiene el formulario para el nombre de la persona. Resulta que esa forma es necesaria para destrabar un préstamo/multa/algo vital, pero resulta que faltó el responsable de los campos 22 y 23. Tenés que volver al otro día.

Esto le pasó a un conocido: fue al cuerpo de mediadores de la ciudad, con un problema urgente. Llevaba varios meses sin ver a sus hijas. Lo anotaron al final de la lista. Después de dos horas de llamar a gente que iba llegando, casi todas mujeres. Mientras los administrativos atendían a vendedores de revistas, frutas secas, rifas y hablaban de los que habían visto en la tele. Cuando el necesitado se levantó a reclamar le dijeron que tenía que llamar un 0810JODETEPORSERHOMBRE y pedir turno, que estaban entregando para dentro de un mes, y que lo habían anotado como espontáneo, pero la prioridad la tenían los que habían llamado, los/las amigos/as de ellos, si eras mujer, si eras mujer y llegabas llorando, si eras mujer y traías tus hijos, en fin, todos menos el. Y que allí solo entregaban certificaciones….

Un día típico de esta gente. Sabe, desde el cierre anterior, que debe realizar cierta tarea que no le llevará más de una hora. Un turno de trabajo tiene como mínimo cinco horas. Veamos: Llega al edificio a las 8. Marca a las 8 y 5 o un poco antes, por el tema del presentismo. Desayuno hasta las 9 y media. Donde habla de lo que vió en la tele la noche anterior. Revisan los wsp y se envían cadenas. Se sienta casi a las diez en la compu, la prende. Entra a Face, ya lo tiene en el celular, pero igual lo hace aquí. Tipo Once y media viene el jefe y le recuerda de lo que tenía que hacer. Protesta. A las 12 se pone a hacerlo, luego de hablar con los de al lado de lo negrero que es ese tipo. De casualidad lo termina a las 12 45, guarda las cosas. Corre al reloj. Marca a las 13 ¿Notan que hace el trabajo en menos de una hora? Lo va a entregar al otro día.

También se puede aplicar a cualquier otro oficio: por ejemplo, hacer un pozo. Llega, charla con los compañeros, espera el cafetero. Toma el café. Descarga las herramientas. Etc, etc,…

El problema de esta gente, es que tienen la apariencia de estar haciendo algo. Siempre. Ud. entra a la oficina del trámite específico, y los ve: moviendo papeles, escribiendo y tecleando en la compu. Para cualquier neófito, están trabajando.

Cuando la empresa es del sector privado es menos notoria la pose. Pero los puedes ver que llegan justo a horario y se van justo. Hacen lo que se les pide, nada más. Cada vez que pueden hablan entre ellos, van al baño, van a la cocina, preguntan por la hora de comer, cuando pueden salir, etc. Uno puede pensar que lo importante es cobrar trabajando lo menos posible. Quizás tengan razón. Quizás.

Esta gente es la que define una elección, porque son mayoría. Su pensamiento no llega a los dos pasos. Entonces son proclives a creer lo que dicen la cadena de wasapp. Sólo porque se la envió el Carlos, que es amigo de cuando iban a baile en la primaria. También son compartidores seriales en otras redes sociales.

El que labura

El tipo tiene una maldición, trata de hacer las cosas bien. Y reconocer cuando se equivoca. Lo que lo hace proclive a perder el trabajo en el proceso de aprendizaje. Y de seguro en las reestructuraciones. La cosa es simple: cuando se busca a quien echar, ven quien comete más errores, y los “mueve papeles” siempre se los ve trabajando y nunca han reconocido metidas de patas, los “amigachos chantas” gozan del favor de todos y pobres, tienen un sinnúmero de problemas que despiertan lástima. Entonces, aparece la lista de los errores confesados por los que laburan y listo.

También gozan de la antipatía de todos. Porque les muestran con sus acciones que se rascan.

Lo mejor para esta gente es abrir su propio negocio y dejar librado al sistema a su suerte. Porque al moverse por cualquier ambiente laborar generan malestar y quejas por parte de todos. Mi consejo si sienten parte de este grupo es no hacerse mala sangre, cumplir con la cuota e irse lo más rápido posible.

El gremialista

Nunca está, pero figura en planta. Aparece muy de vez en cuando. Una vez escuché a dos vigiladores, uno de ellos de esta fauna diciendo: yo no busco nada para mi, quiero defenderte a vos, al otro, y al de aquella compañía. Tienen un discurso muy característico. El jefe es malo. El patrón es el demonio. Ellos son los salvadores, que llevan el mandato de las bases a las asambleas donde se decide las medidas que los sacarán de esta ya insostenible opresión sobre los laburantes, y lograrán en una histórica reivindicación la tan mentada escarapela en la solapa del uniforme y el café del desayuno. Y de paso una comisión para el Sindicato.

El hacker

Este tipo no es el informático que roba secretos del pentágono o hackea el facebook de tu mujer. No. Este es el sabe lo que pasa. Y sabe cómo solucionar los problemas. Está camuflado entre los “mueve papeles”, pero no se la pasa en face o criticando, sino husmeando. Todos chusmean sobre lo que puede haber en la puerta cinco del sótano. El no solo lo sabe, sino que ubica al que tiene la llave. Tiene como objetivo dos cosas nada más: la información y la forma de abrir las puertas.

Dos de estos que se juntan tienen diálogos de este tipo: che, tengo el archivo de las claves wifi de todo el edificio. Joya, te lo cambio por la contraseña donde guarda el consolador el/la jefe/a. Listo, trato hecho. Te invito a un café.

Estos tipos son muy peligrosos para los jefes, los gremialistas y los chantas. Porque saben cómo funciona el sistema, donde están las fallas. Llegado el momento, pueden convertirse en jefe, o reestructurar oficinas completas si sus consejos llegan a los oídos adecuados. Y ellos lo saben, pero no les importa un carajo, porque su negocio es la información. Y tener plata para pagarse sus gustos.

En la pequeñas empresas privadas, los hackers son proclives a ocupar puestos claves, y desenmascarar a los chantas. Porque saben que son tipos innecesarios. Si colocan a ambos juntos terminarán peleando. A no ser que el chanta intercambie información que el hacker necesita y se produce el Status Quo.

¿Y con todo esto que?

Argentina es un país generoso. Y Mendoza súper pacata y conservadora. Si un sistema tanto público o privado funciona, nadie va a hacer nada. Generalmente los dueños y los jefes tienen conciencia de quién es cada uno, y se valen de ello. Así que esta nota no va a solucionarle la vida a nadie. Pero espero que algún laburante entienda que no se ponga la camiseta de la empresa tan rápidamente. Mire bien donde se mete y haga la suya.