/Una anécdota muy Mendolotuda

Una anécdota muy Mendolotuda

Este fin de semana concurrí a un conocido boliche del Challao, sitio que suelo frecuentar ya que aborrezco los lugares cerrados con olor a pucho, pelo y sudor y ahí hay un patio interesante, donde siempre me ubico al fondo a la izquierda.

El tiempo me ha transformado en un tipo cortes y amable, así que tranquilamente saque a bailar a una chica que estaba cerca de mí.

Mientras hablaba sentí unas gotas en la espalda, pero no me importo. Algún mareado me habrá salpicado trago. Minutos mas tarde vuelvo a sentir la espalda mojada, me doy vuelta y veo una parejita, aparentemente amigos de la chica que estaba bailando con migo, ambos con tragos y pajitas mirando sospechosos. No les di bola y seguí en la mía. A la tercera vez que sentí la espalda mojada me di vuelta rápido y vi al vaguito como me salpicaba con la cañita (sorbete para los lectores de otras provincias, países u otros mundos, ¿por que no?)

Caminando despacio me acerque hasta el pibe. Con el pasar de los años he aprendido a controlar mi cuerpo para no dejarme llevar por impulsos bárbaros y absurdos y si a esto le sumamos la cara de buen vago pelotudo que tengo, se me hace fácil dominar la ira. Lo que aún no puedo ocultar ni caretear en la mutación de mis ojos de choto en ojos de diablo que me estallan de furia. Me delatan, soy como Ciclope de los X-Men, es un incendio imposible de apagar. De todas formas, amable y textualmente le dije esto al pibe:

– Flaco, si te hubieses topado con un tipo calentón o desubicado, te merecerías que te baje todos los dientes de un sopapo, pero como no soy ni calentón ni desubicado te comento que no podes ser tan pavote. Sos grande y por una pelotudez como la que estas haciendo le podes arruinar la noche a otro pibe y cagártela vos mismo.

El flaco, como era de esperar, ya que mi tono fue 0% hostil, bajo la mirada y me contestó:

– Disculpa loco, tenes razón…

– Esta todo bien, le dije.

– No, no… me has hecho sentir como un boludo, me contesto sincerándose.

Me basto solo eso para reconocer en él a un buen tipo. Mis ojos volvieron a ser agua del Carrizal un 6 de julio a las 3 de la mañana.

– Esta todo bien hermano, le dije apoyándole la mano en el hombro. Todos hacemos boludeces y soneí cómplice.

En eso se acerca la mina que estaba con él, la que también me había salpicado siendo cómplice del flaco y me dice cancherita y picante:

– ¿Que te pasa che, estas nervioso?

– Vos no me has visto nervioso, le conteste mirándola fijo. Sin prestarle mas atención al asunto.

Fue entonces cuando la nena introdujo la cañita en el vaso cual probeta de laboratorio y me salpico en la cara, de frente marchhhhh. Se me paralizo el cuerpo, los ojos se me prendieron fuego nuevamente. Creo que me llegaron a arder. La cara de mí ahora amigo se desfiguro.

– ¿Que haces desubicada?, le dijo el flaco. Yo suspiré hondo pensando (que suerte que tenemos ambos que seas mujer) y le dije:

– Voy a hacer que te saquen, ¿sabes? Me di media vuelta y me acerque hasta un patovica que estaba parado cerca.

Le conté tal cual lo que había pasado, que por favor la sacara porque era una desubicada. Mientras le contaba, la pareja discutía, supongo que por la que se había mandado la mina.

– Mira, no puedo sacarla si no la veo mandándose alguna, menos si es mujer, me contesto el gigante.

– ¡Macanudo!, me dije. Era temprano, la noche estaba linda, todos mis amigos estaban con migo y no daba para enroscarse al pedo. Di media vuelta y me fui.

Imagínense lo bien que había actuado que al rato paso el flaco y convidándome fernet me dijo que lo había hecho sentir un boludo. Nos quedamos charlando un rato y seguimos cada uno en la suya.

Entonces apareció la cancherita, se me acercó y me dijo muy confiada:

– Ahora vas a ver como te hago sacar yo…

La mire mitad diablo mitad rebajándola y decidí ignorarla. Yo ya estaba con los chicos.

Minutos mas tarde me tocan la espalda, me doy vuelta y veo al patova al que le había llorado la carta y me dice cortante:

– Pibe, te vas a tener que ir

Cuando era chico mis viejos me llevaron a Güenosaires y me quedo una imagen patente que nunca en la vida pude olvidar. Mientras mis viejos hacían sobremesa en un restaurante yo salí a jugar a la vereda del local y me quede tildado viendo una demolición que había en frente. Me quede sorprendido viendo que era cierto que existía esa maquina gigantesca con una bola que destruía paredes. Inolvidable.

Esa noche sentí que mi cara era la pared y el comentario del patovica la bola…

– ¿Porque me vas a sacar?

– Dale vivo, por tocarle el culo a esa chica, cancherito, me dijo soberbio señalando a la yegua mal parida de la mina.

– ¿Vos me estas cargando? ¡Recién te pedí que la sacaras!

– Retirate o te saco

Una vez mas una tormenta eléctrica de proporciones titánicas invadió mi mirada, sin despegarle mis ojos de los de el le dije mientras me agarraba el hombro

– Voy a salir solo, me llegas a apretar el hombro y te juro que los dos nos vamos a arrepentir.

Llegando a la puerta le cuento a otro patovica lo que paso, con el que me acababa de sacar presente y me dice:

– Lo siento, son políticas de la casa. No podes tocarle el culo a una mina. Haciendo total caso omiso a todos mis comentarios de la historia.

– ¡Macanudo!, me dije. Me di media vuelta y me fui a comer un chori. Hasta me dieron ganas de reír.

Yo se que el patovica no va a leer esta nota, porque aun no nos lee ni Catúlo. Pero esto lo hago para desahogarme un poco, ser centro de gastadas una vez y pedirle a la vida o algún ser superior que alguna vez en la historia de mi humanidad me de la chance de ser yo quien decide si ese tipo se queda o se va, si entra o no, si le hago o no el favor, si lo atiendo o no. No para cortarle el rostro, sino para dejarlo pasar o ayudarle en lo que me pide pero sin dejar de hacerle acordar lo que me hizo esa noche. Y que al menos por una vez en su vida se sienta una basura hija de puta, un mala leche re mil cagado, un  amorfo, rata, esclavo, vigilante, bárbaro, infeliz, hijuelagran puta, gordo hamburguesa erótica, payaso, ignorante y absurdo.

Y para aquella mina, ojala la diversión de sus noches siga siendo molestar y hacer echar a flacos de los boliches por muchísimo tiempo más.

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