/¿Usted es celoso? Échele la culpa a sus padres

¿Usted es celoso? Échele la culpa a sus padres

Freud decía que es «fácil ver» que los celos están compuestos por:

  • Dolor, causado por el pensamiento de que se está perdiendo a alguien a quien uno ama.
  • Dolor, porque no podemos tener todo lo que queremos, aun cuando lo queramos con la mayor intensidad y merezcamos tenerlo.
  • Dolor, sentimientos de enemistad contra el rival exitoso.

He aquí que los celos demuestran poseer profundas raíces en lo inconsciente, y continúan impulsos muy tempranos de la vida afectiva infantil. Por lo que el dolor queda supeditado a la parte interna y no reconocida de quien somos, y en cada estresante situación de celos, remontan los recuerdos entre juguetes, peinados ridículos y ropa extra-pequeña.

¿A qué me refiero? Pase y vea.

Probablemente, si usted es celoso es porque sus padres quisieron, prestaron mayor atención, amaron y eligieron como favorito a alguno de sus hermanos, palabras más, palabras menos.

“¿A quién habrás salido vos?”, “¿Por qué no seguís los pasos de tu hermano?”,  “Dejá que lo haga tu hermano”, “Que te explique tu hermana”, “Vos no entendés nada”, “Él es el más inteligente” (y el dedo señalador esquivando tu cabeza), “Este es un loquito lindo” (el cacheteo por sobre tu capocha), y sus ojos de “vaca mirando al tren” esperando que algún elogio le llegue, pero no. Lo quisieron y lo quieren, aunque a veces lo traten como a un completo ineficiente. Recuerde ¡No es inútil, sus hermanos nacieron más ágiles de mente y físico que usted!

Los celos lo conectan con una parte de su niñez, como venía diciéndole recién. Con ese pequeñito que alguna vez quiso todo para él y se lo arrebataron de las manos. Con ese niño mezquino que no quería compartir y al que cagaban a patadas entre todos. Con esa criatura que celaba cuando el papá abrazaba a la mamá y le tocaba el poto. Con esos momentos entre amiguitos en que nadie lo elegía para formar parte del equipo de fútbol o voley, o era elegido último y por descarte. Los celos lo conectan con esa maestra que siempre veía el error en sus tareas y calificaba de dotado e inteligente a su amiguito, por  tener plata, porque recibía regalos grandes de parte de la madre para el día del maestro.

Los celos lo conectan con esas frases de adolescencia que de vez en cuando repercuten en su cabeza “te quiero como amigo, como hermano, pero a mí me gusta Juan Cruz”.

Los celos conectan con las vivencias peor vividas de nuestra infancia, donde nos sentíamos poco amados, que nuestra madre nos abandonaría y se llevaría sus ricas tetas colmadas de nuestro alimento vital; donde llorábamos porque nuestro amigo del alma nos dejaba por otro, donde nunca seríamos las más lindas del curso, y donde el control remoto del tele siempre se lo darían a nuestro imbécil hermano menor.

¿Qué son los celos? Ganas de matar a quien nos quiere arrebatar lo que supuestamente es nuestro.

Sentir que está perdiendo a quien ama es normal si usted se la pasa comparando con la rubia pechugona con quien trabaja su pareja. Sí, lo está perdiendo, lo va perder, pero no se compare, ¡que eso la hace sufrir! Tiene todas las de ser una estropeada  si se mide constantemente con una más rica que usted. Mídase con la fea, forma de poder recuperarse cuando la dejen.

¿Sentimientos de enemistad contra el rival exitoso, contra el copadito al que todo le sale bien? Pues, aléjese. No lo mire, no lo escuche, no frecuente los mismos lugares y elimínelo del facebook. Eso le dará menos chances de sentirse un total y extremo fracasado.

¿Se siente responsable por las pérdidas de seres amados, ex novios, ex amigos, en demasía? “Ellos no lo merecen”, será su eterno consuelo. Entre sentirse desafortunado en todas sus relaciones y ser soberbio, sea soberbio, de todas maneras seguirá concibiendo un sentimiento negativo, pero saldrá airoso de cada piñón que le metan al corazón.

Los celos no son sino una cosificación del otro, una cosificación que se hace en nombre de un derecho de propiedad sobre “algo” que se supone nos pertenece. Mentiras, nadie ni nada nos pertenece.

Deje de querer poseer todo lo que lo rodea y dígnese a dar. No vea tantas novelas, ni pase tanto tiempo al pedo.

Como decía Don Jacinto Benavente: “El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina, basta”. 

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