Comer es la gloria. Pocas cosas nos dan tanta satisfacción como poder saborear exquisita comida y deleitarse con preparados gastronómicos de otro planeta.
Entonces, como buen hombre macho alfa que luego de ver alguna receta de cualquier tipo de comida, ocurre lo que se llama “El Síndrome De Si Alguien Más Lo Pudo Hacer Entonces Yo Lo Puedo Hacer Mejor”.
Dicho síndrome, cuando alcanza a masculinos con aires de cheff, logra separar en diferentes categoría a la población afectada:
Los “canal Gourmet”
Estos tipos se la pasan viendo el canal gourmet, señalando con el dedo al grito de “ESO, ESO, ESO” cuando aparece una receta que cree poder hacer. Se pegan al televisor cual hincha de fútbol a los partidos del domingo. No paran de contar en la mesa los programas que vieron: desde chinos que hablan como el culo y no se les entiende nada hasta los que muestran a tipos viajando por el mundo y comiendo cosas raras. Si tienen DirectTV te graban todo lo que puede y en el 90% en la puta vida lo vuelven a ver. En el momento de llevar la teoría a la práctica todo se vuelve un caos. Putean por no conseguir la canela importada de Malasia, los huevos de águila calva y las aletas de tiburón virgen. Con frecuencia, cuando desplegan todo el arsenal de ollas, cacerolas y sartenes y observando que le faltan la mitad de los ingredientes, terminan haciendo un arroz con pollo con el sobrecito de condimentos del súper.
Los “te hago todo a la parrilla”
Fanáticos de la cocina regional te hacen absolutamente todo a la parrilla. Empiezan por carne, pasan por pizzas, le agregan planchuelas para cocinar verdura y terminan con una olla toda tiznada “porque los fideos a la parrilla le dan un no sé qué”. Quienes tienen parrilla fuera de casa el clima no es un impedimento, por más frio y lluvia que quisiera opacar los planes para hacer esas ricas remolachas con sopa a la parrilla, se las ingenian para que el fuego no se apague. Y si hablamos de los que tienen hogar a leña dentro de casa, eso es el infierno mismo dejándote todo el comedor, sillones y muebles con olor a comida mezclada con el humo de las brazas. Bajen un cambio muchachos que cada vez hay menos árboles.
Los “aderezos de moda”
Nada peor que encontrar un fanático de algún aderezo de moda. Desde mostaza con miel, pasando por humo líquido y terminando con “lo que sea deshidratado”. Se los agregan hasta en el café con leche del desayuno y lo peor de todo es que te los ofrecen a vos. Y ni hablar cuando al servir la comida preguntan a los gritos con tono canchero “¡A VER SI ADIVINAN EL INGREDIENTE SECRETO!”. El nivel de infumabilidad pasa cuando van al WaltMark o Jumbo y se van derecho a la góndola de importados para comprar algún frasco kétchup o pasta de ajíes mezclada con alcaucil elaborado en Brasi. Brasil y San Martín en un puestito frente a la plazoleta Barraquero. Pará un poco Francis Mallman de supermercado chino que con mayonesa y queso untable dejás feliz a la mayoría.
Los “te uso todo para dos bifes y tres salchichas”
Estos individuos suelen utilizar absolutamente todo para preparar lo que sea. Y generalmente la cantidad de utensilios utilizados es directamente proporcional a las ganas que después tienen de lavar todo. Durante la preparación abundan frases como “¿No hay una puta olla en esta casa?” o “¿Dónde mierda dejan los cuchillos limpios?”. A media cocción ya no hay espacio físico en la cocina ni para una nuez moscada, cada cm2 está ocupado por algo sucio. Al final no quedan cubiertos, repasadores ni vasos PERO ZARPADOS HUEVOS FRITOS TE PREPARAN.
Los “todo casero”
Quienes componen este grupo vienen siendo como los vegeta – veganos de esta selección. Para ellos todo debe ser casero porque lo que venden en el supermercado es una mierda, un robo, están contaminados por algo de Monsato y por supuesto carece de sabor. Lo que no consiguen en el mercadito hippie de la esquina lo preparan ellos mismos. Chimichurris, pan, tortitas, pizzas, aderezos, jugos, condimentos. Y ni hablar de cuando se les da por tener una huertita en el patio de la casa porque si te ofrece mojitos seguro viene con menta un tanto meada por el choco, o si propone una ensalada de “tomates propios” preparate para una fuente con 3 cherries que no te tapan ni una muela.
Faltó los tipicos nabos que creen que saben de vinos para acompañar esas comidas. A todos nos gusta el vino, ok, pero cuando se ponen pesados comentando pelotudeces del tipo «el caberné de Familia Zucarrrdi es especial para este chivo a la parrilla con leña de Lavalle, pero el caberné de Altos de Tupungato es especial para el asado de tira porque ambos caberné son distintos debido a que blablabla…»
La concha de tu hermana, es vino tinto, ya fué. Cualquiera es sommelier