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Facebook, la hoguera de las vanidades

A veces pienso que el tan mentado Facebook, red social en franca decadencia pero aún resistente a su segura caída a manos de la inmediatez, se sostiene debido a que ha sido tomada por asalto por los +35, que son un poquito más reacios a abandonar el barco porque sus tiempos generacionales son más largos, y su paciencia también. Esta red se me figura como una olla con guiso gigante, donde:

a) El 80% está en el medio y se compone de fideos , verduras en cubitos y trocitos de carne. Representa a la gente más standard, con sentido común, poca imaginación y que esconde bastante bien sus demonios personales.

b) Un 7% de panceta y choricito colorado: Si hurgás con el cucharón de madera en la masa del guiso, buscando, te encontrás con los excepcionales. Gente friki, border, talentosa, delirante. Personas que piensan y disparan estados aperturistas y novedosos . Gente adorable, de la que aporta de verdad.

c) Un 13% de jugo, agua, aceite, grasa flotante y zumos condimentados varios: En las orillas, están los inadaptados sociales. Odiosos, sicópatas, asesinos en potencia, desequilibrados sin filtro, estafadores, esquizofrénicos de múltiples cuentas, gente nociva de verdad. Pese a esta definición, a todos nos gusta sopar el pan en ese jugo de vez en cuando; porque es sabroso, y porque todos tenemos un poco de eso también. Pero claro, nadie se tomaría un plato lleno de sólo ese jugo, porque te manda al hospital.

Planteado el escenario, existe una clasificación así al voleo de algunos de los estilos variados con los que todos los niveles es de este gigantesco guiso se manifiestan en esta red social:

1) El Retroalimentado: Pone un estado o foto aparentemente transgresor y sarpado sobre sí mismo, y luego otro después (generalmente en el mismo día, para que no se enfríe) quejándose de todos los que lo criticaron, victimizándose, buscando apoyo y haciéndose el open mind incomprendido. Lo que no vislumbra es que son contactos ¡que él mismo eligió!. Y así sigue con la rosca sin fin, retroalimentando su propio y fantasioso escenario, anhelando una aceptación que al final, se la dan. Porque al último sólo quedan comentando los que lo aprecian. Y así se queda satisfecho, pensando que ha ganado la batalla contra este mundo discriminador y despiadado.

2) El Soy, luego Pienso: Manda un estado así de sopetón, sin masticarlo, mal redactado y pésimamente pensado. Se le llena el muro de haters al instante, disparando mofa y crítica en todas las direcciones posibles que dejó abierta la gansada que se mandó, incluso lo matan con los errores ortográficos. Luego, avanzado el día, se empiezan a pelear entre los mismos comentaristas y la cosa se va diluyendo.

3) El Hipermemero: Gente de poca capacidad expresiva, pero de frondoso pensamiento. Aplican meme a todo lo que hace sombra, con efecto inmediato. Este personaje despierta adhesiones instantáneas porque tiene el don de dar justo en el clavo de lo que se está imaginando la mayoría. Esto, asociado a imágenes de la tv en boga , más frases ligeramente alteradas de personajes conocidos, es una mezcla imbatible. Suelen ser buenos para la complicidad y muy escasos para reflexionar. Todo te lo responden con un meme, pero llega un momento en que ya aburre.

4) El distraído: Publica noticias falsas que cazó de pasada sin verificar fuente ,sólo porque le activó el resorte social/político/económico o lo que fuese.Y reacciona con un comentario.O simplemente publica un estado “Qué es X cosa de la que hablan todos”?. Se intuye que esa persona busca hacerse el graaaan ocupado en sus importantísimos asuntos, sin tiempo para estas pavadas del FB. Si fuese curiosidad pura y franca, buscaría cualquier estado donde se habla de eso y preguntaría en un comentario. O leería el hilo, directamente.

5) El compartidor: No se le conoce una sola idea propia, todo lo que sube es robado o compartido. Imagino que deben trabajar en el Correo o en FedEx, porque si no, no se explica tanta pasión por la distribución ajena. Es un canal de divulgación formidable, pero no se sabe absolutamente nada de él. Un pasapelotas.

6) El travelerfotógrafo: “Acá, castigándome”(foto de la parrilla) “acá, pasándola mal”(foto en la playa en Bali) “Atendeme este castigo”(foto tomando birra en un bar irlandés) . Un especímen equivocado de red, debería publicar en Instagram y le iría mejor. Primer humano con una máquina de teletransportación, un día está en Potrerillos y al otro, en Punta Cana y mañana en Aspen esquiando. Suelen tener pocos comentarios, y todos de halagos medio forzados.

7) El pitbull soslayador: Sube una frase de alguien ajeno a su muro. De inmediato, omite toda la intención del citado pensamiento en su totalidad y contexto, y se enfoca en una o dos  palabras que le hacen ruido o molesta; y ahí empieza a martillar, y martillar, y martillar. Se toma un descanso y después vuelve con la misma manija y nuevos bríos. Poseen una asombrosa capacidad de elucubrar teorías largas y complejas en base a un par de palabras sacadas de contexto, y es imposible extraerlos de la fijación. Si usasen esa capacidad para entender la frase completa, no habría siquiera discusión. Sus comentaristas le hacen de moderadores, en la mayoría de los casos para que no se infarte.

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