Bien, les traemos la seguidilla de compartidores compulsivos de memes en las redes sociales. Acá va la segunda y (tal vez por ahora) última parte:
El memelotudo sexopata: Es ese vago o mina (normalmente son ellas, nosotros quedamos como jeropas) que mandan esas imágenes poco sugestivas, con frases excitantes y que cuando entras a leer los comentarios aparecen dos millones de monos sedientos, parece una procesión de perros atrás de una hembra alzada. Si pones una imagen dibujada de una mujer abrazando a un hombre al que le está clavando las uñas en la espalda que dice “no hay nada como hacer el amor a la orilla del lago del parque”, no esperes que te digan que sos poeta, simplemente van a querer soparte la medialuna en la taza. No te me hagas la santa si todos sabemos que sos un demonio.
El memelotudo bizarro: Todo empezó con el famoso “obedece a la morsa” hace unos buenos años, hoy se convirtió en un montón de memes de extraterrestres drogados con frases flasheras: un tipo escabiando birra con Darth Vader y un montón de cosas que son mucho peores y de las que no vamos a hablar porque realmente dan asco. Mentira, si vamos a hablar, esos hijos del demonio que publican un grano gigante con la frase “yo sé que querés reventárlo”, lo más repulsivo es que vos sabes que sí, lo querés reventar. Dan asco, pero el morbo te incita a seguirlos.
El memelotudo ácido o “sad”: La oveja negra de la familia, claramente por su tipo de humor. La palabra “derrapar” o “ética” no están incluidas en su vocabulario. La cantidad de denuncias en su cuenta de Facebook o fan Page es comparable con la cantidad de “con eso no se jode” en los comentarios de sus publicaciones. Sus chistes son fuertes como cadenazo en los dientes. No discrimina y les pega a todos a diestra y siniestra. Religión, curas pederastas, feministas o “feministxs” como ellos los llaman, políticos, etc.
El memelotudo falopero: Memes de perros en una plantación de marihuana con caras re locas que dicen “mira Lucho, puedo hablar” o de un animal de 130 kilos aspirando una linea de 25 centímetros de merca, estos sí que son un ejemplo para los pibes. La droga es mala, no consuman que no queda nada para la muchachada.
El memlotudo Higuain: Pobre, se esfuerzan y esmeran, pero no hay caso. Sus memes son malísimos, nadie los entiende, necesitan un traductor para descifrarlos, y siempre tienen que explicarlo en los comentarios porque nadie entendió la referencia o el chiste. O llegan a destiempo y ya a nadie le causan efecto.
El memelotudo del grupo: Puede ser un amigo, un familiar o un compañero de trabajo. Suele hacer memes para mandarlos a los grupos de wsp de sus conocidos, es la peor pesadilla si te agarra de punto. Siempre está preparado y no deja pasar alguna, está al salto de un comentario desafortunado, un audio gracioso, y ni hablar de mandar alguna foto que después la edite para ponerte al negro de wsp de fondo, reemplazar algo que estés agarrando por un pito o recortarte la carita para ponerla en algún meme del momento.
El memelotudo clásico o de la “old school”: Ya son pocos los especímenes que habitan esta categoría, una especie en peligro de extinción. Ya casi no aparecen las viñetas de “Fuckencio” o las del píbe alambre que escupe el cereal. ¿Dónde quedo la triste cara del “Forever alone” o la de “Yao Ming” cagándose de risa? Los orígenes se van olvidando de a poco.
Esos son todos los especímenes que hemos visto hasta ahora, algunos nos agradan y otros, no, unos son graciosos y otros tienen menos gracia que los chistes de Conep. ¿Y ustedes, a que tipos de memelotudos siguen?