De chica siempre me gustó mucho el fútbol, me sabia la tabla de promedios, cada jugador de cada equipo, los domingos era de fútbol con mi viejo… soy el “varoncito” que mi viejo nunca tuvo…

Mi viejo siempre fue a la cancha, un equipo del parque amaba ir, yo siempre le insistía que me lleve y nunca nada siempre la excusa era que todavía estaba chica, era mujer, los hombres son atrevidos bla bla… chamuyos…

Cuando cumplí 15 me encapriche que quería ir a la cancha… quería pisar una tribuna no aguantaba más; como él nunca me llevo ese día decidí ir sin carpeta para poder ratearme de la escuela, me saque el guardapolvo, me puse la casaca y encamine al parque…

No basto cruzar la Belgrano que por la Aristidez y ya comencé a ver los colores de mi equipo, banderas, camisetas, todos con sonrisas en sus rostros, de a grupos… eran familias con niños pequeños, grupos de amigos… a ninguno le faltaba el vino, el fernet ni el porrón para encaminar el trayecto hasta el parque.

Yo opte por seguir unos chicos que tenían cara de ir a la popular, ¡estaba perdida! ¡menos mal que faltaba para que empezara el partido!

Llegamos a Bouglone Sur Mer y se metieron por un callejón… “¡cague!” me dije a mi misma… ¡Estos van a fumar un churro, ni van para la popular!… Así que con toda la vergüenza del mundo, porque me sentía una boluda, le pregunte a unos chicos que estaba tomando en ese callejón donde se sacaban las entradas para la popular y por donde ingresaba… el chico me explico perfectamente y me ofreció un trago de cerveza, le pegue un sorbito con desconfianza, di las gracias y encamine para sacar la entada.

Solo al llegar a la esquina de ese callejón vi miles de personas con sus familias, banderas gigantes, la emoción que tenía en ese momento era inigualable… fui rápidamente a sacar la entrada y me mande… en eso que me mande una policía me agarra del hombro de mala forma y me manda para atrás, en ese momento un par de pibes le gritaron que era una mujer que me respetara y cientos de insultos… el chico no me dijo que tenía que esperar… que boluda…

Una policía me señala y voy frente de ella, me metió mano hasta en el tuje, tenía el pelo suelto y me lo revolvió, la mire pensando ¿qué crees que escondo merca en el pelo?

Y ahí termino todo… di mi entrada e inmediatamente pise ese lugar… ese magnífico estadio…había miles de personas contentas por todos lados, comiendo chori, colgando las banderas, subidos al parabalanchas, en el alambrado…

Comencé a caminar y quise ponerme en un lugar donde viese bien el arco para poder ver el partido tranquila, se me ocurrió ponerme en el medio, sentada, fumándome un pucho empiezo a sentir ruido de bombos, cantos, gritos minutos antes de empezar el partido… todos se pararon a filmar la banda que estaba ingresando… subieron por los escalones sin parar de tocar y si se pusieron alado mío todos los de la barra…

Comenzó el partido miles y miles de papeles blancos inundaron el lugar, me sentía en la gloria, me sabía todos los temas de la cancha por mi viejo y no pare de cantar y alentar los siguientes 90 minutos.

Salí de ese lugar fascinada, la garganta echa mierda, con amigos nuevos que hasta el día de hoy me junto en la cancha, conocí muchas personas excelentes, personas que me unieron a la gran familia de ese equipo..

Ya pasaron más de 7 años y sigo firme en la popular, no falte ni un solo partido (metí chamuyos en el trabajo, escuela, facultad, todo), tuve la hermosa dicha de viajar de visitante.

Hoy mi viejo me ve desde la platea, ve a la nena que nunca más dejo esa pasión, y mi vieja ve a la nena que se va entre los manyines (como les dice ella), pero sabe que esos manyines son los que me cuidan y respetan… ¡Hasta la fueron a ver al hospital cuando la internaron!

La cancha es un lugar sagrado, que te pone la piel de gallina, y hoy soy yo la que voy y el día de mañana iré con mis hijos para que sigan sintiendo la sensación que yo sentí la primera vez que pise ese lugar.

Escrito por Andre para la sección: