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Alejandro Lavorante: el boxeador mendocino que se anticipo a Rocky

 

Silvester Stallone encarna a Rocky Balboa, en la primera película de la saga del boxeador blanco que combate en la categoría de los pesados ante Apolo Crew, el campeón negro. La melodía de “Ojos de Tigre”, que se metería para siempre en el mundo del boxeo, me transporta en el tiempo…

Blanco, de físico privilegiado y de fuerte pegada… Ese era Alejandro Lavorante, mendocino, descubierto por Jack Dempsey, el lengendario campeón de la categoría de los pesados, en Venezuela, donde el natural de Godoy Cruz había viajado junto a Pascualito Pérez (el campeón mundial de los moscas y también mendocino). Dempsey, adelantándose en más de 30 años a la ficción de Stallone, vio “el negocio”: un blanco en la categoría de los pesados sería toda una sensación en tierras del Tío Sam.

Puños de oro

Solo 24 años tenía el púgil mendocino cuando debutó ante Don Bogany en San Antonio y ganó por nocaut en el tercer asalto. Después vendrían otras tres peleas ¡Cuatro peleas en menos de un mes! Y para cerrar el año (1959), caería por puntos ante Roy Harris.

El ex pupilo de Diego Corrientes siguió su récord impresionante de nocauts en los dos años siguientes: 13 ganadas por la vía rápida (entre ellas, una en Los Ángeles, nada más ni nada menos que ante Zora Folley) 2 por puntos, aunque en la última del 61 cayó por decisión unánime del jurado, que lo vio perdedor en las tarjetas.

Fueron demasiados combates y la categoría de los pesados no estaba distribuida como hasta ahora (Lavorante medía 1,94 y  pesaba 96 kilos). Lo cierto es que Lavorante comenzó a declinar en su rendimiento y para colmo tuvo que enfrentarse a Archie Moore, Cassius Clay (sí, el mismísimo Mohamed Alí) y con ambos perdió por nocaut. Por la misma vía caería ante Johnny Riggins. Después de esta pelea, el ex Granadero cuando le tocó la conscripción, tuvo que ser hospitalizado y no se recuperaría nunca más.

Un año muriendo

Después de medio año en un hospital estadounidense, donde se le descubrió un coágulo en el cerebro, sus padres y sus cuatro hermanos decidieron traerlo al país. Murió en nuestra provincia el 1 de abril de 1964 tras estar más de un año inconsciente. Casi al unísono sonaron las voces que exigían la prohibición del boxeo, la muerte de Lavorante, con solo 27 años, movilizaba a la gente por la abolición del rudo deporte.

Alejandro Lavorante podría haber emulado al “Toro Salvaje de Las Pampas” Luis Ángel Firpo, o unos escalones más abajo a Oscar “Ringo” Bonavena, en la categoría del boxeo que congrega multitudes, pero no pudo ser. A 50 años de su muerte, no podemos quedarnos solamente con el dolor de una muerte, sino recordarlo como un grande que combatió ante los grandes y afuera, donde todo es más difícil.

El legado

“Las manos de Lavorante”, “Los guantes de Lavorante” eran las frases recurrentes de algunos relatores de fútbol cuando hablaban de Andrés, su sobrino, arquero que jugó en muchísimos clubes de Mendoza (el mismo que tuvo la gloria especial cuando hizo un gol de arco a arco en San Juan) que en definitiva es un homenaje a este otro mendocino que se calzó los guantes en busca de un sueño que no pudo ser…. Alejandro Lavorante falleció en 1964, solo tenía 27 años.

Acá les dejamos un video con su historia completa:

Escrito por Oscar “Chino” Zavala