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¿El rugby tiene la culpa?

La noticia causó conmoción este fin de semana. Fernando Báez Sosa es pateado hasta la muerte mientras se encuentra inconsciente en el piso por 11 jugadores de rugby. La pelea comenzó dentro del boliche, seguridad echó a los dos grupos conflictivos y 10 minutos después los rugbyers atacaron en patota al muchacho mientras tomaba un helado.

No hace falta ser muy despierto para darse cuenta que este tipo de noticias es recurrente en el país y el mundo… rugbiers atacan en patota a una persona, violan en patota a una chica, agreden en patota a otro grupo. Como opinó Ivan Motorola en Facebook (sic): «¿y porque no escuchamos de salvajes basquetbolistas, o de sanguinarios nadadores, o de desalmados tiradores deportivos?, ¡¡¡siempre son RUGBYERS!!! Involucrados en homicidios en manada o violaciones en manada. ¿Son SETENTA casos aislados? No me parece no hay que ser ni psicólogo, ni criminalista para ver la evidente conexión o simplemente un boludo para no verla«.

La filosofía deportiva

Detrás de cada deporte hay una filosofía, que excede a la práctica del deporte en sí. Como amante de las artes marciales, he practicado varias a lo largo de mi vida y también he practicado muchos años boxeo. Las artes marciales, como el Kung Fu, el Karate, el Judo, el taekwondo, etc. son disciplinas nacidas en oriente, donde la filosofía dicta que el valiente, el maestro, el verdadero guerrero es aquel que se anima, gane o pierda. Se admira al luchador por el simple de subir a un tatami a enfrentarse contra su oponente, sin importar el resultado. Por el contrario, el boxeo es de naturaleza occidental, donde el éxito radica en el ganador… y al perdedor ni aplausos. Más allá de esto, ninguna de estas disciplinas nos enseña a pelear fuera del ámbito competitivo. Personalmente, en mis 36 años de vida, jamás me agarré a piñas fuera de competencia. Pero, muchos compañeros míos si… teniendo la misma enseñanza. ¿Entonces es culpa del deporte o de la persona? Es lo que intento reflexionar.

Respecto al rugby, tampoco hay que ser jugador o periodista deportivo para reconocer que hay una filosofía de trabajo en equipo, de amistad, de masa, de sinergia y complemento. Horacio Almaraz opina (sic) «Sumale que ningún deporte tiene un tercer tiempo, donde se juntan los dos equipos a compartir un rato y tomar algo después de terminar de jugar un partido, 5 años jugué y nunca me agarre a piñas fuera de la cancha«.

Gustavo Zippo hace un análisis muy interesante (sic)… «Partamos de la base honesta de que, personas pacíficas y personas agresivas hay en todos los estratos de manera transversal. Entonces, una variable que puede darle la particularidad a esta acción, es que en el mismo deporte se enseñan tácticas de avances en bloque, y sentido de equipo, acompañado de una gran fuerza, estado físico y resistencia. Esta gran herramienta que sirve para avanzar en el deporte en sí y que transmiten valores de sacrificio, sentido de equipo, puede ser bien o mal usado según la ética y moral particular de cada uno. Atacar o provocar a un rugbier cuando está acompañado puede despertar una reacción del resto. Hablamos de la transformación de un valor, en una herramienta de defensa grupal bien entrenada por lo tanto, letal.

Siempre la línea se traza en la moral y decencia de cada uno. Es lo que te separa de un criminal y claramente, este grupo es criminal«.

Los clubes y el ambiente del rugby

Entonces aparece un punto de inflexión muy importante y digno de análisis, Diego Barraco nos cuenta (sic): «Jugué por años al Rugby, desde chiquito, y te puedo decir que las bases y los principios del deporte son impecables, ¿sabes dónde está la falla? En el club. Ahí está la cosa… hay clubes que están hechos muy a pulmón, y los pibes que juegan ahí son impecables, después tenemos los clubes de renombre que todos conocemos donde van los padres, largan a los pibes ahí con 7 años y los bolsillos llenos y los dejan que se críen solos… y ahí es donde viene la cagada, después tienen 20 años y resultan ser unos soretes malcriados que creen que se pueden comer el mundo y con el derecho de hacer lo que quieran porque son el hijo de… o porque andan en grupo y se la re aguantan. Y esos son los mojones que ensucian el deporte. Lo que pasa es que generalmente el Rugby está asociado con estratos medios-altos… y todos sabemos cómo son esos círculos, no hay que generalizar, pero sabemos cómo son…»

Gastón Say NoMore da una conclusión rigurosa (sic), «El rugby es un deporte. Acá, es casi, una clase social. Nenes de papas, valientes en grupo, y malcriados por progenitores»

Emmanuel Aguilar opina (sic) «El deporte no mata. Los que matan son las personas que piensan que por ir en manada o grupo grande pueden hacer lo que quieran. El rugby impone valores que hoy en día muy pocos respetan y valoran. Claro ejemplo estos pibes.»

Enzo Magnani deja un comentario interesante (sic): «Igual no es casualidad, es causalidad. Pibes con sentimiento de que lo pueden pagar todo con plata, hasta asesinatos, sumado al sentimiento de manada bien fuerte y masculina que sienten que pueden reventar a cualquiera que se cruce, termina en esto. No digo que sea culpa del rugby como deporte, ni que todos los rugbiers son así tampoco, he conocido pibes excelentes que hacen el deporte, pero ya es mucha coincidencia tantos accidentes involucrándolos, da a pensar que es una actitud recurrente en el deporte, y que hasta quizás se festeja en esos círculos».

¿Se puede separar el deporte del ambiente? ¿Acaso no hemos escuchado miles de veces «este pibe jugaba como Messi, pero prefirió la fiesta y las minas» o «era un crack, pero no le gustaba entrenar o venía los domingos borracho a jugar»? ¿No es tema tabú, por ejemplo, la homosexualidad en el fútbol? Y en ningún lado dice que para jugar a la pelota hay que ser heterosexual, sin embargo ni en los países del primer mundo más desarrollados vemos jugadores gay.

El papel de la UAR

«El deporte no mata» dicen casi todos, pero en este caso les da las herramientas para violentarse en equipo, la resistencia y el entrenamiento y además el ambiente les da la impunidad ¿No debería la UAR (unión argentina de rugby) tomar cartas en el asunto? Esta es la opinión (sic) de Oscar «Chino» Zavala, periodista deportivo mendocino: «mis colegas especializados en el deporte de la ovalada se molestaban cuando uno titulaba «rugbiers atacaron en patota …», pero antes de dar cualquier opinión – que siempre es subjetiva- escuché recién que la UAR toma cartas en el asunto para dictar charlas, talleres, etc…. o sea, toman conciencia de que algo está pasando, son ya muchos los casos y no se puede seguir mirando para otro lado ni tomando posiciones rígidas… Vos lo dijiste arriba, ¿crees que los boxeadores de un gimnasio acaso no salen, se divierten, van a boliches? por supuesto que sí y de cualquier otra disciplina deportiva… y no es habitual (salvo las lógicas excepciones) que hayan atacado en manada a otros, pero si con el correr del tiempo este tipo de abusos se repite con rugbiers (porque lo es, se saca ventaja, obvio) es que algo anda mal… no tiene el rugby la culpa, por supuesto… pero nada sacamos dejando las cosas así, por eso me parece muy importante la iniciativa de la dirigencia en cuanto a esto.»

Llego a la conclusión de que hay un contexto, un ambiente que perjudica al deporte en sí. En 2018 el juez de Garantías David Mangiafico resolvió la absolución «lisa y llana» de Sebastián Vanín, Ignacio Ceschín, Enzo Falaschi e Ignacio Biffi y José Hervida (mánager del equipo, sospechado de abuso sexual simple), los rubiers de la Unión de Rugby de Cuyo que habían sido acusados por una joven de 24 años de haberla abusado sexualmente  durante los festejos por la consagración nacional del equipo en Chacras de Coria en diciembre de 2016. Si esos chicos hubiesen sido jugadores de vóley, de hockey o de tetris el resultado hubiese sido idéntico, por justicia, dinero o apellidos, como quiera el lector creer.

Pienso que las familias pudientes tienen más impunidad que el resto, es mentira que la justicia es igual para todos. Los que tienen plata pueden pagar, coimear, sobornar o apretar por la mera portación de apellido. Son miles los casos de homicidios, violaciones y crímenes de todo tipo donde «hijos de» quedan impunes. Y el rugby, hoy por hoy, es un deporte en su gran mayoría practicado por una elite pudiente. Elite que no lo ve como un posible medio de vida, sino que simplemente una cuestión deportiva o social. Entonces, para mí, el problema no es el rugby, el problema son las familias de mierda que amparan a los jugadores, familias de padres ausentes, de valores ausentes, de contención ausente. Esos chicos son «como bombas pequeñitas», que amparados por la manada, por el sentimiento de fuerza de grupo, cometen abusos, pero está en su genética, en su psiquis ese espíritu de virulencia e impunidad.

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