Cuando era adolescente, en la época de cursar el colegio secundario, había un chico bastante popular, el típico pibe que se levantaba a todas a las chicas. Cierto día, una amiga le rechazó una invitación a salir y la consecuencia de esa negativa, fue un «despecho» traducido en hablar mal de ella y contar alguna que otra falacia, totalmente incuestionables porque salían de la boca del chico estrella.
Algo similar pasó con la entrañable groupie que merodeaba tras bambalinas en los recitales de rock, tomando té de peperina. Eso, según Charly. Según Patricia Perea, el rostro visible de la protagonista de la canción escrita por García, no fué tan así la historia.
Patricia amaba escribir sobre música; mientras estudiaba filosofía , despuntaba su pasión por las letras escribiendo sobre rock en la revista cordobesa «Expreso Imaginario»,donde tenía una columna en la que se desempeñaba como crítica de los shows que lograba presenciar. Y aquí puedo llegar a encontrar una coincidencia con el relato de Charly: Patricia tenía alma de groupie. Gracias a su relación con el manager de Serú Girán (que luego sería expuesta públicamente adivinen por quién… sí, Charly) obtenía ciertos privilegios como, por ejemplo, el acceso a los backstages de los recitales.
En una oportunidad, Serú Girán se presentaba en Alta Córdoba y Patricia fue a presenciar el espectáculo para luego escribir su columna en la revista. Como siempre lo hacía, observó, escuchó y tomó nota. Luego escribió y envió el texto a la redacción. La crítica que salió publicada destrozó al grupo de García, Lebon, Aznar y Moro. Fue dura y, si bien estaban acostumbrados a tener detractores ( sobre todo porque estaban en plena dictadura) estaban mucho más acostumbrados a ser aclamados por sus seguidores.
La publicación fue el detonante de un enojo por parte del grupo en general, pero mayormente se centró en García. Si hubiese existido un programa de chimentos, el hombre del bigote bicolor estaría sentado en el gran sillón dando detalles. Éste no sólo ventiló la relación de Patricia con el manager, sino que también hizo referencia a la carencia de objetividad y los intereses de por medio en las notas de Perea. Es decir, mientras «Peperina» obtenía lo que quería, las bandas eran las mejores, y cuando no, eran los peores espectáculos jamás vistos.
No contento con sus declaraciones, Charly se «venga» con un golpe muy bajo: le compone una canción. Quien escucha los primeros versos, puede imaginar a una simple y pobre chica, se encarga de demostrar las cualidades y sueños de Peperina. Pero con el correr de la cinta, se ve cómo de a poco va denostando la personalidad de la protagonista y la va tildando de groupie oportunista y haciendo hincapié, nuevamente, en la poca objetividad e inestabilidad de Patricia con la frase «Te amo, te odio, dame más». La canción es incluida en un disco que lleva el mismo nombre, por lo cual iba a resultar imposible que pasara desapercibida.
En el ambiente se sabía para quién era Peperina, lo que no se sabía era que pocas cosas de las que decía la letra, eran verdad. La música a la que ella tanto quería , de repente se le volvió una carga. Por las oficinas de la revista ya no se sienten con tanta frecuencia los pasos de «Pato», quien paulatinamente deja de escribir y decide abocarse sólo a la facultad, de la cual logra recibirse en Filosofía. Supo sobrellevar ese «estigma» y como pudo, siguió con su vida.
Pero todo cambió cuando decidieron hacer una versión cinematográfica sobre la «Peperina» de Serú. No sólo que no le pidieron permiso a la musa, sino que fue una versión tan alejada de realidad (mostrando una violación inexistente) y tan degradante sobre el personaje.
Aquí comenzó el verdadero infierno. Podía soportar que la gente pensara que era una groupie, pero no que el público creyera que todo lo que pasaba en la película, eran hechos verídicos.Se sumió en una depresión oscura, tocó fondo infinitas veces y comenzaron numerosas internaciones en neuropsiquiátricos. Le afectó su vida laboral, afectiva y le costó bastante recuperarse. Hasta que encontró apoyo en su amor de toda la vida: la escritura. Contó su verdad desahogándose en las páginas de sus dos libros; verdad que nadie se había molestado en buscar.
El mes que viene se cumplirá un año del fallecimiento de Patricia. De su muerte se hicieron eco varios medios, y ellos refrescaron un poco su historia, dándo la oportunidad de «informarse» a las personas que desconocían el origen y a la verdadera protagonista de los versos de «Peperina».
“Eran contradictorios, cantaban canciones de amor, pero no respetaban a la mujer», supo decir en una oportunidad la mujer de cabello rubio. Y es que Charly nunca le pidió disculpas y el público seguía aplaudiendo una canción llena de mentiras que nadie cuestionó, porque salieron de la pluma de García.
«Peperina» fue el resultado de un despecho. Casi, casi como lo que diría un chico popular al que le rechazaron una invitación.