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5 distintos tipos de infieles

La naturaleza dicta que cuando te encontrás con la persona indicada, esa que creés fue hecha a tú medida, no deberías necesitar sucumbir a los encantos de otra persona mientras estás en pareja o al menos es lo que se presume, debería suceder. Como decía mi mamá cada vez se me ocurría meter los dedos en el enchufe: “eso no se hace, es caca”. ¡Y así quedé!

Y la naturaleza es sabia ¡pero vos no! Cada vez son más las personas que creen que permanecer durante años junto a la compañía de ese ser “amado” es más imposible que hacer pis con el pito parado (me lo dijo mi hermano). Lo consideran como una suerte de hallazgo, casi imposible. Personalmente creo que lo sienten para poder morder banquina con menos prejuicios, dejando de lado la poca conciencia que puedan tener, aún a costa de sus bajos instintos.

Y cuando te volviste preso de la adrenalínica infidelidad, es imposible dar marcha atrás.

En fin, existen distintas formas de ser infiel. Estas fueron las que yo encontré luego de hacer una amplia encuesta a los choborras de mis amigos:

EL INFIEL CON CULPA

Lleva mucho tiempo de novio y nunca sintió la necesidad de sucumbir a los encantos de otra persona, pero esta vez no, ahora picó el anzuelo y le gustó. Pero como se trata de alguien que, aunque no parezca, siente algo similar a la culpa, se ve obligado a portarse cordialmente con vos al menos hasta que olvide que le miró el culo a tu hermana y te fue infiel con “la Jenny” del municipal en reiteradas ocasiones.

Generalmente evita hacerte sentir mal e incómoda en el momento del acto sexual ya que no dice nada sobre el tamaño de tus tetas ni te compara con la ex. Ahora no te sube la pierna hasta la nuca durante los cinco eternos minutos que él guste y se preocupa por tu bienestar (lo que te hace dudar).

También, es muy normal que caiga con regalos de todo tipo, aquellos que cuenten con una billetera coposa podrán darse el lujo de pagarte la infidelidad con algún regalo ostentoso que, sin estar preso de la culpa, jamás te hubiera comprado. Mientras que aquellos que prácticamente no llegan a fin de mes, deberán conformarse con invitarte a tomar algo al parque, invadido de mosquitos, utilizando como medio de transporte alguna Zanella tronadora.

EL INFIEL “TODO ME CHUPA UN HUEVO”

Ellos prometen ser lo peor de su clase. Encima que se da el lujo de revolverle el estofado a otra mientras se la pasa implorándote el baúl, le da la cara para tratarte como el culo cuando quiere. No digo que esté bien que te hagan más cornuda que a Pampita y por eso deban tratarte bien para “emparejar” un poco las cosas (porque claramente eso no existe) pero si conoce algo de decencia, como mínimo merecés que te respete (en algo) aunque suene y de hecho sea bastante paradójico.

El tipo no le rinde cuentas a nadie, es fanático de lo sensual, de lo prohibido y del mal gusto ya que la mayoría de sus deslices fueron con alguna morena de limitada cantidad de dientes y materia gris, mientras se movían al ritmo de la música de pocos compases en algún lugar bailable.

No le importa dejar las pruebas de su infidelidad al alcance de tus manos porque confía ciegamente en que te tiene engañada y en que crees en su cuentito del “amor eterno” aunque en el fondo sabés que son puras falacias.

EL INFIEL QUE LE CUENTA TODAS SUS AVENTURAS A LOS GOMAS DE LOS AMIGOS

Le cuenta cada detalle a sus amigos (que son más bananas que “el Alfredito” de tú ex) y ellos lo disfrutan como si la hubiesen puesto ellos. No pueden decir la palabra teta y culo sin transpirar y ponerse más caliente que pibe de trece años viendo porno amateur. Mientras comparten sus intimidades, suelen ser felices mirando perfiles de chicas (que no van a poder tener nunca en la vida) en Facebook tomando restos de sidra caliente que sobró de las fiestas. ¡Ay qué capos que son!

EL INFIEL QUE NO ACEPTA QUE LO ES

Para este ser, la palabra “cornuda” estigmatiza instantáneamente a la persona que lo padece, lo cual hace que jamás admita que fue infiel, ni siquiera con sus amigos cuando está choborra. ¡Digno hijo de puta! Como no le da la nafta para aceptar que engaña a la mujer que le calienta la cena cuando llega de joda, prefiere decir que cada uno de sus “deslices” fueron sin importancia y que no cuentan como infidelidad. Él no es de esa clase.

Mientras, le prohíbe a su mujer ponerse ropa ajustada, faldas cortas o remeras escotadas porque como gran sínico, sabe lo que un hombre mira en una mujer y algo en su diminuta cabeza le hace creer que ella es de su propiedad. Les juro que no exagero, conozco lamentables casos.

EL INFIEL “ARREPENTIDO”

Este tipo ya se quemó una vez y cuando su mujer se enteró, lloro más que cuando supo que los reyes magos eran sus viejos y vio lo bien que el sodero ponía en cuatro a su mamá cuando tenía doce años.

Entonces, como fue “perdonado”, cada vez que pasa por al lado de alguna dama que deja al descubierto más del 75% de su cuerpo y encima se encuentra acompañado de su (ex cornuda) pareja, baja la mirada como perro triste no sin antes ser víctima de numerosos reclamos que, claramente, merece.

A pesar de todo, quiero decirles a ustedes, mujeres (y tramiten el mea culpa) que no es completamente la culpa de ellos si somos más cornudas que Wanda Nara porque:

1° Cada vez que salís de joda con tus amigas te encanta provocar hombres, aunque “no hagas nada”. Vos si él mira aunque sea la boca de otra mujer lo colgás literalmente de las bolas o, en caso de no contar con la fuerza suficiente para hacerlo, procedés a cortarle el miembro con algún cuchillo tramontina. Pero si vos lo hacés está bien, igualdad de género y #NiUnaMenos.

2° Si te enterás que tú vecina se unió a tu club de “cornetas anónimas.com” te cagás de risa y lo gozás. Creés que posiblemente lo merezca por vestir ropa de hombre que le queda menos sexi que ver a la Tota Santillán en tanga y hacés correr la voz en el grupo de whatsaap que compartís con tu grupo de amigas.

¡Ojo! No se trata de justificar lo injustificable, pero a nosotras también nos encanta la joda y el descontrol. Una vez me tenía que poner del lado de ellos también.

¡Les amo!

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