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El deporte nacional

Ya se fueron las elecciones primarias (que si analizamos que ningún partido político postuló a dos representantes, se concluye que de primarias no tenían un huevo) y más del 50 % de la población votó por la continuidad de un bloque político y sus proyectos. Siendo que “mi rol” en el Mendolotudo es “escribir” de deportes, me gustaría explayarme de la relación que mantiene el gobierno nacional actual (y futuro seguramente) con la disciplina deportiva en general.

En primer lugar, dejemos en claro un punto. Dentro del presupuesto de la Nación (constituido mayormente por los impuestos que pagamos todos), se debe destinar el dinero a diferentes áreas tales como educación, salud, seguridad, sociedad, viviendas, provincias, subvenciones, sueldos, cultura, etc., etc., etc.; y (como una herramienta necesaria para el crecimiento, salud física y mental y como elemento de inserción social y esparcimiento que es) al deporte.

Hecha ésta aclaración, me gustaría detenerme a analizar una decisión gubernamental que en su momento me pareció, como mínimo, polémica.

Hasta el Torneo de Fútbol de Primera Clausura 2009, la televisación del mismo era responsabilidad de la empresa TSC (a través de TyC Sports, considerada del grupo Clarín), quienes tenían firmado un contrato con AFA hasta 2014 por los derechos de transmitir los partidos del fútbol local. Cabe destacar que el manejo de esta empresa rozaba lo ridículo, y, quizás también lo ilegal. No sólo por el hecho de tener que pagar un sistema codificado (es normal en varios lugares del mundo), sino más bien por una “ley”, la cual impedía que se transmitiera ninguna imagen, de ningún partido, hasta el día domingo a las 23.59 hs, horario en el que finalizaba el programa deportivo “Futbol de Primera”. Siendo que al deporte del balónpie en Argentina se le da, en general, mayor importancia que a la política misma, era necesario y se reclamaba (hacía años) una intervención del Estado para modificar esta situación, y terminar con el negocio y la mafia entre el monopolio de TSC y la AFA.

Ahora bien, en Agosto del mencionado año, en un momento en el que “casualmente” la relación Clarín/Gobierno era cuasi-bélica y con la excusa de “democratizar el fútbol”, el Estado (en conjunto con AFA) deciden romper el contrato que unía a la entidad madre del fútbol argentino con TSC y firmar uno nuevo, haciéndose cargo la Nación del pago de $ 600.000.000 anuales por la televisación en la TV pública de la primera división del soccer, adicionados a unos $ 100.000.000 por gastos de equipamientos, empleados, movilidad, etc. Es decir, se decidía “invertir” $ 700 millones, con la promesa de recuperarlo a través de la publicidad en la transmisión, aceptando que la empresa que tenía los derechos haría juicios al Estado y Afa por incumplimiento de contrato, justificado todo con el hecho de un “Fútbol para todos” y porque la situación económica de los clubes era “crítica”.

Ya de entrada, se percibe una movida arriesgadísima y apresurada (seguramente por la decisión de boicotear al grupo Clarín), donde finalmente, se estaba poniendo en juego una suma de dinero más que importante.

Quiero aclarar de antemano, que me siento totalmente afuera de la pelea Clarín/Gobierno; la cual me parece irrazonable, inentendible, innecesaria y un despropósito de ambos sectores. En definitiva, es una guerra entre dos poderes, quienes buscan constantemente aliados y/o enemigos, santificándose a sí mismos y defenestrando al rival, dejando poco lugar al mea culpa y a la rectificación de errores. Hago hincapié en este punto para recalcar que mi opinión surge desde un punto de vista neutral y sin banderas.

Retomado el hilo de la nota, quisiera exponer ciertos puntos de incoherencia en esta abrupta decisión estatal, los cuales intentaré fundamentar a continuación:

  • Luego de dos años conviviendo con el sistema del “Fútbol para todos”, se destaca que el dinero extraído del fondo público (600 millones anuales, que a partir del año 2012 se duplicarán + gastos adicionales) nunca fue recuperado, ya que la publicidad que aparece en las transmisiones es 80 % oficialista, es decir, bancada por el Estado. Se concluye que la promesa de que la inversión se recuperaría y provocaría ganancia, sigue siendo una falacia y el pueblo se ha visto obligado a financiar un capricho, sólo para ver fútbol gratis. Una exageración, teniendo en cuenta el monto que se está pagando.
  • Una de las razones por las cuales se tomó la decisión de estatizar el fútbol, fue para ayudar a los clubes asolventar sus deudas, que superaban en total los $ 800 millones de dólares. Pues bien, hasta el momento, esta cifra ha aumentado considerablemente, y no se ha controlado a los mismos como debería ser. Por citar un ejemplo, River Plate tiene un pasivo de 96 millones de pesos y en este mercado incorporó 10 refuerzos sin ningún tipo de vergüenza. En este caso, estas sociedades sin fines de lucro pasan a ser una especie de socios del Estado, por lo que deberían justificar sus gastos y medirse en los mismos, ya que sus cuentas pasaron a ser de interés público. Bueno, ni usted ni yo hemos recibido ninguna notificación de qué hacen con el dinero que nosotros mismos les damos. Los jugadores siguen cobrando sueldos de $50.000 mensuales (los mediocres) y nadie se queja. Las comisiones siguen bancando los viajes y el ingreso al estadio de los barras bravas y nadie hace nada. Ojo, que si queremos utilizar las instalaciones de cualquier club, debemos pagar la cuota social como siempre, así que ni en este sentido nos vemos beneficiados.
  • Ya dijimos que el Estado debe invertir en deporte, aunque $ 600.000.000 sólo para ver fútbol nos resulta ridículo, supongamos que es lo que se ha elegido destinar en el presupuesto. ¿Y el resto de los deportes? Con ese dinero ¿Cuántos estadios de, por ejemplo, Hanball, Volley, Tenis, Bochas, etc. se podrían construir? ¿Y cuando nuestros atletas necesiten de subvenciones para viajar a las Olimpiadas? No es el fútbol el único deporte existente, se debe invertir en todos y cada uno de ellos. Ni hablar de utilizar ese dinero en problemas de otra índole que no sea la deportiva.
  • Otro punto a tener en cuenta es que la transmisión de algunos partidos se dan exclusivamente en canales como Crónica, América, Canal 26, Canal 9, que como sabemos, en el interior del país sólo aparecen en la grilla de la televisión por cable, por lo que el Futbol para Todos, sigue siendo para “algunos”. Interesante contradicción.
  • Y por último, me parece una estupidez, que se destine semejante cantidad de dinero del fondo público, para ver fútbol gratis y ayudar a los clubes, quienes, como afirmé anteriormente, firman contratos siderales, mantienen una contabilidad deficitaria y definitivamente aportan muy poco a la sociedad. El fútbol como negocio, es una empresa que, con políticas de control y castigos, tranquilamente se puede financiar a sí misma, sin necesidad de que el pueblo deba aportar un centavo, como en cualquier país del mundo.

No es la idea principal de esta nota modificar la intención de voto de nadie, sólo quiero mostrar, desde mi humilde punto de vista, el panorama deportivo/político con el que se mueve el gobierno actual. Quedan en el tintero innumerables aspectos que no se abordaron como la incentivación y el apoyo a la creación de la ONG Hinchadas Unidas Argentinas, o el proyecto del torneo “federal” (que por suerte fue desestimado) o los gastos para la última Copa América, etc. Razones, entre otras de diferentes índoles y de mayor importancia, más que suficientes para que no haya votado ni votaré lo que la mayoría del pueblo eligió.

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