“Se que tengo que ser un hombre diferente, pero es que no puedo encontrar mi tiempo”.
David Bowie

Las personas, a lo largo de nuestra vida, tenemos la facultad buscar un “escape” . Y la gran mayoría logra esa libertad refugiándose en la música. Y es así como, además de encontrar canciones que parecen describir momentos especiales vividos por nosotros, hallamos ídolos, referentes o como quieran llamarlos.

En mi caso, entre varios referentes, tengo uno en especial y es David Bowie, el hombre que no encontró su tiempo porque siempre estuvo un paso adelante.

Una historia infinita, que aún se sigue contando, y llena de anécdotas y detalles, por lo que hacer un repaso por su vida me llevaría muchísimas notas. Entonces voy a contarles de él, confesándoles que tengo el temor de no hacerle honor con lo que escribo.

David Robert Jones, nació en la década del 40, (1947 mas precisamente), tuvo un origen humilde en el pueblo de Brixton. Dejó la escuela por la música, de hecho se inició tocando el saxo a los 12 años y luego fue con ese instrumento con el salió a esparcir su arte por la calle.

Fue un tipo visionario, muy vanguardista, con una capacidad de transformación absoluta. Tan vanguardista que sus discos eran extraños para su época.

Estudió actuación y fue mimo, lo que le valió poder transmitir aún más en sus presentaciones los mensajes que sus canciones daban. Y esa misma permanencia a “des-tiempo”, eso de ser un “adelantado” le valió las duras críticas recibidas al principio por los especialistas, pero a su vez generó el interés de la juventud de aquellos años por esa irreverencia que producía el vestirse y caracterizarse como los personajes de sus letras.

Bowie tenía una versatilidad única. Cuando un disco no resultaba como lo esperaba, daba un giro de 180 º y volvía al ruedo. Y con cada cambio dejaba un sello, sobre todo estéticamente.

Por ejemplo, sus alter ego. El primero, Hunky Dory con pelo largo, accesorios, elegante y muy femenino.

Hunky se queda atrás en el mismo momento en el que Warhol aparece en la vida de David, donde surge Ziggy Stardust, completamente caracterizado por usar maquillaje, trajes con estampados que aún conservan esa cosa andrógina.

Luego aparece Aladdin Sane, con su mítico rayo rojo y azul pintado sobre su cara.

Y por último, adopta una actitud distante y fría, dando origen a “Thin White Duke”, el gran Duque Blanco.

Musicalmente, bueno… ¿qué decir? Tan a la vanguardia como su imagen, tan camaleónica como sus alter ego, y tan influyente como ninguna. Experimentaba todo el tiempo con su voz y con la tecnología que iba apareciendo. Letras escritas a base de experiencias personales, otras con mensajes futuristas, historias inventadas llenas de misticismo cuyos personajes deambulan de un disco a otro (como el Major Tom de Space Oddity)

Fue Jareth ( Laberinto), fue Strafer Celliers (Merry christmas Mr Lawrence), fue Su Alteza Real (Bob Esponja), fue John (The Hunger), fue Nicola Tesla (El Gran Truco), fue Poncio Pilatos (La ultima tentación de Cristo) , fue Andy Warhol (Basquiat), fue Thomas Newton (The man who fell to earth) , fue Bowie (Zoolander), fue Phillip Jeffries (Twin Peaks) , fue quien escribió “Fame” con Lennon, fue escritor, escultor y pintor, fue quien insistía mantener el misticismo y la sorpresa en sus fans y para ello hizo que en el envoltorio de su último disco aparecieran constelaciones si lo ponías a la luz solar. Fue el hombre de los ojos de distinto color (un compañero le dio una trompada y su pupila quedó dilatada de forma permanente) fue el hombre de las estrellas.

Fue muchos, fue único.

Tan único que presagiaba su final en las canciones que se daban a conocer un día después de su cumpleaños y dos días antes de su muerte.

Tristeza enorme para mí, para Lovely y para la que está detrás del personaje. Y hasta el día de hoy me emociono con cada tributo, con cada noticia.

A modo personal, y retornando al comienzo de esta nota, tomé a Bowie como referente hace mucho tiempo, y creo Jareth fue mi primer amor platónico.

Los artistas tienen esa sensibilidad que les permite la llegada al resto, de distintas formas, pero logran dejar un mensaje. Y al margen del inmenso legado musical que David Bowie dejó, interpreté parte de él, de la siguiente forma:

Ser distinto, sentir no pertenecer a una época, a un lugar, ir en contra a los dictámenes de la sociedad, está bien. Que reinventarse y los nuevos comienzos son necesarios.

Hay una canción que se llama “Loving the alien”, en resumen dice que no hay que tener miedo a lo extraño.

Amemos al alien.

Amemos a Bowie.

“There´s a starman waiting in the sky” Está en las estrellas, y lucen diferentes… lo extraño.