“Yo no estoy de acuerdo con que los jugadores no tengan relaciones sexuales antes
de los partidos. Mientras que las mujeres sean las que estén arriba todo está bien.”
Carlos Salvador Bilardo, Mundial ‘90
Algunas veces, y después de un arduo día de entrenamiento (cuando me visitan la soledad y el atardecer al campo de juego), suelo recordar a mi viejo…
Recuerdo que él siempre acostumbraba a llamarme sencillamente “pendejo”. Pasaban los días, los años, los lustros, las décadas y él siempre utilizaba el mismo apelativo: “Pendejo para acá” o “Pendejo para allá”.
Eso ocurrió hasta un 15 de abril cuando cumplí los 21 años, o sea, mi mayoría de edad. En la fiesta de cumpleaños, mi viejo me mandó a abrir una damajuana de vino tinto y me ordenó: – “Pendejo, traéte esa damajuana y fijate que no esté picado…”.
Yo lo interrumpí bruscamente y le dije: “Papá, siempre te has referido a mí como “Pendejo”, me gustaría saber porqué”.
El respondió: -“Lo que pasa es que nunca me pude acordar de tu puto nombre, Pendejo”. Ahí nos entreveramos en un sincero y amoroso abrazo y me vaticinó: – “Vos vas a ser futbolista como tus hermanas. La escuela es para los nenes de mama”.
Si bien no le hice caso y terminé la primaria, también termine un bachillerato nocturno para repetidores y un magister de DT. Y ahora acá me tienen, ¿eh? Escribiendo para ustedes una joya literaria del deporte.
Y como tengo el botón de autocritica en “modo off”, les advierto que todo lo que puedan poner mis detractores y aquellos amantes de los deportes chotos me la rascan. No por nada he llegado a los más altos círculos del ambiente deportivo y me he codeado con los tipos más pulentas que solían acariciar la pelota; sino mírenme como titular del drin tim del lobo allá por el otoño del ’74, con mi gran amigo el “Legro” Negrotaglie.
En esta segunda entrega les traigo algunos aspectos fuera de la cancha a tener en cuenta para ser un triunfador y también algo del comportamiento dentro de la cancha. Porque el mundo es de los ganadores, los segundos son lusers y los demás no existen. Eso de lo “importante es competir “ es un invento de los mediocres, una verdadera poronga, con perdón de la palabra por las damas que estén leyendo esto.
Bueno, basta de cháchara y comencemos con las lecciones.
Lección Nº 1 Apoyar moralmente al equipo propio y físicamente al equipo rival
El estado anímico de un equipo es fundamental a la hora de competir. Por eso el apoyo anímico de los compañeros tanto como del cuerpo técnico es un factor de real importancia antes y después de los cotejos. Veamos como la imagen muestra un espíritu de equipo ganador y el aura que rodea a los atletas desborda de alegría.
¡Fenómeno che! El rival también es un ser humano y por ende tiene su corazoncito. En consecuencia este también debe ser apoyado. Ahora veamos de qué forma podemos apoyar (físicamente) al contrincante sin que se nos tilde de sentimentales ni de malditos gays. El apoyo físico nuestro mina la fortaleza del rival, y nos eleva nuestra autoestima y el ego.
Apoyo físico en cuatro patitas: como muestra la imagen debe esperarse el momento ideal y tomarlo dulce pero firmemente de la cintura. Generalmente funciona con el engaño de: “huy, ¿me ayudas a buscar el lente de contacto capo?”
Apoyo físico haciendo la palomita: Movimiento copiado del apareo de las aves. ¡Ojo! Siempre se debe estar con los ojos abiertos y nada de besos en la nuca, sino el movimiento se puede malinterpretar.
Lección Nº 2 Atendéte a un rival para que no pierda tiempo de ir médico
En este apartado hay que ser muy, pero muy perceptivo, paso a explicar porqué. La vida del futbolista actual es demasiado vertiginosa: entrenamiento, modelitos, fiestas, garche, yates, escabio y también está la familia. Con todas estas obligaciones, el deportista no tiene tiempo de ir al médico por un chequeo o cuando le aqueja alguna dolencia. Es por eso que nosotros, como somos (aparte de jugadores de elite) unas buenas personas, vamos a tratar de percibir cual jugador rival posee alguna dolencia o molestia y luego procederemos como buenos samaritanos a curarlo. Tal vez el árbitro no lo tome como tal, como que estamos haciendo un bien, pero eso no está en nuestras manos. Veamos algunos métodos aplicados a molestias y dolencias que me enseñaron antiguos practicantes de la medicina tribal.
Dolor de muelas o dientes : Una vez que hemos detectado el rival con dolores en la dentadura por caries u otra causa, tomamos carrera y le zampamos una certera patada en la cantora para extirpar la pieza dental arruinada. Después esperaremos los agradecimientos al costado de la cancha.
Hemorroides: Esto lamentablemente lo vimos hace poco tiempo con un jugador de Riber y muy a nuestro pesar no había nadie que supiera como curarlo. En la siguiente imagen el “doctor” Apache muestra como se meten para dentro las hemorroides sin necesidad de quirófanos ni ninguna de esas mariconadas para niñas. El “jugador del pueblo” entra las hemorroides con puño y todo y después sigue el juego como si nada hubiera pasado. El adversario, eternamente agradecido.
Miopía o cataratas: Cuantas veces habremos escuchado “no veo un soto” o “veo nublado”, o cuando patean penales y estos van a parar a las nubes. Pues esto es señal de que necesitan un oftalmólogo y que por falta de tiempo no han podido ir. Pues para eso estamos los contrincantes de buena fe como nosotros, que los atenderemos de onda y sin lucrar como Zaldívar y sus amigos. Nosotros lo hacemos de copados, si después no vuelven a ver, no es problema nuestro.
Angina de pecho: Algunos energúmenos cometen la contrariedad de fumar y practicar deportes y después se piden partes médicos con estas molestas anginas. También el bajo rendimiento y la dificultad al respirar es un signo de quien la está padeciendo. El cuerpo técnico y dirigentes contrincantes de seguro que no desean que un chanta les plante un partido porque el día anterior se fumo un canuto. Un antiguo chaman me enseño a tratarla y yo les enseño a ustedes como lo muestra la siguiente imagen. Si lo tapones de la bota son de aluminio, entonces mejor.
Lección Nº 3 No le rompas lo huevos a los amigos ni a los dirigentes, para eso tenés al adversario
Que aquel cobra más que yo, que aquel me cagó la minita, que quiero los botines de Messi, que el pasto no lo han cortado, que no me gusta el departamento que me dio el club, que la hinchada me pide un diezmo…. ¡Paráaaaaa! ¡deja de romper las pelotas a los una misma bandera, loco!
Nuestro equipo de psicólogos dice que ante tanta presión debe haber una válvula de escape y esa es… adivinen quien? pues… ¡el rival! Es a él a quien hay que romperle las pelotas y no a los nuestros.
A continuación les muestro las imágenes y los consejos para la correcta aplicación del rompebolismo.
La “sincera”: Esta es la mejor porque lo agarras en el aire, es la que mejor rompe las bolas y también la más aplaudida.
La “traidora”: Cuando ves que tú “válvula de escape” o chivo expiatorio esta a mano, te acercas sigilosamente por atrás y le fabricas una nueva corbata de escroto. No te preocupes, después todo vuelve a la normalidad, tanto tu temple como los huevos del competidor.
La “de frente manteca”: Al momento de empezar el cotejo, se puede hacer un paneo global de nuestros adversarios. Y siempre va a haber uno que sobresale de molesto (gambetea, putea, habla con el árbitro, discute con su propio DT, etc). Pero lo que no le vamos a tolerar es que se tire en el área buscando que le regalen un penal. ¡No señor! Es ahí cuando aplicamos la de “frente manteca”. El cuerpo técnico contrario a veces se levanta a aplaudir.
Mis queridos nardos, no debo recordarles que el espacio es tirano tanto en medios de alto nivel intelectual como en estos otros. Por ello me iré despidiendo hasta la próxima edición de este útil manual deportivo.
En las próximas ediciones voy a tocar temas realmente comprometedores y de gran trascendencia filosófica: simular un penal, ¿es legal moralmente?; garcharle la mujer a un compañero, ¿te hace elegante o un cachafaz?;
¿los abogados que aconsejan?: una esposa botinera o una esposa y una o más botineras; ¿tirar piedras y escupir a la hinchada está bien visto? y muchos , muchísimos temas más.
Y para cerrar la edición le dejo estas últimas reflexiones.
Como habrán visto hasta el momento, no todo pasa por el juego. Hay todo un folklore alrededor de él, hay marketing, hay magia y hay muchas ilusiones.
El futbol se siente, se acompaña, se intensifica con cada acción. El futbol no es solo el juego, es un cúmulo de acciones, es la cotidianeidad misma.
El futbol es pasión, es estilo, es fuerza, es una garrafa repleta de energía a punto de estallar, pero sobre todas las cosas es una correcta elección de vida.
También podes leer:
Pequeño Manual Ilustrado del Futbolista (Tomo 1 Limited Edition)
El año pasado escribíamos:
La Vendimia es el enemigo
me parece una fuente generadora de violoencia al pedo poner river con «b» sos un pelotudo sabelo
Siempre tube mala hortografia Cocoliso.
Siguen resentidos che!
Chist! Como si uno tuviera la culpa. Gracias por leer Ariel!
Jaja Te cuento que ya le he ahorrado la visita al medico a varios muñecos entonces jajaj muy buena!
Marce, sos todo un cirujano che! felicitaciones! jaja