Todos tuvimos alguna vez una reunión de trabajo en la que por algún tema en especial, se juntaban distintos gerentes y responsables de áreas o simplemente personajes cotidianos del trabajo.
Y claro, cada uno se destaca del resto por distintas cosas.
El fanático de la estadística: ama los gráficos de torta y las barras en 3D. Lleva dos resmas de hojas impresas con datos y tablas que nadie entiende. Le pedís que te traiga un poco de café y da ejemplos señalando porcentajes, cantidades proporcionales, comparaciones con otros períodos y el por qué si seguimos tomando ese café la empresa va a ir directo a la bancarrota.
La estúpida y sensual contadora: de falda ajustada hasta las rodillas, camisa blanca entallada y un aliento a puma terrible. Fundamental en las reuniones ya que su balance es la piedra angular para que el gerente termine con cara de orto o simplemente esbozando una sonrisa y pensando en su próximo fin de semana. Se lleva bien con el de estadística pero no puede ni ver al de diseño.
El que no entendió nada: entra confiado y con ganas de llevarse todo por delante con sus opiniones pensadas desde que le anunciaron la reunión, pero a los cinco minutos está más perdido que Ángela Vallejo en la Fiesta de la Vendimia. Cada vez que lo miran para que opine solo asienta con la cabeza y espera que otro salte por él.
El enfermo del teléfono: petizón y de lente culo de botella. Jamás en su vida usó una corbata. En el mail de anuncio para la reunión se especifica que dejen sus celulares en cada escritorio, pero él lo lleva. Lleva muy bien los primeros 2 minutos, hasta que aparece la primer notificación, baja la cabeza, responde el wasap, revisa Facebook, le re twittea algo a Tinelli, revisa el mail personal para ver si hay fútbol esta noche y al levantar la mirada, ya todos están recogiendo sus cosas porque la reunión terminó. Y si, quedó como un boludo.
El re preguntador: suele usar camisas de manga corta debajo del pantalón. Se afeita como el culo. Lagañoso. Él no quiere hacer más que participar el triple que el resto. Cada vez que se termina una frase, vuelve a preguntar o afirmar lo que ya se dijo. Insoportable. A los 10 minutos ya todos lo miran con más ganas de pegarle que López a Icardi.
El amante de lo eterno: usa desodorante del Vea y de dientes amarillo patito. Fumador de Derby suave. El tipo siempre acota cosas innecesarias haciendo que “la reunión de 20 minutos” se torne de cuatro horas. Y justo cuando tu jefe dice “terminamos” él insiste con hacer un repaso de todo lo que se habló para aclarar unas dudas. Terminás llegando a tu casa a las 23.30hs.
La anotadora insaciable: veinteañera recién egresada de universidad privada. Huele rico pero es enemiga de la depiladora. Ella aparece con su cuadernito Gloria tapa naranja dispuesta a tomar nota de todo. Y lo hace. Pero eso hace que pida repetir cada frase, dato o filmina a pesar que todo se pasará por mail al otro día.