Arrancaba un día normal en la vida de Victor Nado, prestigioso odontólogo Sancarlino con más de 15 años de carrera como profesional matriculado. Se disponía a encender las luces de su consultorio y a servirse su café, cuando un paciente entra desesperado por la puerta, según nos relata él mismo.
– ¡Dotor, dotor, me sangra la encía!
– Cálmese, por el amor de Dios, ¿De qué provincia es usted?
– De san Juan, ¿Pero eso que tiene que ver?
– No, nada, solo quería saber porqué hablaba como choto…cuénteme que le anda pasando…
– Miré, cada ve que me lavo lo diente, me sangra la encía, pero, ¿vio uste?
– Mmmjmm, déjeme ver… *lo revisa* claro, usted tiene encías sensibles, use cepillo de dientes de cerdas suaves…
– Pero dotor, ¿usté quiere que me lave los dientes con gordas que usen crema?
– No señor, usted tiene encías sensibles, debe lavarse con un cepillo que no le lastime, y luego usar este enjuague bucal…
– ¡NOOOOOOO!
Luego de gritar, salió estrepitosamente del consultorio, pateando la puerta y agitando los brazos desconsoladamente, relataba perplejo Victor.
Cuando llegó a su casa se puso en posición fetal y comenzó a llorar, lo hizo durante meses. Tambien hizo vegetariano para no hacerle daño a ningún animal, y lloraba cuando veía que Rita no se comía a Jorgito en Avenida Brasil. También comenzó a mostrarse más cariñoso con su gato, y regaba las plantas, nos contaba El Charito, un vecino que lo espiaba todo el tiempo sin que él lo supiera desde hace 7 años.
“Cuando el dentista me dijo lo de las encías sensibles entendí muchas cosas de mi vida, como por ejemplo porqué mi color favorito era el rosa, o cuando le hacían jodas con la mano que le falta a Scioli a mí no me daban gracia, también lloraba porque mi viejo me dejó hace muchos años porque decía que tenía mal aliento, y mi mamá me daba la leche con un guante de látex pinchado para no tocarme” nos contaba entre sollozos, Joaco, a quien sus vecinos habían apodado rápidamente como “Encías llorantes”.
Asombrados con el comportamiento de este paciente, fuimos a hablar con un psicólogo para que nos diera su visión del problema de Joaco, ya que claramente, sus síntomas excedían a los propios para gente con encías sensibles. Muy gentilmente, el doctor Mario Cortes, se prestó a darnos una visión clínica del problema de interpretación que tenía el sujeto en cuestión, y nos dijo: “este pendejo es puto y se hace el pelotudo con las encías”.
Muy bien amigos, fue otra cobertura de El Mendolotudo Tabú, con los casos más extraños de la provincia, volvemos a estudios, con la esperanza de que este joven muchacho, algún día deje de llorar…
Jajajajajjajajajajjajajajaj buena nota rata, y bue no es noticia un sanjuanino puto
jajajaj! hay cada pelotudo en San Juan!…yo conocí a uno que tenía el culo re goloso!
Jajaajajaa me morii ajjaja
te has muerto tantas veces!!!!!!! jajajaj
Conclusión: Los sanjuaninos son putos.
Una genialidad como siempre!!!
ajajajajajajajajaajajajajajja son unos cldos