Hace unos años tuve una cita con una persona que ya conocía de hacía tiempo. Me invitó a cenar a su casa. Yo accedí, físicamente me atraía mucho pero su personalidad no me convencía más que para una amistad. Pero llevaba un tiempo “sola” así que decidí darle una oportunidad.
Preparó una rica pasta, acompañada de un buen vino blanco. Decidí no beber mucho para mantener la compostura. Era nuestra primera cita.
¡Ay, si me hubiera mantenido fiel a esta idea! Pero no. Bebimos dos botellas de vino. Él estaba nervioso, yo también. Vieron que uno suele beber para desinhibirse, más cuando desea que haya algún acercamiento físico.
Para rematar me insistió que bebiéramos un poco de whiskey. Yo me negué pero insistió tanto que terminé tomando una medida. Grave error. Me sentía muy mareada. Pero su plan funcionó a la perfección, yo estaba entregada.
Empezamos a besarnos y terminamos en la habitación. Él estaba alcoholizado también, el sexo no era bueno. Tanto alcohol le jugó en contra. Y a mi, me aniquiló. En pleno acto sexual empecé a sentir un fuerte dolor en la boca del estomago y mucho mareo. Cuando no aguanté mas el malestar pegué un salto y le dije que necesitaba ir al baño.
No alcancé a entrar al baño que vomité en el pasillo, casi en la entrada del baño. Moría de vergüenza, logré entrar y seguí vomitando, en el lavamanos y finalmente el inodoro. La mismísima Linda Blair en el Exorcista. Fatal.
Traté de incorporarme y supe que debía limpiar el pasillo y lavamanos. Lo único con que contaba era papel higiénico. Imagínense, desnuda, limpiando el piso con papel higiénico. El papel se disolvía, no ayudaba mucho, me termine todo el rollo. De pronto él me grita desde la habitación si estaba bien, yo le dije que si y seguí tratando de limpiar. Luego seguí con el lavamanos, estaba tapado. Un horror. Para mi fue eterno.
Un detalle, él tenía compañero de departamento. O sea mientras yo estaba desnuda en el pasillo limpiando vomito con papel, había un muchacho al que no conocía personalmente en una habitación a menos de dos metros. Gracias a Dios, nunca salió de su pieza.
Cuando sentí que dejé todo en condiciones fui a la habitación y por suerte estaba dormido. Me recosté y dormí un par de horas. Tipo 5 de la mañana me desperté y decidí irme. No soportaba la idea de amanecer en esa casa sabiendo el desastre que había hecho. Él quiso tener relaciones, yo me rehusé diciendo que tenía que irme y alguna excusa boba.
Cuando salimos de la habitación, el olor a vomito me invadió. Habían marcas en el piso de la mala limpieza. Otra vez quise morir. Aparentemente el muchacho no se daba cuenta. Me acompañó hasta la puerta y subí a mi auto. Salí lo más rápido posible.
Milagrosamente, al día siguiente me escribió como si nada hubiera pasado. Me siguió invitando a salir pero yo no podía con mi cargo de conciencia. Nunca hablamos del tema. No se si realmente jamás se dio cuenta de lo que me pasó o tuvo la extraordinaria amabilidad de no preguntarme nada.
No volvimos a salir más. No pude verlo a la cara por mucho tiempo. Desde ese episodio tengo una regla: no beber mas de un trago en la primera salida. Ese papelón fue más que suficiente para una vida. Y no quisiera repetir este episodio con alguien que realmente pudiera interesarme.
Escrito por Valentina De La Cruz
Uf! Me trajiste recuerdos, jajajaja
Yo también, nerviosa en la primera cita, le eché medio litro de vino dulce a un plato de fideos que había comido en 5 minutos antes de que me pasaran a buscar (precisamente para no ponerme en pedo por la panza vacía). En el camino de vuelta a mi casa lo hice frenar el auto para vomitar. ¡Qué vergüenza por Dios!!! Me quería morir… pero él me siguió invitando, y yo me dije: si me bancó esto, ya nada peor puede pasar. Salimos un tiempo, estuvo bueno. Y le demostré que no era una patética borracha.