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El papelito traicionero, una anécdota posible

Jimena se sentó y, antes de cerrar la sesión de Facebook de Álvaro, su marido, se puso a chusmear la conversación que había tenido con Ramiro, compañero de la facultad de él.

– Álvaro, ¿nos juntamos esta noche a estudiar?

– Dale Rami, ¿llevo algo para tomar?

– No, quiero que estudiemos toda la noche sin parar, no quiero perder un segundo tomando nada, además después te copas charlando y no estudiamos una mierda. Además estas re estudioso últimamente.

– ¿Y comer algo? ¿haces algo o pedís?

– Mira… estoy estudiando solo de temprano, tengo el cuerpo cortado, pero quiero que vengas así le metemos con todo los dos. Apenas llegues pedimos algo de morfar.

– Yo también he estudiado solo todo el día.

– ¿Y Jimena no te ayudó?

– No.

– ¿Ni una manito?

– No… hace rato que no se pone a estudiar conmigo, no sé qué le pasa. Desde que se recibió labura todo el día y no estudiamos juntos.

– Mmmm… ¿Qué unidades queres que veamos?

– Arranquemos por la cuatro.

– ¿No te pinta la tres?

– ¿La tres? ¿Cuál era esa?

– Tengo una amiga que estudiando es lo más, si le aviso se prende y nos explica.

– ¡Aja! ¡Copado! Me pinta estudiar de a tres.

– Che Álvaro, cambiando de tema… para vos ¿será oral, práctico o escrito? Así me preparo.

– Yo creo que va a arrancar por el oral y después el escrito, pero en el medio te aseguro que va a tomar varios ejercicios prácticos.

– ¡No, práctico no!

– Si Rami… igual quédate tranqui, hemos estudiado mucho, creo que el práctico nos va a salir de lujo.

– Che, ahí llegó mi amiga, voy a empezar a estudiar con ella hasta que llegues. Le voy a pedir que me tome lección. Le voy a hacer el escrito y el práctico y yo le tomo el oral.

– ¡No estudien mucho sin mí que se van a cansar!

– Relajate Álvaro, hay un montón de unidades que nos van a faltar ver con vos, así que cuando llegues las vemos todas.

Jimena vio la campera de Álvaro hecha un bollo sobre la cama, la levantó para colgarla y de su bolsillo cayó un papelito…

Álvaro se estaba bañando y no sabía que su mujer había llegado antes. Jimena leyó el papelito, volvió a leer la conversación y salió hecha una furia hacia la ducha, profesando mil insultos. Abrió la cortina, le metió un cachetazo al Álvaro y se fue derechito a la pieza, para comenzar a tirarle toda la ropa por la ventana del depto al tiempo que lo puteaba y llorando le decía que no quería ver nunca más a un hijo de puta traidor como él.

El papelito decía con letra de él:

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