/Mendoza y lo rápido que corren los peores rumores

Mendoza y lo rápido que corren los peores rumores

Mendoza 16:33 – Calle San Lorenzo.

Juan iba caminando por la calle San Lorenzo a la altura de Mitre. Era una tarde de primavera menduca, exquisitamente regada de minifaldas, bronceados prematuros y sensuales bamboleos femeninos. Por la misma vereda que el Juan, pero en sentido contrario, venía caminando tremenda mina. De pronto le sonó el celular, era el Mario, su amigote.

– Para Mario que viene tremenda mina frente a mí…

– ¿Qué? No te escucho bien, no tenes señal, te llamo porqu…

– ¡Para, para un cachito!, que viene tremenda mina frente a mí, déjame ver…

Entonces la mina se paró frente al Juan y le dijo…

– Disculpame, ¿la calle Perú dónde queda?

Juan sorprendido le dijo a su amigo que ya lo llamaba y cortó el celular.

– ¿Perú? Si… es dos cuadras más arriba, seguí por acá y te la vas a cruzar.

– Mil gracias. – dijo la morena sonriente.

– ¡No hay porque! – al toque respondió el Juan medio nervioso.

– Chau. – terminó ella.

– Adiós…

Y Juan siguió caminando, no sin antes darse vuelta a mirarle el tremendo culo de la morocha. Suspiró hondo, pensó “qué lindas son las mendocinas”, siguió su camino y se olvidó de llamarlo al Mario.

Mendoza 16:34 – Oficina del Mario en Peatonal y España

– Este pelotudo del Juan que no me vuelve a llamar… – dijo en voz alta el Mario.

– Y, llamalo de nuevo vos – le contestó el Roberto.

– No… es que le vino a hablar una mina rica y me cortó.

– ¿Pero iba con la mina?

– No sé, me dijo que ya me llamaba, no sé si iba con la mina.

– ¿Y a quién más le podemos pedir ese dato?

– No sé, andá a preguntarle al Pedro.

Mendoza 16:36 – Oficina del Pedro en Peatonal y España.

– Pedro, necesito un dato de uno de los gestores – le dijo el Roberto al Pedro, que estaba en la oficina de al lado del Mario.

– Ese dato te lo puede dar el Juan, yo no lo tengo – contestó el Roberto.

– El Juan no puede pasármelo ahora porque anda con una mina.

– ¿Con una mina? ¿De trampa? – preguntó sorprendido el Roberto.

– Y mirá… el Mario no le puede llamar, obvio que con la esposa no está.

– ¡Pero si es flor de boludo! – gritó el Roberto risueño.

– Bueno pero dicen que la mina está muy rica.

– Mira, déjame llamarle al jefe a ver qué me dice – prueba en teléfono fijo y da ocupado. – Me da ocupado, en un rato le llamo y te aviso.

– ¡Gracias capo! – dijo el Roberto.

– ¡Ja!… míralo vos al Juancito ¿quién te iba a decir? – le contestó el Pedro al tiempo que volvía a revisar los emails con el fijo al hombro.

Buenos Aires 16:48 – Oficina del Jefe

– ¿Hola?

– Jefe, habla Pedro Conte, de Mendoza.

– ¿Qué haces Pedrito? ¿Todo bien?

– Si, todo en orden, con mucho calor. Jefe le llamo porque necesitamos el dato de uno de los gestores.

– Se los pasé todos a Juancito.

– Si, pero este pelotudo no está, parece que se ha ido con una mina de trampa no sé dónde y lo estamos cubriendo.

– ¡El Juancito de trampa! ¡Pero si es re perejil!

– Si… ¡pero no sabe lo rica que está la mina!

– ¡Jajajjaja! ¡Que lo parió! ¡Cuando se entere el cuñado, que lo tiene como un boludo! Dejame que lo busco y te lo paso por email.

Córdoba 17:23 – Oficinas de La Mercantil Andina

– Mercantil Andina Buenas tardes.

– Si, buenas tardes, te habla Santtoro de Buenos Aires, ¿me podías comunicar con Luis?

– Ahora mismo jefe.

– ¡Santtoro querido! ¿Qué contas?

– Te llamo para contarte un chusmerío, jeje.

– ¡Contame! Estamos al re pedo en la oficina.

– ¿Vos sabías que el Juancito anda con tremenda yegua?

– ¡Qué! ¿Mi cuñado? ¡Me estas jodiendo!

– Seeeee… increíble, ¡por fin se avivó! Anda con una mina muy rica de un edificio del centro y los vagos lo están cubriendo.

– ¿Y cómo hace? ¡Si es feo y no tiene un mango!

– Y… parece que en algo se la está gastando ¡jajajajjajaj!

Córdoba 19:47 – Casa del Luis

– ¿Dónde estuviste? – preguntó Estela que hacía meses venía sospechando algo.

– En la oficina amor… – contestó Luis haciéndose el boludo.

– ¿En la oficina? ¡Si cierran a las seis! ¿Vos te crees que soy boluda? – le dijo gritando.

– ¿Pero qué te pasa? ¡Estás loca vos! – le contestó atajándose Luis.

– ¿Loca yo? ¿Loca yo? ¡Caradura de mierda! ¡Mi hermano trabaja en lo mismo que vos y no anda de gira después de la oficina! ¿Te crees que soy boluda?

– Siii… no anda de gira, seguro, ¿sabes porque no anda de gira?

– ¡Pooorqueeee! – gritó histérica Estela.

– Porque tiene otra mina, una pendeja más chica que él, encima le come la guita, le alquila un departamento, ¡miralo vos al tuyo! – le contestó canchereándo el Luis

– ¡Mentiroso hijo de puta!

Mendoza 20:19 – Departamento de la María, la mejor amiga de la Estela

– Tranquila negra… es un hijo de puta, yo que vos llamo a un abogado – le dijo paciente María a su amiga Estela por teléfono.

– Estoy segura que anda con otra mina – le dijo sollozando Estela a María desde un locutorio.

– ¿Tenes pruebas? – le preguntó María.

– No… solo indicios… ¡esas putas con las que trabaja! – gritó furiosa Estela.

– Mira… en las oficinas de acá son todos hombres y el único que se salva es tu hermano. – dijo tranquila María.

– Se salvaba… hoy el Luis me dijo que tiene hace como cinco años una pendeja, que le banca todo, se la lleva de vacaciones a escondidas y parece que tiene un hijo de él, porque le alquila un departamento en la ciudad y todo.

– ¡Callate! ¡El nabo de tu hermano!

– Si… dicen que la mina es hermosa, que está toda operada y se rasca las bolas todo el día.

– Seguro… es la única manera de estar linda… ¡miralos vos al Juancito!

Mendoza 20:48 – Departamento de la Ivana, vecina de María, íntima amiga de Ana, la esposa de Juan.

– ¿Quién es?

– Yo María, tu vecina.

– ¡Hola María! Estaba dándole de comer a los nenes, ¿qué pasó?

– Mira… tengo que comentarte algo, nobleza obliga ¿viste?

– Si decime.

– ¿Viste que el otro día nos pusimos a juntar ropita para los hijos de Ana?

– Si, vos trajiste un montón ¡la Ana y el Juan están re agradecidos!

– Bueno, yo lo hice porque de verdad creí que el Juan estaba complicado con la plata, como todos, ¿viste? Lo ví tan buen muchacho, que que se yo…

– Siiiii, ¡es divino!

– Mira… no se si tan divino. Me enteré de que sale con minas, con pendejas, y les banca todo él. Las lleva de vacaciones, se hace el langa por el centro, la tiene a la otra encerrada como una esclava y él la da de winner.

– No… no te lo puedo creer.

– Si, es más. Tiene una mina fija, es modelo la mina, parece que ha tenido hijos con él entonces le tiene que pagar una casa en pleno centro, vacaciones, salidas, todo. La mina no labura, esta todo el día de spa en spa. Una yegua.

– ¿Y sabe que juan es casado?

– Si, lógico… pero como este boludo de garpa todo la mina se lo fuma. Parece que es tremenda atorranta y se la han pasado varios del laburo, porque todos saben y la conocen. Esos hijos de puta encima lo cubren al chanta este.

– ¡Que hijo de puta! ¡Yo le veía algo de traidor en esa cara de choto! Gracias María, ahora mismo veo cómo hago con la Ana.

Mendoza 20:50 – Casa de la Ana.

– ¿Pero cómo sabes? – gritó Ana desesperada, luego de que la Ivana le contara lo sucedido.

– Si Anita… la mina labura en la televisión, esta toda operada, tiene hijos de él y de otros chotos más como él, parece que es abogada y sabe cómo comerles la poca guita que tiene.

– ¡Pero me muero! ¡Qué hijo de puta este tipo! Lo voy a matar – lloraba desconsolada la Ana.

– Parece que hace tiempo sale con mujeres de todo tipo, con los compañeros de laburo hacen orgías y se las pasan todas, hace rato que va y viene por toda la provincia mujereando.

– ¡Te juro que lo mato!

– Tranqui Ana… pensa en los chicos, pensá en cómo les vas a decir que tienen hermanastros.

Mendoza 21:05 – Vereda de la casa de la Ana

– ¡Abrime! ¡Dejame de tirar la ropa por la ventana Anita!

– Te vas hijo de una gran puta, ¡te vas!

– Pero para ¿Qué pasó?

– ¡Andate a lo de la yegua de tu vieja o a la casa de esa actriz con la que andas!

– ¡Ana estas loca! ¡Abrime la puerta y deja de gritar!

– ¡Anda con tus otros hijos, con tu otra familia, caradura de mierda!

– ¿¡Ana vengo del laburo que te pasa!?

– Andate a la casa de una de tus amantes, acá no vuelvas más.

Y cerró la ventana y empezó a llover.

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