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Reseñas sobre el Baño Polaco

Aguan in bañun espiritum noblun, idest foetidus ad pedes

Ricardo «el Pichula» Plutarco, médico romano 23 AC

Estamos viviendo los Tiempos Modernos de Chaplin: una era de tecnología y automatización del ser humano. No hay tiempo de más. Los segundos corren en espirales vertiginosos y la gente va tras ellos. No piensa, no cavila un instante; está corriendo, siempre corriendo detrás del amor de su vida, del colectivo, del ascenso en el trabajo, del partido de fútbol en la tv; detrás del celular con San Android, del wasap y del clonazepan para bajar un poco porque corre mucho. Andamos por la vida cómo asesinos seriales de la calma. Esto se traslada a todo aspecto de la vida, en este caso son las facetas básicas del discurrir cotidiano cómo lo puede ser el aseo personal. Ojo no solo los tiempos veloces influyen sino también lo hacen la pereza y el hecho de ser un roñoso. Entonces el humano, como el ser que evoluciona que es, supera un problema e se hace un baño polaco.

Según las últimas investigaciones de los científicos de la Universidad de Tokio, el profesor Yamimoto Nokamina y el ingeniero Tito Okinawa, las primeras manifestaciones de baño polaco datan del año 45893 AC en la isla de Creta. En ella se han descubierto murales con bajorelieves de ciudadanos comunes haciendo uso de las bondades del baño polaco en los sanitarios públicos de la isla. También los antiguos egipcios, usando la técnica del maíz pisingallo calentado por fricción, se valían de el para su aseo personal; el claro ejemplo es la Esfinge con la toalla que tiene en la cabeza. Se han descubierto en las ruinas de Pompeya los restos de habitantes, cubiertos de cenizas, practicándolo. Era una costumbre el hacerlo, antes de la batalla, entre los guerreros weifache de la tribu mapuche. El código bushido lo incluye entre sus cánones; así como también se hace referencia de el en el Arte de la Guerra de Sun Tzu. Los vikingos tenían en sus drakkars un sitio especialmente preparado para hacerse un buen polaco, al igual que los galeones españoles, las fragatas francesas y los sampan orientales. Las caravanas que cubrían la ruta de la sal de El Azalai tenían paradas predeterminadas para hacerse un refrescante baño, inclusive los camellos que usaban para transportar las mercaderías tenían derecho a uno.

En la religión también está la presencia del baño polaco. En algunos credos está firmemente arraigado; en la fe cristiana existe San Ramón el Eslovaco Patrono del Baño Polaco, quién fue un mártir condenado por Pepus el Cerdus (oscuro emperador romano que se la agarraba con las dos manos) a ser comido por las fieras en el Coliseo y lo arrojaron a la arena. Estaba a punto de ocurrir el milagro por el cual seria canonizado: En el preciso instante en el cual iba a ser fagocitado las nubes se abrieron y bajó un rayo celestial que hizo que las fieras se convirtieran en lindas. Y Ramón el Eslovaco se hizo un polaco en el centro mismo del Coliseo. En las creencias budistas para poder adquirir el grado de rimponché hay que pasar la prueba de fabricar un mandala al tiempo que se hace un baño polaco.

Como es lógico obtiene variaciones en base a la diferencia de la idiosincrasia en los pueblos, pero conserva su esencia original. En los países nórdicos es hecho con agua hirviendo aromatizada con hojas de pino y testículos de reno; en Centroamérica es costumbre el empleo de flores, mangos y monos mayordomos. En las selvas birmanas una tribu que habita a orillas del río Ayeyarwadi, los akhá, hacen que sus prisioneros de guerra se hagan un baño polaco antes de someterlos al suplicio de cocinarlos para hacerse un buen puchero.

El baño polaco es citado en varios libros icónicos de medicina, por ejemplo el famoso “??????? los ?????” escrito por Critón de Heraclea (23-98 AC), en el cual se lo nombra como uno de los mejores relajantes musculares, después de la masturbación y el auto examen de próstata. En el tratado “Odor asinum ¿A opus malum?” del homeópata Arteriscux Carnun (123455889595-90987 AC) tiene un capítulo entero dedicado a el.

El artista futurista italiano Pietro de Sanpacho inventó una máquina de movimiento continuo para hacer el baño polaco, la cual funcionaba a vapor y electricidad continua. En la presentación de este artefacto se tuvo que lamentar la muerte del voluntario Guliano Versace. El pintor renacentista Pepo Melón (1483-1487) quién le tenía encono a Rafael, hizo un graffiti en la Capilla Sixtina, sobre Jesús haciéndose un baño polaco después de resucitar el tercer día, el graffiti fue borrado, pero aún perduran algunas fotos que se sacaron.

Durante la historia el baño polaco fue usado por todos los estratos sociales, las convicciones políticas y las tendencias artísticas.

Inagotable recurso de higiene práctica e inclusive ecologista, por el poco uso de agua que se usa al realizarse, ha sufrido la censura, el escarnio y la persecución durante siglos, por considerarse una aberración de la higiene, cuando en realidad este noble acto no hace más que enaltecer nuestra condición de seres pensantes. Este 22 de agosto es el Día Internacional del Baño Polaco, hagámonos uno y glorifiquemos tan loable costumbre.

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