El otro día estaba con una minita en mi casa, solo ella y yo. Luego de un rato de un incómodo silencio se me escapo un pedo, la mire, me miro, nos miramos, ella miro para otro lado, yo no. Mi gato se atraganto con una bola de pelos, finalmente la escupió. Los segundos pasaban, y no se me ocurría nada para decir.
Esto esta aburrido pensé, y dije: “esto esta aburrido” ¿Lo pensé o lo dije en voz alta? “¿Lo pensé o lo dije en voz alta?” Ya sé, preguntale si se quiere sentar. ¿Te querés sentar? Si por favor, hace media hora que estoy así como parada, jeje.
Otro rato callados…el puto silencio ya me estaba matando, pero no podía pensar en nada porque si lo pensaba lo decía en voz alta. “Huy no me cambie el calzoncillo” dije en voz alta, me cago en los pensamientos hablados, dije también en voz alta.
¿Porque mejor no hacemos un repaso por los mejores juegos de nuestra infancia? Dijo la chica como tirándome un salvavidas. ¡Dale! Le dije, y ahí comencé a hacer un repaso por todos aquellos juegos que marcaron mi vida para siempre. Aquí les dejo un resumen de lo que le expuse a la dama en cuestión.
Cachipum (También conocido como: piedra, papel o tijera): Si no jugaste al cachipum, ándate de mí nota. Este juego consiste en elegir piedra papel o tijera, todos saben las bases, pero yo sé el secreto para ganar siempre. El secreto está en jugar en un lugar que haya un espejo orientado a 34 grados de inclinación hacia el hemisferio norte pero mirando de este a oeste, entonces ahí vas a ver por el espejo que forma va a sacar el otro.
Pan y queso: Este juego es asquerosamente elitista, solo lo jugaban los capitanes del torneo de futbol en la escuela para ver quien elegía primero o para ver quien sacaba. Es un juego muy malo, porque tanto pan y queso sin nada de mayonesa o una feta de salame se me hacía insoportable. Además nunca fui el capitán de ningún equipo, es más siempre se peleaban por mí. Se decían: “Al gordo déjatelo vos”, “¿Va porque yo?, ¿Que te hice culiado?”, “Bueno, está bien pero mañana juega para vos”
El soo: Este juego era mi favorito, consiste en elegir un poste o lo que sea como “casa” y salir diciendo “sooooo” y manchar a alguien, cuando dejas de decir “sooo” (porque se te acaba el aliento) si no manchas a nadie, te re cagan a patadas hasta que volvés a tocar el poste. En mi escuela estaba el “Chino” no solo era el chivo expiatorio de mis jodas pesadas, sino que lo obligábamos a jugar y era asmático, por lo que se quedaba sin aliento al toque. Lo molíamos a patadas.
El cinturón escondido: El que no jugó al cinturón escondido a esta hora está comiendo risotto con Canci y Oggy Junco, así de corta se las hago. La mejor anécdota que tengo de este juego es cuando yo encontré el cinturón en la cintura de mi viejo. Masacre a medio barrio, hasta que se dieron cuenta que ese no era el cinto que había que encontrar. Como represalia los guachos hijos de puta se fueron a mi vereda a gritarle a mi vieja donde escondía las revistas porno.
El puente chino: Consiste en armar un puente humano, en el cual pasa de a una persona por vez y es escupido, violado, golpeado y recontra-cagado a patadas. Es un juego muy catártico, altamente recomendable para hacerse hombre de una vez por todas o irte al grupo de los ñoños que juegan a la batalla naval.
Quien escupe más lejos: Juego no apto para quienes no sufran de congestión crónica. Consiste en recargar (con el típico sonido: ajjjj) mocos, respirar hondo, tomar envión y expulsar el gallo Claudio que te estabas amasando desde ayer. Acto seguido tu compañero hace lo mismo y así sucesivamente. No gana el que escupe más espeso, si no el que llega más lejos, eso sí, si no es de tono verdoso quedas descalificado.
El que habla la liga: Este es un juego mágico, generalmente se hace en plena clase cuando uno de los compañeros grita: “El que habla la liga”. Y todos se quedan en el molde hasta que a uno se le olvida que estaban jugando y dice algo. Y es golpeado, insultado y castigado por todo el curso. Siempre me pregunte donde carajo estaba el profesor cuando jugábamos a esas cosas.
Bueno, ese fue el repaso por los juegos más importantes de mi infancia. Si quieren saber que paso con la minita que estaba en mi casa, cuando iba por la parte del puente chino, se fue a la mierda y otra vez me quedé sin ponerla.
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