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Típicos personajes del Shopping en esta época

Sabido es que hoy por hoy ya nadie persigue los verdaderos principios de las fiestas y sólo nos importa gastar, va no gastar, pero si comprar. Esta es la época del año en la que no calientan tres pitos los ahorros y nos patinamos todo en las fiestas y las vacaciones. Obviamente la gente de negocios tiene sus trampas para hacernos caer en esa vorágine de consumo para hacernos pensar que se han vuelto locos y están regalando sus productos.

Amiguitas, amiguitos yo sé que está bueno ir en estos días a hacer compras porque es beneficioso para el bolsillo, pero tengan en cuenta que se pueden encontrar con los siguientes personajes…

Vendedores cara de orto: Es obvio, el flaco está recontra podrido de estar metido en ese agujero. ¿Y vos te pensás que tiene ganas de pasarte tres remeras hasta que alguna te quede bien, nena? O sea, llegás y le pedís un talle S, y tanto vos como el que te atiende, saben que te has rajado morfando todo el invierno y hay solo dos probabilidades:

1_Que la remera te quede muy ajustada y no te permita respirar y pidas un talle más (Casi siempre pasa esto)

2_Que la remera te quede apretada, y seas lo más parecido a la mortadela bocha de Paladini, pero que a vos te guste ser exhibicionista de rollos y te la lleves. En este caso el vendedor piensa a sus adentros: “Gordas eran las de antes que se vestían con sábanas”.

Ni hablar si es vendedor de zapatos, ¡Ustedes imagínense los juanetes que se debe ver ese tipo por favor! Menos mal que Sarkany diseña con moldes de madera, porque si usara como modelos los pies de la tía Tota estaría haciendo gárgaras de plomo. Olor a patas, disconformidad femenina por tener el empeine mas ancho que el del Kun Agüero y uñas encarnadas son el común denominador de este pobre jornalero, en lo personal te digo: macho, posta que entiendo tu cara de orto.

El que mas bien la pasa es el flaco que vende autos, no sé que onda, pero siempre que paso por su stand está haciendo la suya en Facebook, pero el flaco igual tiene cara de orto, porque si.

Seamos realistas, en cierto punto hasta están justificados. Es una mierda estar laburando mientras ves a todas las parejas de compras, y pasando un buen rato. Pero por otro lado, si voy a comprarte una camisa y un jean y te dejo en el local una lucresia, hijo de puta tírame un “Hola” y un “Gracias por venir” al menos.

La pelotuda que ve todo barato: Esta es la pesadilla de todo hombre, a la hora del matrimonio todo hombre de clase media le escapa a este engendro del demonio.“Juan, mirá que barata esta camisa”, “Juan mirá que barato está el café en Starbucks”, “Juan mirá me dijo el chico que con la segunda compra te hacen un 20% descuento”, “Bichi, mirá que lindo ese jarron”, “Amor se rumorea que el próximo happy hour es en Vitamina, deberíamos ir a la puerta para cuando avisen” fla fla fla fla! tarjeta acá, fírmame este papel y número de documento. Otro local, fla fla fla. Tarjeta, firma y DNI. Es una hija de puta, ¡Pará un poco flaca! Yo veo a la pobre víctima y por dentro pienso “Muajaja pobre choto, encima debe ser gorreado” pero después, me invade un frio por la espalda y me imagino que de pronto en un par de años puedo estar en ese lugar. No queda otra que hacer la vista gorda y rezar por esa alma en pena.

Los pendejitos (De 5 a 12 años): Mami, mirá una corbata, ¡Comprame! Papi mirá un dinosaurio, ¡Comprame! Papi mirá ese nene tiene una cajita feliz ¡Comprame! Mami mirá una retro excavadora ¡Comprame! Ma mirá que linda esa escultura hecha en cuarzo y piedra que representa la opresión de los países escandinavos durante el primer cuarto de siglo, ¡Comprame!

O sea, alguien que les muestre a estos pibitos que no todo es comprar (aunque en realidad si lo es) porque muy pronto, vamos a terminar con códigos de barras en las frentes man. Así nunca voy a querer tener un pibe.

Los que despertaron en el siglo XXI y le tienen miedo a la escalera mecánica: Vas rápido, sudando en seco apretando el orto, porque ya te cagás, pero estabas esperando a que termine la película (el pochoclo provoca gases y mal aliento). Empujás a uno, pateas pendejos, puteas a una vieja y cuando por fin llegás a la escalera te topas con el neanderthal que no se anima a usar la escalera mecánica, o si se anima, pero no coordina a subir a un escalon. ¡Dale flaco que me cago! Se anima, trastabilla un poco pero no se cae, y se concentra inmediatamente en el próximo paso, coordinar la bajada para que ese monstruo de metal no se lo coma.

Las mujeres imantadas a la vidriera: Vas caminando al palo porque no querés que se compren la última remera talle S que te gustó cuando de pronto alguien rompe con la sincronía y paso acelerado de la multitud como con una frenada en pleno Acceso Este.¡Doooooing! Rebota el brazo del novio que iba con la misma velocidad que el resto. Al ver que fue lo que causó tal desacomodo en el curso de las cosas ves a una mino hipnotizada, con los ojos brillosos, emocionada y extasiada por algo que vio al pasar. El cielo ante sus ojos, un novio con ganas de matarla y la gente chocando sus hombros sin que ella advierta ningún tipo de contacto. Amigos, estamos ante el fenómeno “vidriera” que tanto nos rompe los huevos a los hombres, se dice que no hay cura del mismo, pero lo último que se pierde es la esperanza y esta vez no hablo de mi prima Esperanza que se perdió en Mar del Plata y tuvimos que hacer aplaudir a media playa para encontrarla.

Los caretas: Bolsita de Siamo Fuori, de Tascani, de Prototype y otras 5 que están abajo que no alcanzo a distinguir. Es de los típicos chotos que entran con gafas al Shopping. O sea, alguien que le avise a este espécimen de piel anaranjada, tersa y brillante que dentro de las instalaciones no hay luz solar que te encandile ni le haga mal a la vista. Y que no hace falta hablar con el ”sha, she, shi, sho, shu” para ser copado. Este es como la trucha del vendedor, el chanta se hace el gil y le tira precios fuera de orbita (en Tascani por ejemplo el precio de la ropa es depende la cara de choto del cliente) acompañado de un esta es un modelito nuevo. Y ahí pica. Es penoso pero genera envidia ya que probablemente se quede con todas tus minas en el bolo.

Los que van a mirar: ¡Holaaaaa! O sea yo, Don Rata. Todo bien con el 25% de descuento y toda la mar en coche, pero de onda que es lindo ir a mirar al Shopping. Estos son muy graciosos, porque llevan el coche despacito para disfrutar el paisaje, aprovechan y encanutan a los pibes para que se saquen una foto con Papa Noel y no rompa las bolas con lo de la cajita feliz, ni con lo del cine, ni con nada. Algunos osados se animan a entrar a los locales y mirar ropa, pero notás que son “los mirones” por la cara que ponen al voltear la etiqueta para ver el precio. Es muy similar a cuando te meten un hielo debajo de la remera o a cuando te están haciendo un pete y de pronto sentís 5 cm de dedo en el orto. El vendedor detecta a los mirones, porque tiene el famoso “Ojo de vendedor” que lo lleva intuitivamente a no darle ni un cuarto de pelota y a irse a mimar un poco al careta o al cliente trasandino.

Papá Noel: Hijos de puta, de algo tengo que vivir, y bueno me tengo que sacar fotos con los pendejos (este traje no tiene aire acondicionado, tengo los huevos hechos sopa). Pero la próxima vez que uno de estos guachos del orto me tire la barba y me la suelte para que me pegue con el elástico, no respondo de mí. ¡Odio a los niños!

Gente de todo tipo, raza, color y religión. Todos metidos en la misma ensaladera buscando llenar un vacío que no es vacío, con complementos que no son complementos. Hoy mas que felices fiestas, les deseo que ¡TENGAN UNAS BARATAS FIESTAS!

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