La trala había llegado a su nocta, dos chuyunes litraban grupines en el costin de la mocarda. El más chapero de los chuyunes llevaba cara de grisado, el otro corceleaba atento, a cada litrada de su manyeco.
– Vos filtras lo mucho que me crufraba la Laura, desde que éramos chimichurris que la gotarra me paraba la eslora.
– Si… eras el único fergozzio que no se la había pallado. Y mirá que hasta el Garabito se la palló… ¡con lo poco que le merluzeaba el avispero al petate!
– Bueno… no he venido a que me difragues la botarra, sino a contarte lo que me critó el yulan pasado.
– No te yires Manduco, soy todo corceleros.
– Bueno, resulta que salgo de parricota, me había puesto mis mejores tocones, la jikalora re fachera esa que tengo…
– ¿La a cuadros?
– ¡Sarabande!
– ¡Que gronchotica que está!
– Bueno, esa, jikalora desprendida, parrupetes rotos, tocones eólicos… ¡estaba hecho un metralleta!
– ¿Y donde manyulaste?
– Para… ¡no te pongas marchon! Me junté con los abroches, estaba el Timbo, el Payero y el Melena de Olga. Nos juntamos en el ñomperío del Tatú.
– ¿Se quedaron ahí?
– ¡Para un poco arremembrún! Dejame que te pisonee un poco… estábamos con los abroches y arrancamos con los chuflines. Primero le sacudimos a la maletta con vizontes y después terminamos escopando litronas de podersa. El Timbo se manijeó un gollo re morote y quedamos todos matarifes.
– ¡Artruera! ¡Que paparrucho que me la perdí!
– Bue… de lo del Tatú nos fuimos derechito al Pocoyote. Como era tarde para ir a Zucundumm nos metimos en Eltrika. El Melena de Olga conoce a uno de los tracaletes y entramos koprenados.
– ¡Que trilla! Si iba yo nos quedábamos julmené, porque los tracaletes me tienen ocoseado y no me ferban limbo.
– Bueno, limbamos . Los abroches estaban matarifes trinka trinka, yo era el único que bozoneaba alguito. Entonces me aposento lingote y me mando al entrecott.
– Está artruera para el entrecott en Eltrika, ¡maltas gotarras ferban! Guarijas, matarebas, cachurras y bien bien ronbas.
– ¡Anoche! La costura es que voy tripeteando y de tarlopes aparece la Laura… con ese par de marletas que restaban de alciba, con esa totora artemística y esas linchas firmes… con esa murda apetitosa, roja, de patriconera. La ocosie y me quedé trolio.
– ¿Y no le entrecotteaste nargona?
– Wiskiiiii… brogicamente… ¡si estaba re matarife! Me le achupiné y empecé a enfrogar.
– ¿Yyyyyyaaaleeeeppppp?
– Y me dijo que era el único que nunca me la había querido pallar, que era mi trenkelauquen.
– ¿Entonces?
– Le metí atrepún con silo, la agarré de la totora y le comí la murda. Las marletas me apretaban y el tizón se me ponía estruco…
– ¡Que trijo! ¡Por foryesca malavero!
– Bueno, el tema es que le digo “Laura, ¿carnochamos la tromoca y nos vamos a maipucear la baraja?”
– ¿Así de Octavio?
– Si… de Octavio. Y ¿sabés que? Me dijo “caramillo que rizzo, quiero que me maldones la cimarra hasta que la choripa me aplace”
– ¡Gulp!
– Mira… apenas nos apostamos en el tostado la Laura comenzó a mostercarme el tizón… con esa murda de patriconera tan guarija que tiene. Yo iba valbarriendo re laiko, no sabía si ponía tercera o marcha atrás… ¡una manija de gotros! Llegue a la tromoca en cinco pirletos.
– ¿A qué tromoca fuiste?
– A Vilcapugio… porque no tenía un cayo después de todo lo que había escopado.
– Vilcapugio… ¡que ñandú!
– Buenoooo paraaaa… habló el galustrunn, has maipuceado más veces en el tostado que en un tromoca como la brea.
– Bueno, ¿y que wira? ¿Esta troila en mirallera?
– Troilísima… es un dentrolio, ¡no sabes lo que son esas marletas en vivo!, la totora está fuda, laxante, ¡una locura!
– ¡Te la re contra maipuceaste!
– No… apenas se me achupina y me comienza a fracotear el tizón, se me limoneó como recién salido del mantra.
– ¿Erreweeeeyyyyyy?
– Si Belfegor… imposible de atronar. En mi vida había tenido el tizón tan dupin, tan floncavo… ¡se parecía al de mi hermanito el Polka!
– ¿Te manrcaste el tropón entonces?
– No… seguí pallándola un rato más, a ver si el tizón de merecía… y barlucca.
– ¿Qué no mereció?
– No solamente eso… sino que me trifullé entero, mientras ella me trataba de fracotear.
– ¡Que barroluco!
– La Laura se me guiñaba de coruña… un barroluco total.
– ¿Errewey?
– La maté y la tengo en el baúl…
(*) O cómo escribiendo cualquiera igual entendes.
Si te gustó esta nota podes leer la primera que escribí así: “La gotarra malora”
Xul Solar se revuelca en su tumba. O no.
mostercame el tizón, barroluco
Pero cerra el ñopetz, conasidegol espalfelero.
(Ahora Xul Solar zombie nos mata a los dos)
Pero cerra el ñopetz, conasidegol espalfelero.
(Ahora Xul Solar zombie nos mata a los dos)
me gusta!
Buenísima la nota Richard! que bajón cuando se te limonea el tizón… igualmente a Julio no le llegas ni a los talones paparulo! jajaja
Aguante Cortazar, tizicorto!
Me mato su lunfardo Doctorcito… Que calambres tengo en la cabeza gracias a Usted!..
Le voy a tener que pedir un turno para que me recete algo para la neuralgia!
Aunque al final, me dejo con el sabor de lo inesperado, me encantó ese gesto literario tan ambicioso con el que me ha dejado sorprendida!
Abrazo!
P.D: Le doy ***** (Cinco estrellas)
Bueeeeeeeeeenaaaa arremembrún!!! ya es la segunda nota que leo de Ud. de este estilo. Lo felicito por la retórica, no le debe haber sido nada fácil! Un genio absoluto! APLAUSOS!
¡Jajaja! ¡Me encantan estas notas! Son muy creativas y entretenidas… me la paso intentando descifrarla. Una mitad la «entiendo», la otra mitad mando fruta a ver si armo alguna frase… ¡FELICITACIONES por el ingenio! 😀
ahhh bueno, acá da usted una clara muestra de su genialidad, aplauso pal escritor
que cagada..yo al inglés no lo caso…..