Llega fin de año y con él mi última nota como cierre despedida. La verdad que ha sido un año de altibajos para Conep. En enero gané la lotería, en febrero la perdí en el casino, en marzo me puse de novio, en abril me separé y perdí todos mis bienes, en mayo conseguí un trabajo de gerente, en junio me echaron cuando vieron que subía notas desde el laburo, en julio me pagaron el viaje a las olimpíadas, en agosto me dí cuenta que me olvidé de ir, en septiembre tú fuiste mía, y ahora todo es melancolía, como engaño a mi corazón si él no quiere olvidar tu amor.

Y así como se termina el amor, se termina este ciclo de doce meses y muchas veces debido a distintas circunstancias solemos confundir las cosas, ya sea porque son parecidos en nombre o similares en forma y tamaño. En lo personal me pasa con Movil en vivo – Móvil en directo, Robert DeNiro – Al Pacino, LCD – Plasma y algunas otras cosas más.

Estas confusiones también pasan cuando a un nombre le realizamos un pequeñísimo cambio, y ¡zas!, su significado cambia radicalmente. Es la típica «no es lo mismo…» que es a lo que más se refiere esta genial y peculiar nota de cierre.

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El año pasado escribíamos:
“La vida es una herida absurda”. Sir Charles.