Nuestra sociedad hoy en día vive prejuicios a diario, y no se salva nadie. Ni siquiera aquellos símbolos representativos de una época tan significativa como es la Navidad.

Lo sucedido trasciende las fronteras de la misericordia, de la realidad y de las 88 millas por hora necesarias para viajar en el tiempo. Hablando de eso… que tiempo caluroso está haciendo. Bueno para refrescar esta nota voy a buscar una foto de archivo de un pino de Navidad en pleno invierno, ¿quieren? (no sé porqué formulo preguntas si no voy a recibir respuestas).

Hace poco mas de una semana llegó al INADI una carta que decía lo siguiente:

Es evidente que el pobre árbol la tuvo que sufrir. Más aún cuando quién tiene que poner orden en el parque no lo hace y encima lo deja en ridículo al frente de los demás compañeros del gremio.

«La verdad nunca creí que esto pasara, más aún siendo yo todo un símbolo en esta época. Ojalá que todos aquellos que se me rieron terminen siendo sillas para gordos, así la sufren más.» Estas declaraciones conmovieron a este humilde periodista que se puede decir, hizo que se me movieran las entrañas y las tripas a niveles bastante grandes.

No nos queremos imaginar las que tuvo que pasar la única noche que pasó en la famosa calle, ojalá no se tuviera que romper las ramas por esto.

Es hora que seamos mas abierto y aceptemos las opciones que la naturaleza nos dá.