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Así fue mi noche de sexo más bizarra

La Sol, linda mujer. Tiene 22 años, ojos marrones y pelo castaño largo, tiene una linda cara y tremendas tetas. Es mi amiga desde hace mucho tiempo, recientemente terminó su relación y empezó su soltería.

Soy bastante gil para encarar una mina y para colmo la Sol es 10 años más chica que yo, y es mi amiga. No sabía cómo decirle que me calentaba tanto, pensé que me iba a ver como un viejo verde pajero o que simplemente me iba a mandar a la mierda; hasta que un día con un par de copas encima me animé y se lo dije, por whatsapp obviamente, porque me asusto cuando la tengo en frente.

Le dije que era hermosa, y que me calentaba un montón, que me encantaría besarla entera, que me encantaría prenderme con la boca de sus tetas y no soltarla más y muchas cosas más. Para mi sorpresa, no me cortó el mambo en ningún momento. Al contrario, me dijo que siempre me tuvo ganas y que menos mal que por fin me decidí a tirarle un centro. Después me contó que ya estaba acostada, que dormía en bombacha y que tenía muuuucho calor, que la noche estaba ideal para ir a tomar unas birras para enfriarnos un poco, y después volver a calentarnos.

Yo me quería matar y me quería ir a partirla en 8 directamente, pero estaba en el hospital, cuidando a mi vieja que estaba internada, y no podía dejarla mucho tiempo sola.

La Sol vive re lejos de donde estaba, le dije que se tomara un taxi hasta un bar cerca del hospital, la invité a tomar unas birras, charlamos, nos reímos y le comenté la situación de mi vieja, como soy la única familia que tiene la cuido yo solo todos los días, y me quedo todas las noches ahí, toda la noche. Después de lamentarme tanto pensé que la noche se iba a cerrar ahí pero la Sol se apiadó de mi situación y me dijo que si quería me acompañaba un rato esa noche, así que llegamos al hospital diciendo que era mi hermana. Pasamos sin problema, en la habitación de mi vieja está internada Raquel también, una señora de 70 y pico de años, ambas a esa hora ya habían tomado la pastilla para dormir e iban por el quinto sueño.

Cuando entramos a la habitación cerré la puerta y la invité a sentarse en la única silla que había. La piba me dijo que me sentara yo, que ella no estaba cansada. Yo como un boludo me senté sin pensarla tanto y sin esperar nada.

La Sol llevaba una minifalda que se subió hasta el ombligo, se me sentó con las piernas abiertas apoyándomela toda, y me comió la boca. De a poco se empezó a mover rozándome todo el pantalón con la colaless que llevaba puesta, mientras me sacaba la remera. Me tocaba por todos lados mientras yo le metí las manos por debajo del corpiño, y ahí estaban: esas dos tetas que había querido desde que la conocí, metí mi cara por debajo de su remera y empecé a chupárselas mientras ella seguía franeleando con mi pantalón, las tetas de la Sol eran deliciosas, me faltaban dientes para terminar de mordérselas.

Yo ya estaba al palo, y la mina también, se levantó un poco y me bajó apenas el pantalón y el bóxer, de a poco y sin dudar se agachó y se metió todo lo mío en su boca y empezó a chupar con todas las ganas, cuando estaba por terminar se lo dije y ella siguió chupando todavía más excitada, le acabé en la boca y prácticamente me desmayé en la silla, pasaron unos segundos para que me diera cuenta que la Sol se había tragado todo y seguía chupándomela.

Cuando me reaccionaron las piernas me la llevé al baño de la habitación y la di vuelta contra la pared, le agarré con una mano las tetas y con la otra la cintura y le paré bien la cola contra mi… y cuando estaba por entrar me dijo “no, pará, sin forro no”.

Me quise matar, no tenía forros y no se la iba a poder poner por pelotudo.

Sentí que ya se me había pasado el tren y me tiré en el piso de la habitación a los pies de las camas de Raquel y de mi vieja a respirar un poco. Ella pasó caminando encima de mí abriendo sus piernas justo cuando pasaba encima de mi cabeza, dejándome todo a la vista. Sentí que abrió su cartera y sí, sacó un forro y me lo dio. ¡No podía tenerla tan clara esta mina!

Ahí nomás acostado como estaba se me paró de nuevo, y atiné a ponerme el forro pero la piba me frenó y me dijo: ¿podés hacer dos cosas al mismo tiempo? Yo pálido y sin saber qué hacer le dije que sí, a lo que me contestó un “bueno ponetelo”, mientras se me subía y se ponía en cuclillas encima de mi cara, dejándomela de bigote literalmente. Empezó a moverse encima de mi boca pasándose mi lengua por donde ella quería, empecé a escuchar sus gemidos silenciosos hasta que llegó al orgasmo. La dejé acabarme en toda la boca y la agarré de las caderas y la llevé más abajo, le dije que me montara y lo hizo como ninguna mina antes lo había hecho. Le dije que tratara de no gemir y llegamos al orgasmo más silencioso posible.

Después de eso nos arreglamos la ropa y mi vieja y Raquel seguían roncando…

Escrito por Venus de Milo para la sección:

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