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Como sería el mundo si nos pudiésemos lamer las bolas

 Durante los últimos 150 años los académicos han defendido con uñas y dientes la teoría de la evolución formulada por el científico ingles Charles Darwin en su obra “El origen de las especies”, en la que postula que las diversas especies evolucionan a partir de la llamada “Selección natural”: los más aptos se reproducen heredando a las generaciones venideras sus mejores genes, prevaleciendo los especímenes más fuertes, mas adaptables, etc. Como toda teoría, sus postulados derivan en conjeturas y debates interminables, que lejos de poner en tela de juicio su valides, la confirman y enriquecen.

Uno de los aportes más significativos; y sin embargo menos difundido es el de mi tío Luis, el tapicero.

Hace algunos años mientras trabajaba con él en su taller, se nos acerco un perro callejero, sucio, poco alimentado, bastante cariñoso pero de muy mal carácter con los demás canes. Una tarde de de Enero, mientras el impiadoso sol arremetía sobre nosotros, Luis hizo una pausa en su labor para observar como el perro acicalaba sus partes nobles, quedo pensativo, admirando la habilidad del choco.

– Suerte que tiene el de poder hacer eso, míralo ahí tirado sobre el pasto, lo hace casi como burlándose de nosotros, el sabe que no lo podemos hacer. Igual creo que es una ventaja no poder hacerlo, si no la raza humana estaría perdida

– Tío te he dicho que tenes que dejar las puertas abiertas mientras usas el Poxirran.

– Fíjate vos el tiempo que le dedica a lamerse las bolas este tipo, imagínate vos gordito con esas habilidades, no harías otra cosa en todo el día.

Entonces pienso…. el ser humano dedica gran parte de su día a acomodar sus partes nobles, es como algo que sobra y nunca están lo suficientemente cómodas, yo estimo que al menos unas 4 o 5 horas al día nos estamos rascando los huevos. Bueno ahora imagínate si pudiéramos alcanzarlos con la lengua, mínimo 14 horas, si a eso le sumamos 8 horas de sueño, nos quedarían solo 2 para algún tipo de actividad productiva, sin tomar en cuenta la hora de la comida y el merecido esparcimiento.

Esto tendría un impacto significativo en nuestra evolución, aun mas que el hecho de caminar erguidos, que nos permitió alcanzar mejores frutos y avistar de antemano a nuestros depredadores, incluso mas que el pulgar oponible que nos brindo la posibilidad de utilizar herramientas.

Entonces imaginate ahora, con esa posibilidad. Estas en el baño yendo de cuerpo, leyendo una revista, de pronto ¡chan! Te agachás un poquito y listo. Estas en el cine, la película es un bodrio, te vas de short o traje de baño slim, te corres un toque la mercadería y ¡chan! Chau aburrimiento. Estas en la oficina, atrás de ese pesado escritorio, emboladísimo. Te bajas un poquito los pantalones, y ¡ups! Se te cáe justo la lapicera. Te agachas a buscarla y ¡chan! Lamidita fugaz. Terminas cansado de entrenar, te has corrido la vida, te pones a elongar en el pasto, al cálido sol de otoño, te estirás tocándote la punta del pié y ¡chan! Tenes el paquete frente a tu nariz… tímidamente sacas la lengua y ¡slummmmm! Chupadita atlética.

Lamebolas no sería un calificativo despectivo, así que todos los políticos tendrían un punto a su favor (y los militantes diez). Sinceramente dudo si “chupame la pija” sería algo taaaaan grosero como ahora, porque todos lo haríamos varias veces al día. No se… pienso, ¿”meteme un dedo a la nariz” es mala palabra?, así que creo que no lo sería.

Los de lengua larga podrían incluso incursionar hacia sitios más oscuros, donde la cálida luz del sol no llega, y quizás encontrar puntos de placer nuevos y jugosos.

Peeeroooo esta nota está para hablar de mi tío, porque el que realmente tiene la posta es él. Si leen su comentario me dijo “creo que es una ventaja no poder hacerlo, si no la raza humana estaría perdida”. Porque pensa vos, qué distinto hubiera sido nuestro camino como especie si el Neandertal hubiera elegido quedarse dentro de su cueva lamiéndose a si mismo. Por el contrario, al aburrirse de rascar sus partes, decidió salir en busca de otras ocupaciones y así pasó lo que pasó.

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