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Una gran historia: El día que me tomé una azul

Transcurrían los primeros días del mes de Agosto, estábamos jugando al Pro Evolution Soccer con los chicos y les conté que me había empezado a dar bola la Flopy, la pendeja más rica del otro barrio.

Al decir verdad no soy ni fui nunca muy atractivo que digamos, soy petizo, pelo oscuro, cara redonda y voz de choto. De pibe se imaginan que esos atributos se multiplicaban por un millón, era enano, con cara de pelota y voz de recontra choto. Pero no sé porque tenía un orto terrible con las minas, siempre eran minas más grandes que yo y bastante lindas, si las veían al lado de la pelota desmotivadora que era en ese entonces decían que me había clavado un golazo (ahora soy un elipse infértil).

Eso de ser siempre el guachito pelotudo que se comía a las minas más grandes que él, me trajo más de una paliza, pero no quiero desviarme de la historia en cuestión. La Flopy me había contestado un par de mensajes, aparte de ser la más rica del otro barrio (a mis cortos 16 años darle unos picos a una mina de otro barrio, es el equivalente de garcharte a minas de otro continente a los 30) ella iba a segundo y yo aún estaba en noveno, entonces yo iba en la mañana al cole y ella a la tarde. ¿A donde quiero llegar con esto de contarles que ella iba al turno tarde? Muy sencillo, mientras yo me hacía el copado por transar, los de la tarde ya iban más a los bifes, sexualmente hablando claro, ya entraban en juego chupadas de tetas, manoteadas de bulto, hímenes volando para todos lados, en fin la cosa se ponía más áspera.

Dos a cero ganaba con el Barcelona y llega mi primo el Hugo.

-A ver gordito, déjame jugar este tiempo.

-No, pará que termino el partido y te doy al joystick.

-Gordo culiado, o te corres o te bajo los dientes.

Ciento veinte kilos, un metro noventa y mucho amor propio me convencieron de darle el joystick y seguirle contando al Machulo.

-Me puso que ella el martes tiene la casa sola.

-¿Que gordito la estas por poner?

-No sé, la Flopy de segundo me está mandando unos mensajes y creo que voy a estar solo con ella en la casa.

-Ahh, sí. Buen orto la pibita esa, le doy dos años más para no ir preso y la dejo empalada.

-Me han dicho que ya no es virgen (me acuerdo cuando esas pelotudeces eran noticia).

-Gordo, escúchame bien (y le puso pausa al juego). A esa mina te la tenés que garchar bien porque coge con flacos más grandes que vos, ella piensa que sos un pollito, que te va a dar clases, la tenés que dejar estúpida ¿me escuchaste?

-Si bueno, yo…

-Vos nada…el martes antes de ir a su casa clávate la mitad de esta. Recordá solo la mitad, yo sé que vos podés tigre…

Entre mensaje y mensaje el martes llegó y la casa de la Flopy termino quedando sola tal como lo dijo. Antes de salir para el otro barrio, me miré al espejo.

-Hoy la ponemos guacho, tenés que ser un tigre como dijo el Hugo, si no a esta no la ves más. No me clavé la media pastilla, me la tomé entera para que la Flopy sintiera el martilleo de mi glande y que no pensara que soy ningún pichón.

Para que contarles que llegué a la casa de la chabona inclinado. Era muy parecido a Cuasimodo por mi postura, pero era eso o caminar recto y parecerme a un saca corcho. ¡El cierre del jean me estaba matando!

Ni bien me abre la empiezo a besar, como para no darle tiempo ni de mirar para abajo, me la comí un par de minutos y ella sintiendo el bulto durísimo contra su pierna comenzó a levantar calor y le saque la remera, el pantalón y nos tiramos al sillón.

Mano va, mano viene, ella me agarra el sodape y yo hago lo propio con sus partes íntimas, cuando ya parecía estar todo listo para el “acto” en sí, voy asomando la golondrina al hornero y me dice:

-Ay no, no, pará que me duele.

Volvimos a intentar y pasaba lo mismo, una, dos y tres veces, hasta que se me dio por preguntarle que onda, porque es obvio que yo no tengo un macro pene. Ahí fue cuando me contó que aún era virgen.

Con todo esto del dolor a ella se le fue la calentura al carajo y yo aún tenía que bancarme al huésped ahí por tres horas ¿Y qué hiciste rata? Se preguntarán, bueno, es increíble la cantidad de cosas que pueden hacerse con una extremidad de punta redonda, se las paso a mencionar:

  • Mandar textos incomprensibles con la chota.
  • Usar el pene erecto para partir nueces.
  • Tocar el xilofón con el prepucio.
  • Poner perejil y ajo y hacerte un buen pesto usando la garcha de mortero.
  • Poner el pito debajo de la pata de la mesa para que no se mueva.
  • Jugar al Pin-Pong sin manos.
  • Mear con las dos manos en la pared.
  • Hacer flexiones de brazo sin apoyar las piernas.
  • Girar como un trompo.
  • Hacer grabado sobre cerámica con el glande.

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