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El milagro de la Virgen de Guadalupe

Hace casi 20 años atrás y después de múltiples fracasos laborales, Gustavo decidió irse del país. Él trabajaba coordinando una pequeña empresa privada de ambulancias que hacía traslados que no revestían gravedad, pero que a veces las cosas se complicaban demasiado por falta total de infraestructura y dueños con excesivas ganas de ganar dinero sin invertir ni siquiera lo mínimo. En uno de esos traslados en ambulancia una mujer no llegó a destino, dejó de luchar contra su enfermedad a mitad del recorrido desde su casa hasta una clínica en Godoy Cruz y ante la impotencia y la desilusión, Gustavo renunció a su laburo y comenzó a elaborar la partida del país poco a poco. A los meses del incidente de la ambulancia y ya salido de un terciario con el título de técnico en publicidad, Gustavo había tenido la suerte de haber entrado rápido a trabajar a una prestigiosa radio AM de Mendoza, esa que anunciaba la hora con un pegadizo jingle, pero lamentablemente para Gustavo su sueldo dependía de él, tenía que vender la publicidad y en esa época, casi con un presidente saliendo en helicóptero de la  Casa Rosada las cosas se estaban poniendo de mal en peor.

Tan mal andaban las cosas que se sintió merecedor de dicha desgracia, había salido del secundario haciendo trampa, su hermano mayor y más inteligente había rendido 2 materias libres haciéndose pasar por él,  el remordimiento no era grande, pero creía que ése acto deshonesto y su mala suerte tenían estrecha relación, cosa de no creer.

Llegó un día de marzo y Gustavo se iría a Estados Unidos, después de comunicar la decisión tomada a su familia, se lo comunicó a su novia, una linda morocha estudiante de ciencias sociales y empleada municipal.

Obviamente que todo fue duro, dejar todo de un momento a otro y empezar de cero en otro lugar desconocido sin alguien al lado para ni siquiera llorar de vez en cuando.

Ya instalado en Estados Unidos, pasaron los meses y Gustavo se había adaptado bastante,  trabajaba de día y por las tardes se iba al colegio a estudiar inglés, vivía en un departamentito en una zona de tiroteos nocturnos y era reacio a hacer amistades.

Casi para Navidad, al llegar del trabajo,  su novia la morocha estaba sentada en la puerta del departamento, había llegado de sorpresa a visitarlo, la alegría fue tan grande que ambos de abrazaron en el pórtico casi hasta la noche.

Gustavo necesitaba estar con ella, por eso a los días, paseando por el Downtown de Miami y casi sin pensar, entraron a la corte del distrito y se casaron, el trámite fue corto, después de pagar el arancel de matrimonio, dieron el sí ante el escribano a través de una ventanilla, luego pidió unas mini vacaciones en su trabajo para finales de febrero y se fue con la morocha a Disney a disfrutar una semana completa, la luna de miel.

Parecían dos niños, se subieron a todas las diversiones, a la gran calesita y también por supuesto a la montaña rusa más grande. Pero todo lo bueno tiene un final y la morocha tuvo que regresar a Mendoza, después de casi dos meses en Miami,  sus estudios y trabajo no podían postergarse.

Gustavo resignado pero feliz, llegó del aeropuerto de despedirse y se encerró en su departamento otra vez,  la rutina no permitía más vacaciones.

Los días pasaron y la morocha tuvo que ir en Mendoza varias veces al médico, un malestar estaba en aumento y las sospechas al viaje en avión y a la altura habían sido descartadas. Los análisis darían una buena noticia pero también una mala, la morocha estaba embarazada de Gustavo pero la situación se había complicado gravemente por el efecto de las montañas rusas, no en vano están las advertencias a la entrada de cada peligrosa atracción en Disney, lo lamentable fue que ninguno de los dos sabía que ella estaba embarazada de pocas semanas para haber podido tomar los recaudos necesarios.

Los médicos del hospital Italiano de Mendoza eran pesimistas, solo un milagro salvaría al bebé en gestación,  un milagro y un reposo más  que absoluto para ser más preciso. Los días pasaron, Gustavo en Miami ya estaba al tanto de la situación y todos los días pensaba y rezaba por el bienestar de la morocha y el bebé.

¡¡¡¡Una Nena!!!! La noticia fue recibida con mucha alegría y expectativa. Los análisis comenzaron a ser alentadores y la morocha, como buena católica, le hizo una promesa a la Virgen de Guadalupe, le pidió por sobre todo por la salud de la bebé y que si todo salía bien, le pondrían de nombre Guadalupe a la bebita.

Algunos meses pasaron y la morocha y la bebé en su pancita ya estaban en condiciones de viajar para reencontrarse con Gustavo, llegaron al aeropuerto de Miami,  la morocha con pancita de 7 meses de gestación y la ilusión y el desafío de empezar a formar una familia.

En noviembre nació Guadalupe en el hospital Jackson Memorial de Miami, un 4 de noviembre del 2002, después de innumerables problemas gracias a Dios todos resueltos.

Guadalupe celebra hoy sus 18 años de vida, es muy bella, inteligente y dentro de meses comienza la universidad, sus padres hicieron hasta lo imposible para verla nacer saludable, alegre y soñadora, aunque no olvidemos a la Virgen de Guadalupe, que escuchó los ruegos de la morocha y concedió ése bello y esperado milagro.

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