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Florencia, la inútil Florencia

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El 2016 se nos va y es difícil por inercia no analizar todo lo ¿logrado? en el año. Pienso que vivimos tiempos complicados pero si nos detenemos un instante a reflexionar nos daremos cuenta que, realmente, desde que tenemos 15 años que la mano viene un poco torcida. Las cosas se han ido dificultando.

El año pasado cambiamos de presidente y de línea política después de mucho tiempo y lamentablemente me siento más pobre. Cuando pasa el camión de los residuos en vez de pasarles las bolsas le pedimos que nos bajen tres o cuatro. En mi habitación duermo con siete hermanos, dos sobrinos y un tío, dormimos tan apretados que todos soñamos lo mismo. A mitad de año salí campeón de un torneo de fútbol en La Cieneguita, en Las Heras, para festejar nos tomamos el privilegio de comer a la carta, el arquero sacó la carta más alta y fue el único que almorzó.

Sin embargo, cuando me siento mal, cuando me doy cuenta que no estoy en mi mejor momento pero que puedo llegar a estar peor recuerdo a Florencia, mi amiga, la inútil Florencia.

Es que en la vida hay muchas cosas inútiles, por ejemplo: el ancla inflable, los cargadores de batería a batería, los carteles de neón que dicen “puerta secreta”, el trasplante de apéndice, los martillos de goma, creer en Dios, rescatar al soldado Brian, gastar en Coca Cola si vas a tomar un 1882, el cubo mágico de un solo color.

Por otro lado, también hay promesas inútiles, por ejemplo: director técnico de la Lepra que promete que sacará campeón o que al menos salvará del descenso al equipo, “mamá, nunca más me voy a poner en pedo”, “es una carrera con amplia salida laboral”, “mi amor, de veritas que no sé por qué Leo Fútbol me manda mensajes hot”, “el año que viene me recibo”.

Además, hay datos irrelevantes de la vida cotidiana: ¿sabías que los cocodrilos no pueden sacar la lengua?, ¿sabías que los pececitos dorados tienen una memoria de tan sólo 3 segundos?, que hay más gallinas en el mundo que personas…pero hoy no les quiero contar eso, esta es la historia de una joven, una joven muy inútil.

Florencia tiene 21 años recién cumplidos, desde que nació hasta los 15 años no hizo nada productivo. Bueno, ahora tampoco, pero ahora es consciente de su “improductivides”. Es hija de extranjeros, hija de un padre italiano, hija de una madre cubana. Siempre recuerda cuando él le decía:

– “Figlia mia, quando tu erai piccola, sempre íbamo a la piazza Venecia con Don Pascual e cucábamos al tute baco lo árbole. En la piazza Venecia. Cherca di casa”.

(En realidad se refería al Parque General San Martín.)

– “¡Eco! El parque San Martine. E mirábamo el Coliseo”.

(El Estadio Malvinas Argentinas)

– “Eco. Lo tombino anno rotto tutto il Estadio”.

La mamá de Florencia también intentaba darle consejos a su hija, al darse cuenta que ya tenía 21 años y seguía en una profunda etapa improductiva le dijo:

– Hija mía, en mi querido país no se acepta la holgazanería, es por eso que hasta los niños trabajan y tu debes hacerlo para progresar. Ya que decidiste no aprender a leer, no aprender a contar, no aprender a tener un pensamiento político que sea corriente a los procesos económicos de los nuevos tiempos que vuelan para no correr, vos que solo aprendiste a no aprender…te recomiendo que busques un trabajo.

Ella tenía razón, Florencia no sabía hacer nada, lo único que sabía hacer bien es respirar. Bha, ni eso, Florencia es asmática. A pesar de todas las contras salió a buscar trabajo, imprimió un CV algo exagerado y salió a buscar la oportunidad que le cambiaría la vida.

Esa oportunidad no la encontró en el primer intento pero la contrataron de telemarketer porque hasta el más inútil puede trabajar de eso. Su objetivo era el de vender un combo de llamadas ilimitadas, más Internet, más dos lapiceras, dos chicles con poco uso, un frasco con aire argentino, un Nokia 1100 a un precio muy accesible. La propuesta era de ensueño, casi parecía un contrato con Travel Rock.

Lamentablemente nuestra querida Florencia hablaba mucho con los clientes, pero no lograba ninguna venta. Su jefe (dos años más que ella, tontín como todo líder de ventas) decidió sacarle el trabajo, ya que había realizado la no venta más larga de la historia… obteniendo el despido más corto de la historia.

Luego se le ocurrió trabajar para El Mendolotudo, pero a pesar de ser tan inútil se dio cuenta que los conceptos “trabajar” y “El Mendolotudo” jamás irán de la mano.

Triste, decepcionada, Florencia, la inútil Florencia, comenzó a recordar las vivencias inútiles que sufrió a lo largo de su vida.

Una vez chateó cinco horas seguidas con el microondas. Una noche llegó a la conclusión de que en Irak no pierden el tiempo haciendo amenazas de bomba. Una tarde quiso bañar a su pececito…todavía no encuentra la forma de cómo hacerlo. En otra oportunidad, estaba viendo “Hola Susana” y la llamo Susana Giménez pero prefirió no contestar porque estaba viendo televisión. Además, le gustaba jugar al solitario y aunque hacía trampas igual perdía. También se dio cuenta que cuando le falla Internet le pasan cosas que no tienen ninguna conexión.

Sin embargo, estamos en un país de oportunidades. Donde el 10 de Boca renunció a millones para dejar la Juventus…pero se va a jugar a un club Chino con un sueldo exorbitante después de fracasar en la Copa Libertadores. Donde cuando vas a hacer un trámite a Anses o al Pami, los encargados de atenderte están pelotudeando con el celular y quizás hasta estén poniendo like a las injusticias de la vida. Donde el cantante de El Otro Yo es detenido por abuso y/o corrupción de menores pero quizás pueda salir libre al expresar que “No fui yo, quizás fue El Otro yo quien cometió el ilícito”.

Tenemos por delante un largo año, bha, no creo que dure más de 365 días en realidad. Pero tenemos una nueva oportunidad para cambiar, para mejorar, para superarnos. Mi amiga Florencia quizás encuentre un trabajo decente, digno, bien pago. Quizás vos también lo encuentres. Tenemos un año donde Huracán Las Heras jugará el Federal A y, sinceramente amigos, para mí ya será un gran año.

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