/Habemus Papalotudo: en búsqueda del santo pontífice

Habemus Papalotudo: en búsqueda del santo pontífice

Sinceramente nos importa tres belines si les pinta o no, somos cuatro borrachos bravos, integrantes del staff, un tanto brillantes, o al menos, a esta hora, nosotros nos sentimos así. 

Una vez comenzado el cónclave, empezaron los cuestionamientos y las intrigas… y con ello… Las dudas ¡Su puta madre! ¡Ninguno del staff califica! Si lo elegimos a Bomur seríamos muy chupa pernos, Conep es demasiado raro… Don Rata es muy gato, Fernet Basualdo, no da el piné… entonces, como verán, estamos ante un difícil predicamento.

Decidimos dejar de pensar durante un rato y tratar de buscar las respuestas en la mismísima sangre de Cristo. Pero lamentablemente solo encontramos las ganas de seguir tomando y nos alejamos de nuestras obligaciones. Fue entonces cuando Tarantinto paró la pelota y nos dejo en claro que nadie seguiría chupando hasta que no saliera el nuevo Papalotudo. Difícil fue parar al Gurkha, pero por suerte estaba Bairoleto para calmar los ánimos. 

Hicimos todos lo que pudimos: jugamos al desparejo, escribimos nombres en un papelito y lo metimos en un sombrero…pero nada servía, salían nombres de cada personaje que no merecía semejante título.

Entonces de repente todo fue muy claro, no se sí fue el vino, o si fue una luz divina. Pero la imagen era clara, el Papalotudo no era una sola persona, el Papalotudo era una metamorfosis y se estaba gestando en este mismo momento.

El cónclave comenzó a tomar forma en un personaje que nadie tenía en cuenta. Era quizás la resurrección lo que lo acercaba a la posición divina o quizás su misticismo. La noche se tornó fría, casi mitológica. En medio del cónclave, el Gurkha tenía la pócima necesaria para iluminarnos. 

El nombre del Papalotudo circulaba entre rumores, pocos se animaban a nombrarlo, pero todos lo tenían en la mente. Quienes lo conocen, saben que el destino de nuestra particular “Iglesia” estaba en sus manos desde años atrás, simplemente nadie se animaba a decirlo. El humo blanco surgió por la chimenea y no era Diem quien había prendido la fogata… y pensar que Fascf era papable.

Todos sabían que el verdadero Papalotudo debería ser encontrado en las postrimerías del Infierno… Pero nadie tenía el coraje suficiente para buscar en las puertas del Averno… Su nombre nos recordaba esos momentos de furia del Mendolotudo, otros suspiraban rememorando sus viejas hazañas. Pero la verdad estaba cada vez más cerca.

El ambiente se tornaba filoso, las paredes parecían achicarse,  el aire viciado empezaba a escasear… El Gurkha comenzó a mezclar las pócimas secretas, mientras Cuentin desculaba sus libros eternos y buscaba los conjuros de resurrección, en tanto que Diem burilaba unas letras exquisitas que darían pie a la vuelta del elegido. 

El cielo comenzó a cerrarse, un viento frío recorrió nuestras entrañas, estábamos al borde de conocer al próximo Papalotudo! Su espíritu nos invadió por momentos, y mientras nos mirábamos con caras de espanto, Bairoletto comenzó a hablar en idiomas desconocidos, todos observábamos la escena con un terror ilusorio, de momentos reconocíamos alguna de sus frases, sus ojos estaban cambiados, recordábamos cierta familiaridad en su trato… De repente todo se tornó claro… Era Él… Nuevos aires de cambio volverían al Mendolotudo…

La misión estaba planteada, cada uno de nosotros debería aportar sus especiales conocimientos y habilidades para traerlo de vuelta…

Nadie tenía las agallas para tamaña tarea. Cuentin se excusó aduciendo que tenía que viajar a Buenos Aires con su familia. Diem tuvo que dimitir escudándose en que tenía que publicar al otro día. Bairoletto seguía poseído por el espíritu del elegido. Así que como no quedaba otra opción y El Gurkha estaba al pedo, fue él, el designado para ir en busca del próximo Papalotudo.

Así qué con los libros y consejos de Cuentin, los poemas de resurrección de Diem y los amuletos de Bairoletto, El Gurkha salió en el viaje más inesperado. En busca del humo blanco, en el lugar más negro…y tanto ustedes que leen como nosotros que escribimos, nos quedamos pensando ¿Logrará este horda de golfos gordos, que toman mas fernet que Coca Cola y que la ponen tupido gracias a Becquer, resucitar al Elegido?… Continuara…

El año pasado escribíamos:
De morir me voy a morir seguro