/Incursionando en el terreno del «beso negro»

Incursionando en el terreno del «beso negro»

…Tome en mis manos su durazno imperfecto.

En su centro estaba el punto más escondido,

ese punto de placer oscuro

que genera éxtasis y gemidos de los más calientes y suaves

que mi lengua podía expresarle…

 

Año 2007…

La prima de una amiga que tenia mi primo, que resultó ser vecina mía, estaba de novia. Él pisaba los 20, ella solo tenía 17.

“-Nos acostamos a dormir la siesta, en su casa, por que sus viejos no estaban. Empecé a hacerle unos mimos en la espalda, así tipo masajes, ¿viste?

El estaba boca abajo, acostado; y yo sentada sobre su cola. Mimo va… mimo viene…  acerqué mi cara a su piel. Unos besos en la nuca, otros en el hombro…  en el otro.

Empecé a hacer rodar mis besos por su columna… hacia abajo. Me encantaba sentir como se erizaba con mis besos. Lo vi… redondo. Típico culo de jugador de fútbol, bien parado. Y me tentó.”

Le separé los cachetes de la cola, lo miré; sentía curiosidad… no había nada raro… era un orificio de piel que se fruncía, y me pedía que lo probara.

Pase  mi lengua despacio.  Al principio le dio vergüenza, pero le dije:” estamos juntos en esta, somos chicos, tenemos que probarlo todo…” y se relajó. No se por qué razón me llamaba tanto la atención.

Pasaba mi lengua bien húmeda y tibia por todos lados. Lo saboreaba y podía darme cuenta que aunque le costaba reconocerlo le encantaba. Lo hice hasta quedar satisfecha, ese el placer que yo buscaba, quería que sintiera cosas nuevas, que las probara conmigo… eso que a nadie más le iba a pedir. Quería que se acordara de mí, como un recuerdo de su adolescencia, para toda la vida.”

Año 2008

Misma chica. 18 y 19 años.

“-Estaba intentando darme sexo oral.

-¿Por qué hablas así? ¿Sos Rampolla? Jajaja

-¡Bueno tarada!, me la estaba chupando, ¡pero lo estaba haciendo mal! Pensaba mas en decirle que no me gustaba, que en disfrutarlo, así que dije: chau, vamos a jugar. Total ya lo había hecho antes y a mi ex le gustó.

Estábamos en la cama de él. Le pedí que se acostara boca abajo. Ese sí era redondo… ¿viste que hay algunos que se medio estiran para abajo, como apretados? Bueno, este no. Este estaba, redondo y relajado…

Me dijo: “¡ni se te ocurra!”

Y yo le dije: tranquilo, te va a gustar…

Por segunda vez mi boca iba a probar otro cuerpo, lo más privado y secreto.  Eso que no se da por que si… sobre todo en un hombre. Lo besé entero, su cola, algunos mordiscos, muchas caricias, le pedía que levantara un poco la cola para poder agarrarle la pija, y sentir lo dura que estaba…incluso  más que en otras ocasiones

Mojé mi dedo índice… (No sabía de estas cosas, y fue el único dedo que se me ocurrió), y empecé a acariciarlo despacito… y pregunte con voz de caperucita roja: ¿puedo?

-Sos terrible, me contestó;  y lo interpreté como un si.

Muy despacio, y como si todo eso fuera mío, empecé a meterlo… y lo sacaba… lo volvía a mojar, lo metía un poco más, y lo volvía a sacar. Yo le iba diciendo que después él me tenía que hacer lo mismo, exactamente igual…

Jamás lo dejé. Mi cola era solo mía. “

Año 2009

La misma chica… otro chongo. Ella 19, el 20.

“-Le saqué la remera, lo puse contra la pared, y con los besos mas calientes, de lenguas tibias, esos besos que te hacen desear todo y más, bajé por su cuello.

Empecé a desprender el cinturón, chau botón, bajé el cierre, y con una sonrisa de golosa, la agarré fuerte del tronco.

Me arrodillé adelante suyo, y el instintivamente puso sus manos en mi cabeza. Se la chupaba como si fuera la última pija que iba a probar en toda mi vida. Saboreándola, pasaba mi lengua por todo lo que me entrara en la boca…Y la metía bien al fondo hasta lagrimear y volverla a sacar.

Cada vez que yo me ahogaba, el levantaba las manos y las ponía detrás de su nuca. Pero yo quería sentir la presión, así que  bajé un poco más su pantalón de jean, y lo agarre del culo, para llevarme ese pedazo de carne, sublime trozo de placer, hasta topar con mi garganta. Con la mano izquierda le agarré la pija y la levanté para poder acariciar esos bellos y grandes huevos con la lengua, bajé mi cara, los corrí un poco mas y lamí justo donde ellos nacen; mientras mis dedos de la mano derecha, apretaban ese cachete de culo, y lo acercaba cada vez más para darle todo el placer posible. Ahí me di cuenta… quería probarlo más allá.

Fuimos al sillón. Ya era mi tercer beso negro. Conocía reacciones y posibles respuestas, no me iba a decir que no. Le agarré la mano y me llevé uno de sus dedos a la boca, se lo chupé, bien deseosamente… (Un dedo bien, pero bien chupado, provoca las más primitivas sensaciones en un hombre…) y lo puse en mi cola,  volvía a mojar el dedo, y lo dejaba ahí… que sintiera como me latía el orto, de lo excitaba que estaba, le manejaba la mano de manera tal que hiciera pequeños círculos con el dedo y a la vez hiciera un poco de presión.

-“¿la queres? Le pregunté.

– “¿enserio me decís?, ¡por su puesto que la quiero!

-“bueno… primero yo, le dije. Al principio no le gustó la idea, pero el premio era más que significante.

No solo lo besé como la última vez que lo había hecho, sino que esta vez quería más.

Empecé a mojarme el dedo y lo empecé a acariciar, y empecé a empujar para adentro

-Hey! Dijo con un tono de desconformidad.

-shhh, ¿la queres o no?

-(silencio)

– bueno entonces callate y disfruta.

Mi dedo empezó a explorarlo, ¡Que placer! ¡Que morbo me daba esa situación! Lo sacaba y lo metía muy despacio, su dolor o molestia era cuando entraba, y su clímax, cada vez que intentaba sacarlo. Yo suponía que en mí, debía sentirse igual, pues hasta el momento, nadie me lo había hecho.

El había probado algo nuevo, y yo había llegado un poco más allá, pero no le di la cola. Mi cola era solo mía.

Paso el tiempo… la nena había crecido, y con los años esas prácticas se vuelven más tabú…” De esas cosas no se habla”, “esas cosas no se hacen”… “Eso es de putos, yo soy un macho”… En fin, excusas de quienes tienen miedo de que les quede gustando y no tengan la confianza con su pareja para pedirlo, onda: “gorda, ¿me haces el colibrí?” o “gorda, pinta anilingüs con heladito esta noche?

Pero como varios saben, todo vuelve… y algún día le iba a tocar a ella.

Ella 25, él 32.

“-Me giró violentamente y  me coloco sobre la mesa de la barra. Su sola mirada azul me doblegaba y quedaba a su entera disposición.

Se agachó y dejó su cara a la altura de mi cola, la agarró con sus dos manos, corrió la bombacha,  me abrió la cola y pasó su lengua, tibia, suave… ejerciendo presión.

¡Dioos! Que rico se sentía  eso, que increíble, quería que se quedara ahí toda la noche.

Era estremecedor.  Me empapaba toda la bombacha que aún no me sacaba, y el orto hacía piquito pidiendo más…

Me recostó sobre una mesa, quedando mucho más cómoda. Estiré la mano y tanteé a  ver qué había para mí…

Me quedé quieta un segundo.

Abrí los ojos como plato. Eso no iba entrar ni en pedo, ni siquiera por la calle asfaltada…

“-Shhhh, no anticipes.” Me dijo, “-todavía no se para.”

…Continuará.