Fernando estaba recostado en su sillón comiendo una milanesa, cuando de repente recibe una llamada de la productora de Canal 9, se trataba de Diego quien le informaba que debía transmitir un hecho urgente:  se trataba de un hombre mayor de edad que se equivocó de pastilla y al otro día, aparece en la Matrix.

Luego de cubrir esa emocionante noticia, Fernando vuelve a la rutina, sin saber que en cinco minutos su carrera periodística iba a cambiar para siempre. Al llegar a su casa, se dispone a terminar la milanesa que había dejado abandonada en el sillón, pero un llamado interrumpe su accionar. Hidalgo atiende el teléfono, algo perplejo y le informan que por su excelente labor periodística hasta el día de la fecha, le entregarían un chocolate gigante. Se trataba de la entidad PSADP (Premios Sorpresa al Desempeño Profesional) quien quería premiarlo por haber transmitido su noticia número cuatro mil doscientos treinta y nueve de una manera impecable.

Entre llantos y conmociones el conocido periodista declaró “nunca pensé que el dicho fuese literal, al refrán lo escuche de chiquito mientras estaba cenando en la casa de mi abuela y desde ese día supe que lo mío era el periodismo”

Cerca de las cuatro de la tarde un hombre vestido con traje violeta y una gran bolsa dorada toca el timbre de la casa de Fernando, el chocolate había llegado.

Se trataba de un envoltorio brillante con unas letras en relieve que decían el nombre del ganador.

Los vecinos de Hidalgo cuentan que nunca se lo había visto tan emocionado, nosotros pudimos comprobar esto luego de escuchar el siguiente testimonio: “Ya mandé a hacer una heladera gigante para meter ahí mi premio, esto no pasa todos los días” exclama mientras abraza su barra de chocolate gigante.