/La primera venida del Gauchi Turro

La primera venida del Gauchi Turro

Cansado de una vida de fracasos, de libros no vendidos, de imágenes editadas nunca comentadas y enterradas en el olvido, de comentarios y caritas de minas pero de menos polvo que el palacio de la reina de Inglaterra, tome mi mascara, un par de camisas, un sombrero, la vocación de aventurero, seis consejos, una foto, mil recuerdos, y me fui, pocas cosas en la mochila, muchas en mi cabeza, la de arriba por supuesto, y una mezcla de adrenalina y melancolía en mi corazón.

Era una nueva vida, un nuevo sol salía en mis días, una nueva oportunidad de ser alguien, esa oportunidad que el Facebook me quitó.

Mi sueño, llegar al menos a ser como Don Rata, del cual compre su poster en deremates.com y estaba a la altura de Jean Claude Van Damme en mi libro de ejemplos a seguir, desde luego a Van Damme lo descarté porque nunca sería capaz de abrir las piernas como este, también descarté a Fernet Basualdo debido a mi tema de lampiñez.

Regreso a mi despedida, mi perro el Terry, mi gato Ñato y mi oveja Doli, los iba a extrañar a horrores, un beso, un te quiero, una sonrisa y una flor a cada uno y partí.

Salí al Norte y pronto el Este me sorprendió a mi derecha, el Sur me despedía por la espalda y al Oeste no lo vi en aquella despedida.

Caminé y caminé, el sol me acompañó mientras duró el día, en las noches me tiraba a descansar.

Días y noches, noche y días, siesteros y mañaneros, tandas y tandas de madrugadores, mi destino parecía haberse fugado muy lejos de aquí, mi cara agrietada por el frio, mis pies caldeados del calor, mis manos peludas…

Una madrugada me desperté gritando, Dóndes estás futuroooooooo!!! El silencio posterior fue tenebroso, un segundo después e inundando mis oídos, mas silencio, y acompañado del mismo y allá a lo lejos una especie de sonido de ultratumba, mezcla de Lita de Lazzari y Mostaza Merlo, una voz seca que me contestaba, Dejá de gritar pelotudo, son las cuatro de la mañana!! Mi alma saltó de julepe, literalmente me cague en las patas, se suponía que nadie existía a la redonda, pero al parecer estaba llegando a la civilización, así que mi alma nuevamente saltó, pero esta vez de regocijo…Perdón cumpa!! Fue mi contestación hacia aquel madrugador exaltado, el que al momento me tiró, en tono muy educado, Andá a la puta que te parió!!

Salte, nuevamente de mi improvisada cama con cueros y pellones, guarde los utensilios en la mochila, la máscara, las pinturitas, las revistas Hombre, la vaselina liquida y la vela, coloque la mochila en mi espalda y con la Cruz del Sur por delante, a paso firme emprendí la marcha.

Al llegar a aquel maravilloso pueblo, lo familiar me invadió, de repente sentí que estaba hecho a mi medida, que yo era tanto de él, como él de mí. Un chico con guardapolvo blanco y ojos llenos de alegría y entusiasmo me miraban desde lejos, y de a poco se acercaban a mí. Frente a frente su rostro se me hacía familiar, este con extrema picardía me dijo, Pero don Anto, no era que se iba ayer del pueblo usted? A lo cual luego de destrabar mi mandíbula en forma manual y correr detrás del niño le digo, Pibe, que día es hoy? Dónde estoy? River sigue en la B? El Gurkha es gay?

El menor atónito me contesta, hoy el seis de Junio, son las siete de la mañana, está en Conchisumare, su pueblo natal, River como va se queda a vivir en la B, y lo El Gurkha no es gay, el gay es el chico con el que está saliendo?

Mi reacción inmediata fue, Apa che!! El chico se fue por mi espalda, en mi frente tenia nuevamente a mi pueblo, algo había salido mal, las andanzas solo habían sucedido en una noche? Había caminado en círculos? Había hecho todo lo correcto para no perderme. Seguí los consejos de mi abuelo quien me enseñó a orientarme a través de la jarilla, indicándome que la parte más tierna de la hoja daba al Este y la con pelusa al opuesto, yo llevaba en mi bolso esa rama de jarilla pero no había funcionado. Méndigos viejos de antes!!

Me fui a ver a doña Celestina, esa vieja lo sabía todo, era como una bisagra, sino estaba en la puerta estaba en la ventana, ella era la peluquera de Conchisumare, no es que cortaba el pelo sino que su apodo era porque emulando a un coiffeur hablaba siempre por atrás.

Siéntese mijo, me dijo la vieja con un tono maternal y una mirada analizadora. Mire doña, se la voy a hacer corta, quiero nuevos rumbos, buscar mi verdadera identidad, no sé quién soy, no lo seeeeeeeé, noooooo!!! Bueno cálmese hijo, me dijo doña Cele, con voz de vieja, ya que tenía 83 años y mas olor a cajón que a manzanas.

La abuela me preparó un té de carqueja con sopaipillas, se sentó frente a mí y con voz comprensiva me dijo, Sabía que vendrías, el oráculo nunca se equivoca. El ora qué? Le pregunto. Culo! Me responde.

Yo tengo el gran secreto milenario para que encuentres tu identidad. Pero como un gran poder exige una gran responsabilidad. Un gran secreto exige una buena retribución, me dijo, mientras me guiñaba su ojo bueno. No sé a qué se refiere, le dije, y ella me contestó si quieres que te diga el secreto tienes que entrarme como sordo a la matraca, es la única forma de obtener el secreto.

En fin, el secreto era que debía tomarme el colectivo número 31 y contar hasta mil, una vez allí bajarme y abrir un sobre cerrado que había dado mi queridísima Celestinita.

Partí a paso largo y desparejo hacia la ruta, las palabras me habían dejado como poto en el agua, anonadado!! Pero lo que más me había sorprendido eran las cosas que pueden hacer unas encías peladas.

Llegue a la ruta, allí había un hombre parado al costado de una tranquera, y a lo lejos le grito, Oiga cumpita, donde pasa el 31? Este me responde con una gran sonrisa, El 31 con la familia y el primero me voy a un camping. Seguido de esta poco acertada contestación diviso a lo lejos un colectivo, le hago señas, invadido por la emoción, se para, subo y le pregunto al chofer, este el 31? Y a vos que te parece? si un colectivo tiene el tres y el uno en la puerta pibe, es el 14? Avísame porque si es así me confundí de recorrido. Me contestó el chofer con cara de no tener ganas de entablar una amistad. Le pagué, me fui al fondo y comencé a contar.

Todo era campo a mis costados, lo único que sabía es que Conchisumare habían quedado atrás, y con el mis recuerdos y toda una vida de exitosos fracasos.

Novecientos noventa y ocho, novecientos noventa y nueve, y le digo al chofer, Mil, mil, aquí es mil, pare por favor!! Con el humor que lo caracterizaba el chofer murmuró, que tipo pelotudo. Y me abrió la puerta. Doña Cele no solo era buena en la cama, también era buena en los cálculos, el colectivo me dejó frente a un cartel que rezaba “Bienvenidos a La Concha de la Lora” y más abajo “Pocha te amo culiá”!!

El pueblo se disponía a recibirme con sus aires frescos, mas no me sentía diferente, reflexioné y dije, hice bien? Cubrí mi rostro con mis manos y se senté en una piedra a la entrada del pueblo, justo en ese momento una nube en el cielo parecía tener la cara de Celestina, y una voz que no se bien de donde salía, me recordaron las palabras de la viejota “cuando bajes del colectivo abrí el sobre…ahora que sabes el secreto, me hechas otro?”

Fue algo indescriptible, algo único, ahora siento lo que vivió Supermán la primera vez que se puso los calzoncillos sobre la calza azul, dentro de ese sobre de papel madera de color marrón, encontré una boina, algo insignificante en mis manos, pero cuando la coloqué en mi cabeza, de arriba, mi garganta sufrió un cambio, una electricidad que me hizo sentir  Optimus Prime convirtiéndose en Camión, mis rimas afloraban como mate frio en mis intestinos, mis orientaciones sexuales seguían intactas pero algo en mí había cambiado.

Apreté cachete y me metí en la taberna del negro Viola, empuje la puesta estilo Ned Kelly, la misma era vaivén, pero esta vez esquivé el golpe, tirándome hacia atrás, sostenido de mis pantorrillas, e ingrese hasta la barra, mi boca se abrió y mi historia comenzó al decir…

“De lejos te vi venir,

Te conocí en el galope,

Tenías la cara negra

Como sería el Ocote”

El negro Viola se quedó pálido, con una voz apagada y casi susurrando me dijo, Eres, eres el Gaucho Martín Fierro?

No guachín… has correr la voz que al pueblo ha llegado y para quedarse ¡EL GAUCHI TURRO!

Escrito por Antonymus Contreras para la sección:

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